Regalando Amor

Capítulo 8

Mi hermana Megan estaba sentada al borde de mi cama, cuando me vio, se levantó y me dio un coscorrón que aún me duele.

¡Qué te pasa, por qué me pegas!, le grito.

—Por idiota, ¿es que no te das cuenta de nada?

Yo la miro mientras me sobo la cabeza.
—De qué rayos hablas...

—Esa mujer, indicando la ventana de mi amor platónico, ella te está pidiendo a gritos que la salves de cometer el mayor error de su vida.

—No comprendo.

—Es obvio que no.

Alza una ceja. —Incluso nuestra madre lo entiende.

Yo estoy boquiabierto, ¿qué sabe mi madre?

Respirando hondo, como hermana mayor, hace que me siente a su lado.
—Que el temor al rechazo no te detenga, dice, es mejor que vivir con la duda de lo que pudiste haber hecho y no hiciste, tal vez...

—Tal vez que...

—Eso debes descubrirlo tú mismo.

—Descubrir qué...

Ella rueda los ojos y se va, antes dice que lo consulte con mi almohada.

Me quedé pensando, qué debo descubrir... mis sentimientos son claros, precisos... amo a Claire, no tengo dudas, pero... que es tan evidente a los ojos de mi hermana, Megan. 
Esa noche abracé mi almohada, pero lo único que pude es pensar en Claire.

A la mañana siguiente me levanté de golpe, recordé las palabras de Claire, me preguntó "por qué no te enamoraste de mí" Su mirada, la manera de morder sus labios...su sonrisa nerviosa... Oh, Dios, es esto solo ¿un espejismo? Su manera de provocarme, cada vez que se abalanza sobre mí. Su desinhibida personalidad al dormir casi desnuda en mi cama.

Entonces dudando si son verdaderas señales, decidí confesarle todo... después me podré ir, pero conforme con haber dicho lo que ha guardado por tanto tiempo mi corazón. No pienso en el rechazo, yo solo quiero que ella lo sepa.
La busqué, en su casa no estaba... tampoco en el parque, corrí de un lado para otro.

Recordé que nos gustaba subir a la azotea... respiro hondo por qué no lo pensé ante.

Estaba ahí, sentada, abrazando sus rodillas.

Caminé despacio y con cuidado.
—Cuando niño esto me parecía lo más fácil.

Ella me mira y esboza una sonrisa.
—Me gustaría volver a ser una niña.

—Ah, no, dije, pasar nuevamente por la adolescencia definitivamente no.

Claire ríe.

—¿Podemos bajar? Quiero decirte algo y necesito suelo firme bajo mis pies.

Fuimos al parque, yo camino con mis manos en los bolsillos medio encorvado... Claire me mira y ríe.
—Cada vez que tomas esa posición es porque algo malo hiciste.

Yo respiro hondo.
—No sé si será malo, aunque tal vez sea para mí... nunca para ti.

Me mira.
—Dilo ya.

Yo respirando lo más hondo y profundo que puedo.
—Hay algo que debí decirte hace mucho tiempo.

Ella pestañea, me mira y espera que comience con mi confesión.

—Yo... yo, te escribí una carta...

Los ojitos de Claire parecieron iluminarse, no necesita volver a ser niña, lo sigue siendo.
—Dámela, quiero leerla...es mía.

Yo suspiro, esa es una de las tantas actitudes que me hacen amarla, tan exigente y demandante con todo lo que cree es suyo.

La saqué de mi bolsillo y traté de alisarla con mis manos... Yo, respiro hondo y que el Dios del amor se apiade de mí. Se la entregué.


Momento de gran tensión, largos segundos.

—Lo que dice esta carta...

—Es mi verdad, mi mayor secreto... te amo.

Se quedó callada nuevamente.

—Por favor, le pido, di algo... Te acabo de confesar que te amo, mis sentimientos jamás han cambiado y nunca cambiarán.

Se puso de pie y caminó, me dio la espalda... estaba consternada, yo diría que incluso indignada... Luego me mira con el ceño fruncido y sentí que el último trozo de mi corazón cayó.

—¿Tanto te desagradan mis sentimientos por ti? Siempre has sido mi amor secreto, no hubo nunca nadie más.

Ella respira hondo, desvió su mirada.
—Por qué no me dijiste.

—Tenía miedo a tu rechazo, perder tu amistad... Si no me quieres ver, ni seguir siento mi amiga, yo...me iré.

—¿Irte? No te irás a ningún lado.

Yo estoy confundido.

Yo, dijo, también he sido una cobarde... puedo entenderte perfectamente.

Sigo confundido.

—Me encantaba que fueras mi mejor amigo, alguien con quien hablar de cualquier cosa, alguien en quien apoyarme y sentirme protegida. Comencé a idolatrarte, la manera en que me mirabas, tu sonrisa... y las cosas lindas que siempre hacías para hacerme sonreír. No sabía si eran figuraciones mías., pero pensarlo hizo que mi corazón latiera con fuerza y lo comprendí.

—Que quieres decirme, ¿es lo que creo que es?

—Comencé a tener sentimientos por ti... Pero nunca me diste una señal... intenté muchas cosas, al final al ver tu falta de interés, acepté salir con Rubén. Lucas, eres mi amor secreto.

Yo estoy más que boquiabierto, si pudiera me golpearía a mí mismo, por estúpido y ciego. Mi ángel tiene sentimientos románticos hacia mí.

Estaba aturdido, como si estuviera borracho de tanto amor.

Nos quedamos en silencio, sentados uno al lado del otro... sin decir nada. Rayos tanto esperar un momento así y estoy paralizado, sin saber qué hacer o decir.

¡Un momento! Le dije alzando las cejas.
—Estás comprometida con ese idiota, incluso tienes un anillo.

Claire me mira... sus mejillas están sonrojadas.
—Hace meses que terminé con Rubén y el anillo es solo una bisutería que compré. Me sonríe.—En el amor y la guerra todo se vale.

Me quedé pasmado, mi ángel es tan boba como yo. Y eso me gusta, me gusta todo de ella... fingió un noviazgo solo para que este idiota que soy yo, se diera cuenta.

Respiré hondo, me acerqué más a ella, acaricié sus mejillas y le prometí que en otra vida, no seré tan lento, que cuando la vea por primera vez no dejaré pasar ni un segundo. 
Ella me mira.
—No quiero seguir esperando otra vida., dijo agarrándome de las orejas, cerro sus ojos y entreabrió su boquita., y yo estaba sediento.



#8646 en Otros
#2636 en Relatos cortos
#14547 en Novela romántica

En el texto hay: sueños y romance

Editado: 01.07.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.