El secreto se esparció. Eila falló. Eila imaginó. Eila se... ¿?
— ¿Kayne?
La sorpresa fue evidente. Los hermanos se observaron entre sí y yo, no dudé en hacer lo mismo.
Cerrando los ojos, deseé estar en otra dimensión. No sabía cómo explicarle todo, mucho menos estaba preparada para soltar toda la información que, seguramente Aník, no deseaba que llegara a oído de todos.
Los que conocíamos como reflejos no se mostraron afectados, sus rostros solo demostraron una pizca de des concertación y suspiraron profundamente. Todos a la vez, como una clase de programación dentro de ellos que les obligaba a hacerlo cada cuánto.
Cerraron los ojos, sus pechos se inflaron de aire que estaba lleno de sentimientos y emociones y, en cuando terminaron, pocos segundos después, los ojos de Aník se dirigieron justo a los míos, dictando el hecho de que había consumido una parte de mí, nuevamente.
Supuse que éramos más problemas para los reflejos. Éramos una carga. Pero para mí, una oportunidad de tener más personas para ayudar, o morir en el intento.
Kayne dio unos pasos hacia atrás, tallándose los ojos, confundido y con una profunda respiración. También habían consumido de él. Pero no se le extrañó, de hecho, pareció hacérsele normal el hecho de su repentina debilidad.
— ¿Qué se supone que hacen?—preguntó mi hermano, desde la parte trasera de la camioneta.
Todos ya estábamos listos para emprender el viaje, pero su presencia lo había arruinado todo. No obstante, para los reflejos no era de gran sorpresa, no sabía sí era porque esa era su naturaleza, o porque de alguna manera ellos también hubiesen esperado su llegada.
Supe que la mirada que me dio Aník desde la parte delantera del auto fue para que lidiara yo misma con él, sabía que el secreto no debía salir de mí, nadie más debía saber, y era no solo para protegerlo a él, sino a los suyos.
Debía mantener la boca cerrada. Y en el caso de Kayne no era nada simple. Era como un loro descontrolado que solo picoteaba, escuchaba y hablaba cuando no debía. Después de todo éramos parientes.
Pero yo me acercaba a la idea de que los secretos los podía mantener por mayor tiempo.
Lo primero que pensé fue que podía ser un error, mucho después supe que no era así. Kayne sabía más de lo que creía y, todos, estábamos perdidos en las tinieblas.
— ¿Además de lidiar con tú existencia y tener buenos orgasmos? Nada que te interese, Kayne—respondió Lila, rodando los ojos.
—Largo—pedí.
No quería que él se entrometiera en algo como eso, sí yo me estaba yendo con ellos era simplemente para salvarlo, para ayudar y protegerlo de que alguien más en mi familia sufriera o fuese consumido. Lila ya era otro caso.
—Oblígame.
—Respiraré tan rápido para que se acabe tú oxígeno—amenacé, pero no sirvió, entrecerró los ojos y dejó su mentón en la parte trasera del asiento.
—Haría lo mismo y terminarías con la vida de Lila—sonrió de lado a lado, satisfecho por su respuesta.
—Sería un gran sacrificio—interrumpió ella—, valdría la pena dejar de compartir el oxígeno contigo.
—Oh, cariño, amas hacerlo.
Solté un suspiro, agotada. No nos habíamos movido.
Aník desde su puesto no había dejado de mirarme, sentí su mirada sobre mí, presionando, llenando el auto de un aire asfixiante que no me dejó tranquila, me ponía más nerviosa, incómoda por estar cerca de él, y más teniendo esa especie de mirada sobre mí.
Ese era su encanto, dar miradas que, literal y metafóricamente, podían matar.
— ¿Alguien me va a explicar lo que sucede? —volvió a preguntar mi hermano, ganándose la mirada de los reflejos—. Se están yendo de viaje y no me invitan. ¡Te estás llevando a mi hermanita, Aník! ¿Cómo debería sentirme al respecto? No era parte del trato.
“¿Trato? ¿Qué trato?”, cuestioné mentalmente, observando de hito a hito.
— ¿No te lo dijo?—alzó las cejas, en un gesto lleno de tranquilidad—. Es un paseo de despedida. Estamos de vacaciones y sí no celebramos de manera correcta lo cerca que está el fin de año, no sé cómo sobreviviríamos…
—Me siento realmente ofendido—negó, tocando su pecho, dramáticamente—. No invitarme es una falta de respeto, a nuestra amistad y a mí persona.
Los ojos grisáceos de Aník me estudiaron, luego, se giró sobre su espalda y quedó a la vista una parte de su camisa medio abierta gracias a los botones. Eso no era bueno.
Causaba eléctricos espasmos en mi cuerpo. Una red a punto de tener un corto circuito, mis labios secos y mis ojos buscando la perdición y deseo de que esos botones saltaran.
Sí, no era bueno.
—Entonces, tú lo cuidarás—Me señaló. Estaba claro que no le agradaba la idea de que fuéramos, pero no tenía opción, su educación no le permitía echarnos como perros a la calle—. No podemos retrasarnos más, vamos.
Me acomodé en mi asiento. Lila estaba a mi lado charlando con Shenie, la cual, no dudó en seguirle la plática, a diferencia de sus hermanos, era más seria, buscaba que no la molestasen y no dudaba en responder de manera directa sí algo le disgustaba, pero pese a todo eso, se notaba la sensualidad en cada movimiento que hacía, y entendí que ese era uno de sus atrapantes.
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Editado: 11.07.2020