Reescribiendo Nuestras Palabras

Capítulo 4

AXEL

Hace 17 años

Esto apesta.

Puedo escuchar la alegre conversación de mis padres con los Jones lo que hace que solo me moleste más. Ellos se están divirtiendo mientras yo estoy muerto de aburrimiento. Desearía haberme quedado en casa. Probablemente ahora estaría con Henry, mi amigo, jugando con su nueva consola.

Otra ronda de risas se escucha así que decido levantarme para alejarme de su felicidad.

— ¡No te alejes mucho, cariño! — volteo a verla y ella me hace un gesto con sus dedos que significa que me estará observando.

Mamá es rara.

Sin embargo, asiento y sigo con mi camino.

Desde que tengo memoria, cada año venimos por todo un fin de semana a la casa de playa de los Jones. Normalmente no sería un problema porque me gusta la playa y tengo a Kara como compañía, pero esta por alguna razón estaba molesta conmigo y se había ido con un par de niñas que también cada año venía con sus padres.

Así que ahora yo estaba solo y aburrido en esta gran playa.

Me paro en la orilla y me quedo mirando el mar pensando que puedo hacer para dejar de morirme de aburrimiento.

— ¡No es cierto!

Mi cabeza gira al escuchar la chillona voz que conozco muy bien y se que le pertenece a Kara.

Se encuentra junto a sus nuevas amigas también en la orilla. El rostro de mi amiga se encuentra rojo como un tomate mientras que las otras la miran, sin embargo eso no lo es que me llama la atención es la libreta lila que las otras niñas llevan en su mano.

Su diario.

Había llevado esa cosa consigo todo el maldito año y sé por la forma en que me sermoneo cuando intente leerlo que era algo importante para ella. Casi me hace recordar a las zapatillas de ballet que llevo el año pasado a la escuela por meses, Henry, Callie, Hanna y yo tuvimos que defenderla de los chicos que se burlaban de ella.

— Pero si eso dice aquí. No mientas.

— Devuélvemelo, Carly.

— No. — sonríe y sé que esa sonrisa solo es problemas para mi amiga. —Quiero seguir leyéndolo.

Lentamente empiezo a acercarme a ellas para ayudar a Kara si es necesario.

— Carly dame mi diario, por favor.

No creo que un por favor vaya a solucionar algo, pero supongo que sin importar qué Kara no pierde sus modales.

— ¿O si no qué?

— Nada. Solo devuélveme mi diario. — para este momento su pequeño rostro refleja frustración. Estoy seguro que si Hanna estuviera aquí ya la hubiera empujado y tomado el diario, pero es Kara de quien hablamos. La niña que no puede ver una película sin llorar.

— Carly, basta. Solo devuélvele su cuaderno. — dice la otra niña mientras me mira nerviosamente. Carly, sin embargo, no le hace caso en lo absoluto y abre el diario. — Carly.

Es en ese momento en el que el desastre comienza.

Sorprendido veo como Kara prácticamente se abalanza hacia la otra niña por su diario y logra tomarlo, pero no del todo. Ambas empiezan a jalar el frágil cuaderno. La niña llamada Carly lleva una obvia ventaja. Es más alta y más fuerte, mientras que Kara es pequeña, delgada y sin un hueso violento en todo su cuerpo.

Por eso me acerco rápidamente a ellas para detener su forcejeo y evitar que Kara sea lastimada.

No importa si está molesta conmigo, no puedo permitir que la lastimen.

— ¡Carly, detente!

— ¡Oye!

Gritamos al mismo tiempo, pero es demasiado tarde porque sin previo aviso Carly empuja a Kara y suelta el diario lo que causa que tanto como la pequeña rubia y el cuaderno caigan en el agua.

Corro hacia ella.

— ¡Kara! — me arrodillo y compruebo que no se hizo daño al caer. Cuando veo que todo está bien tomo su mano y la insto a pararse, pero ella solo aprieta mis dedos. Veo su rostro, sus ojos están inundados en lágrimas y muerde su labio. Jalo su mano. — Está bien, princesa. Vamonos.

Esta vez cuando tiro de ella sí se levanta.

— ¡Cariño!—Wyatt Jones llega y la jala hacia él abrazándola. Suelto su mano. — ¿Qué sucedió?

— La estaban molestando.

Observa alrededor, pero no hay nadie. Las niñas salieron corriendo cuando Kara cayó.

Niñas tontas.

Suspira y carga a Kara quien ahora está llorando. Su mamá se une a los dos y frota la espalda de Kara mientras caminan hacia la casa.

Me giro hacia el mar y recojo el cuaderno lila que causó todo esto.

Lo observo por un momento y abro la primera página.

Propiedad de Kara Jones.

Advertencia: Si sigues leyendo esto, Hanna pateará tu trasero. (Atte.: Hanna)

Cierro la libreta mientras río. Regreso a casa.

Ya en la noche me encuentro frente a una puerta blanca. Miro por el pasillo antes de tocar.

— Pase.

Abro la puerta y veo a Kara echada en su mullida cama mirando el techo. Se encuentra vestida con su traje de ballet.

Una vez le pregunté cuando estaba en su casa porque llevaba puesto eso si no estaba bailando y me respondió: Me hace sentir valiente.

Me acerco a ella y le tiendo el objeto en el que he estado ocupado la mayor parte del día.

— Toma. — digo tendiéndole su diario.

Se levanta de inmediato y toma la cosa como si fuera lo más preciado del mundo. Lo abraza contra su pecho y me mira con los ojos bien abiertos.

— ¿Cómo?

Meto mis manos en mis bolsillos y me encojo de hombros sintiéndome algo cohibido con la mirada que me está dando.

— Solo puse un par de servilletas entre las hojas y esperé por horas hasta que secara.

Sonríe y se lanza hacia mí tomándome totalmente por sorpresa con su abrazo. Siento mi rostro enrojecer.

— Gracias, gracias, gracias. — palmeo su espalda. — Eres el mejor.

Se separa de mí con una tonta sonrisa en su rostro y sus enormes ojos azules brillan con lágrimas no derramadas.

— Ow no llores, Kara.




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