He decidido declarar mi amor que ha permanecido en silencio por tantos años. Sí, me digo, frente al espejo...es el momento que mi amiga, vecina y compañera, Claire, sepa lo que guarda mi corazón.
Respiro hondo y me miro por milésima vez en el espejo, hago una mueca, si tan solo pudiera dominar mi cabello. Como sea la pinta es lo de menos, es lo que siempre dice Claire y francamente viniendo de ella no surte el mismo efecto, ya que mi amiga es, simplemente, maravillosamente, encantadoramente... hermosa.
Miro por la ventana, para verla... ella corre las cortinas y siempre me regala su primera sonrisa de la mañana. Suena cursi, pero el amor... que es verdadero amor...es cursi.
Bajo las escaleras y mi hermana olfatea el ambiente... Alguien se bañó con el perfume de papá, dice soltando una risita odiosa. Y antes que mi mamá saliera de la cocina, yo, estoy enfrente de la casa vecina.
Toco el timbre, Claire sonríe, que ya me había visto, me agarró de la mano y subimos a su habitación, yo estaba emocionado... ella estaba más... Me habló con aire de misterio.—Tengo algo que confesarte.
Mi corazón comenzó a latir tan rápido, como un auto de carrera sin frenos, ¿será acaso que mis plegarias fueron escuchadas? —Yo también quiero confesarte algo, le dije.
Claire sonríe y muerde sus labios, pestañea y me pide ser ella quien hable primero. Yo le concedo todo, todo... todo.
Estoy enamorada, dice, quedando en silencio para ver mi reacción, luego sigue y fue cuando mi corazón prácticamente se rompió en mil pedazos, cuando me dijo que estaba de novia con el imbécil de Rubén, un cretino capitán del equipo de fútbol. Creo que Claire escuchó los cristales rotos de mi corazón, porque me miró con cierta preocupación.
—No te ves bien...
Yo fingí mi mejor sonrisa.— Es genial, le dije.
Claire sonrió ampliamente y comenzó a enumerar los muchos atributos del idiota.
Desde cuando que ustedes, están juntos, le pregunté.
Claire suspira.—Fue en las vacaciones de verano, fue el destino, creo yo... nos encontramos en una calle mientras compraba souvenirs
¿Souvenir? Repito como si fuera la conversación más importante de mi vida, a quien le importa los recuerditos de su viaje, Claire sonríe. —El atrapa sueños que conservas sobre tu cama... Rubén me ayudó a escogerlo para ti.
Se pone de pie y camina hacia la ventana, vuelve a sonreír, iluminando mi oscuridad. —Desde aquí lo puedo ver.
Yo, tontamente, puse el dichoso atrapa sueños en la cabecera de mi cama, para que ella pudiera verlo y así se diera cuenta de que todos sus actos son para mí lo más importante.
Yo finjo otra sonrisa.—No me digas.
Es tan tierno, verdad? (dice sentándose a mi lado)
—Oh, sí, muy tierno. (¿Se nota la ironía?)
Luego tratando de parecer seria, aunque no pudo fingir su sonrisa. —Es tu turno...
—¿Para qué?
—Dime de quién te enamoraste...
—¿Yo enamorado?
Dijiste que querías confesarme algo... Lucas, dime de quién te enamoraste, ¿la conozco? ¿La conociste en las vacaciones o es de la escuela?... dime que muero de la curiosidad.
Yo respiro hondo, momentos eternos mientras me voy perdiendo en su mirada. Carraspeo y le digo que al final del año me iré a vivir a otra ciudad y que mi amor secreto se irá conmigo.
Me mira con sus ojitos brillantes y me toma la mano, si supiera que sus gestos amigables queman mi corazón.
—Por qué no me habías dicho que te vas a final de año... ¿Lo decidiste ahora?, por qué?
Yo sonrío y le contesto que lo he estado pensando hace mucho...
¿Y la persona que amas?
Yo me quedo callado...
¿No le has dicho, a ella, que la amas? ¿Por qué?
Yo niego con la cabeza, no me ama, contesto volteando la mirada hacia la ventana... ella sonríe y toma mi cara con sus manos, para que la mire. —¿Quién no podría amarte?
La miro, respiro hondo, estaba decidido, era en ese momento o nunca. Pero su teléfono celular sonó, cuando vio quién llamaba sonríe y me dice en voz baja.—Es él...
Al parecer se olvidó de mí, ya que se tumbó en la cama y habló con Rubén como si yo no existiera, ni cuenta se dio que salí de su cuarto.
Esa noche caminé y caminé por el parque, odiaba todo... Incluso las parejas que pasaban por mi lado. Definitivamente, el amor es un asco.
El atrapa sueños que tantas noches miré hasta quedarme dormido, fue a parar al tarro de la basura. Al igual que mi declaración de amor.