Kubrat prácticamente tuvo que arrastrar a Sarah hasta el salón privado del Laird, la hizo entrar a la fuerza mientras cerraba la puerta tras él. Una vez que supo que nadie los oiría, la abrazo con fuerza mientras ella lo golpeaba tratando de soltar su agarre
-Ya suéltame idiota –gritaba fuera de sí –ese imbécil se merece que lo arranque la cabeza
-Ya basta –le grito mirándola directo a los ojos –ese que vimos no es Ian
Aquellas palabras la dejaron muda de golpe, inclino la cabeza tratando de entender lo que él decía.
-No te entiendo –balbuceo –como que no es el
-Mira conozco a Ian hace más de diez años y ese hombre ahí –la había soltado y ahora se pasea por la habitación –no era el más bien parecía otra persona
Sarah comenzó a entender lo que el muchacho estaba queriendo decirle
-A quien –él la miro confundido –a quien te recordó
-A Ben –dijo aquel nombre como si le dejara mal sabor en la boca -el primo de Connor
-Pero como… estaba muerto ¿no? –Pregunto alerta –dime no estaba muerto
-Si el mismo Connor lo mato luego de saber las atrocidades que había hecho –mordió el labio y vio a Sarah plantarse frente a él –fue el que secuestro a Megan y quiso forzarla… además de que trato de matarlo un par de veces
-No puede ser –la mente de la chica trabajaba rápidamente pero aun no lograba sacar nada en limpio cuando los brazos de Kubrat la rodearon –y ahora que haces O´Hara
-Te abrazo que no es obvio –ella se revolvió como un gato rabioso, el borde del vestido cayó por un lado dejando a la vista un buen pedazo de piel del hombro tentando al muchacho –ya estate quieta Sarah, tu deseas esto tanto como yo
-No seas arrogante –le siseo al verse atrapada entre aquel abrazo de acero, trato de apartar de sus pensamiento las sensaciones que le causaba sentir aquellos labios recorrerle el cuello –ya suéltame debemos hablar con los demás
-Mañana –le susurro acercando su rostro al de ella –están todos durmiendo ahora
-No te atrevas a besarm-el roce de sus labios freno cualquier replica –no me hagas esto
-Solo quiero pedirte perdón –le decía mientras seguía besando suavemente aquellos labios rojos que tanto había anhelado –soy un completo idiota
-Sí que lo eres –le dijo ella devolviendo el beso, estaba cansada de fingir que no lo deseaba aquellas caricias la estaban enloqueciendo –bésame –dijo rindiéndose al mundo de sensaciones que le estaba brindando
Los labios de Kubrat cayeron sobre los Sarah rompiendo la barrera que los separaba, eran besos voraces, anhelantes, llenos de deseo. Parecían contrincantes en lugar de amantes, las manos de ambos volaban por el cuerpo del otro. El deseo comenzó a crecer entre ambos, Sarah termino encima del viejo escritorio que Alastair tenía mientras que Kubrat se acomodaba entre sus piernas subiendo la falda hasta dejar a la vista las esbeltas y largas piernas de la muchacha que se enredaron en sus caderas. Paso la lengua por los labios de la muchacha, mientras que con manos habilidosas libero la parte superior del vestido, dándole acceso a sus pechos.
Kubrat deslizaba los dedos con suavidad por la piel de Sarah arrancándoles dulces gemidos, la boca invadía sus pechos, las sensaciones la tenían rendida, Sarah no podía pensar en nada que no fuera Kubrat y sus caricias.
El fuego lo invadió de tal manera que estuvo a punto de ceder a sus instintos, pero al ver el rostro de Sarah con las mejillas encendidas y respirando entrecortada y el cabello revuelto, se detuvo era la imagen más hermosa que jamás haya visto. Tomar la decisión le llevo un instante y sin que Sarah entendiera bien lo que había sucedido lo quedo mirando.
-Que sucede –pregunto con voz entrecortada –porque no sigues
-Porque no quiero que sea así –le dijo con suavidad –te amo Sarah y no te voy a hacer mi mujer hasta que seas mi esposa
-Que… que dices –la alegría y la felicidad inundaron su pecho –pero… yo…
Puso un dedo sobre sus labios para callarla y con delicadeza comenzó a acomodar su ropa mientras que la miraba a los ojos
-Sarah Grey quieres ser mi esposa –la mirada llena de ilusión –te amo y te quiero a mi lado hoy y siempre
Las lagrimas de emoción caían sin que ella pudiera detenerlas, por primera vez en mucho tiempo ella era feliz y no quería pensar en las consecuencias de lo que iba a hacer.
-Estás seguro de lo que me pides –le pregunto con duda –te puedes arrepentir
Una sonrisa lobuna apareció en su rostro –no me puedo arrepentir –la abrazo mientras depositaba un beso mas –que dices ángel mío
-Sí, sí quiero ser tu esposa –lo abrazo con fuerza quería contarle todo pero no era el momento y aunque sintió un pellizco de remordimiento por no ser del todo sincera con él, no quería que el dejara de verla como lo hacía en ese momento- no hay nada que me gustaría más que ser tu mujer
La levanto por la cintura haciéndola girar mientras que reía con ella, la deposito en el suelo con suavidad mientras tomaba la mano con firmeza y la sacaba del castillo.
Llegaron a las caballerizas mientras que el ensillaba un caballo, mientras que lo miraba con duda
-Pero que estás haciendo –le pregunto cuando la deposito en el caballo para subirse detrás de ella
-Con lo que está sucediendo te crees que voy a permitir que algo estropee esto –le dijo mientras ponía el caballo en camino del pueblo –hoy vas a convertirte en le señora O´Hara
Camino a la salida se encontraron con tres guerreros McKenzie que gustosos los acompañaron para hacer de guardias y a la vez de testigos del enlace, Kubrat contaba con el tiempo que les llevaría llegar al pueblo para que amaneciera y encontrar al párroco del lugar.
…..
Prue cerró la puerta tras ella y sin si quiera cambiarse se acurruco en la cama, durmiéndose en segundos, fue un sueño tranquilo, lleno de paz.