MINA
Sentía el agua fría recorrer todo mi cuerpo y tal vez me provocaría fiebre pero eso no importaba, lo que no dejaba de dar vueltas en mi cabeza era lo que pasó en la cafetería de la escuela, las palabras de ese chico resonaban una y otra vez en mis oídos.
«Detesto a las personas como tú que por lo que son o lo que tienen desprecian a los demás»
¡Maldito! ¡Juro que me las pagará!
Nadie me había hecho quedar en ridículo de esa manera y frente a tanta gente, luego de que ese tal Miguel se fue con Jenifer de la mano todos me miraron con burla en sus ojos aunque nadie se atrevió a reír en voz alta, me sentí como nunca en mi vida, lo único que quería hacer era llorar pero de la rabia que sentía dentro de mi, es algo que detesto de mi, cada vez que siento que algo es injusto o cuando estoy muy enojada me dan ganas de llorar.
No es como que yo no supiera que lo que hice era injusto, tal vez si había sido un accidente pero yo me molesté porque había decidido usar la chaqueta azul que mi mamá me compró hace un tiempo en una tarde de chicas que no se repite muy seguido debido a su trabajo, tal vez suene infantil pero esa chaqueta hacia que yo la sintiera cerca de mi y había quedado arruinada con los fideos y el jugo que esos dos me echaron encima.
Luego de una larga ducha me seque y me puse ropa cómoda, no quería salir pues debía planear mi venganza pero mi celular sonó y por el tono supe que se trataba de Sarah.
—¿Qué pasa?— Dije sin mucho ánimo
—¿Cómo estas?— Su voz no me convenció del todo, era rara.
—¿Qué tienes? ¿Estas bien?
—Es que... Yo... Eh— Rayos, empezó a tartamudear y eso no significa nada bueno.
—Calmate, dime claramente que te pasa— Me preocupé de verdad.
—Estoy cerca del parque, venía para comprar tu helado favorito e ir a tu casa —Por eso la quiero tanto— y justo cuando iba a entrar a la heladería vi al estúpido de Derek con Valerie, pensé en enfrentarlos pero no puedo sola, por favor ven, te necesito.
—Enseguida estoy ahí— colgué.
Me cambié rápidamente, mi venganza tendría que esperar ya que mi amiga es más importante, no es que sea mala pero si se meten conmigo o con alguien a quien quiera conocen mi peor versión.
Soy la mejor, lo sé.
Al estar lista le pedí al chofer que me llevara al parque, no tardamos mucho en llegar, al estar ahí de inmediato localice a Sarah quien miraba a la nada golpeando velozmente el piso con el pie derecho, no había duda de que estaba nerviosa.
—Calmate— prácticamente le ordené
—Gracias— me abrazó.
—No me agradezcas nada, para eso estamos.
La tomé de la mano y juntas entramos, esto lo habíamos planeado justo en la mañana al terminar la primer clase, vi que mi amiga estaba triste así que le dije al oído que Derek se arrepentiría de lo que le hizo, Mindy no nos acompañó pues tenia que ir al doctor.
—Hola, ¿Nos podemos sentar?— Sin esperar respuesta nos sentamos frente a ellos, miré a Derek y su cara era todo un poema en cambio Valerie echaba chispas hasta por los codos.
—Mi amor no es lo que piensas— Derek soltó la mano de Valerie y tomó la de Sarah, mi amiga lo aparto rápidamente.
—Yo no estoy pensando nada— soltó la castaña.
—Yo te lo puedo explicar bebita— insistió él.
—Intentalo— Dije mirándolo fijamente, se que cuando miro de esa manera doy miedo y me alegré de lograr mi propósito pues él carraspeo un poco antes de hablar.
—Ella se me insinuó, yo no quería nada con ella así que la cité aquí para decirle que me deje en paz.
Miré a Valerie quien estaba roja del coraje y con los puños blancos de la fuerza con la que los apretaba, me reí internamente.
—Ah, vámonos — Sarah se puso de pie y tomó mi mano haciendo que también me pusiera de pie— Tenemos que ir al psiquiatra ya que al parecer las dos estamos locas y tenemos las mismas desagradables alucinaciones en las que te tragabas a besos con la golfa esta ayer en el cine.
Derek palideció y Valerie se burló.
—Ya te había dicho que tu novio y yo nos acostamos porque yo si le doy lo que tu no le das, ¡yo si soy una mujer de verdad!— enfatizó lo último con aires de grandeza.
—¡Una puta es lo que eres, sólo sirves para quitar la calentura de los hombres!— Gritó Sarah haciendo que la poca gente que había en el local nos volteara a ver pero eso era lo que menos importaba— y tú — miró a Derek— un pobre animal en celo que no sabe ni siquiera que hacer con su vida, terminamos.
Wow, estaba orgullosa de mi amiga.
Ella y yo estábamos por salir cuando el idiota gritó.
—¡Pues ni falta que me harás, porque como bien dijo Vale eres muy poca cosa como mujer, no sabes complacer a un hombre!— Rió.
Maldito infeliz, estaba por darme la vuelta y correr para darle una patada en la cara —Soy cinta negra en taekwondo*— pero vi que ya estaba en el piso con sangre en la nariz.