Ya había perdido la noción de cuanto tenía en ese bosque, solo sabía que ya tenía más de un día ahí perdido.
Había mostrado su verdadera forma al principio, dejándolo sorprendida y a la vez confundido.
— Majestad ¿aún no logra percibir nada? — cuestionó el principe tomando un poco de agua.
— No — se limito a responder sin dejar de caminar —, pero tú no te preocupes que saldremos de aquí — Dijo saltando hasta un árbol.
Fabián corrió tratando de alcanzar al rey que salió a una velocidad inhumana, lo veía saltar de rama, en rama, buscando algo, aún no creía que el rey Alkaryo era un zorro una criatura de la noche. De niño recordaba las leyendas que contaba su viejo maestro espadachín.
"No confíes en las criaturas de la noche, tampoco creas en sus palabras en especial en los zorros son astutos tramposos y mañosos".
Esas palabras aún le hacían ruido en su interior, más después de haber descubierto el secreto del rey, bien sabía que la realeza y la monarquía en muchos reinos preferían tener su procedencia mágica oculta, por muchos años esto fue causa de rechazo. Aunque todo mundo sabía que la reina Melodía era un hada poderosa pero nunca espero enterarse que el rey Damián era un demonio zorro.
En un ágil movimiento atrapó lo que estaba buscando, era un cuervo pero este no era un cuervo común y corriente, el ave era más grande de lo normal, aunque la mayor diferencia eran tres ojos de color rojo sangre, bajó del árbol de un solo salto haciendo al príncipe Fabián dar unos paso hacia atrás.
— ¿Eso es un cuervo del Inframundo? — cuestionó Fabián señalando al ave de negro plumaje — ¿Qué hará con el cuervo? —inquirió Fabián saliendo de su estupor aún no asimilaba la verdadera forma del rey Damián.
Apretó el cuello del anime haciéndole chillar del dolor — este pajarraco nos llevará a dónde queremos ir — dijo tomando con más fuerza el cuello de aquel cuervo a punto de asfixiarse.
— ¡Señor si lo mata como llegaremos a la barrera! —exclamó el principe pelinegro.
— El maldito cuervo no morirá joven Fabián, me habría ahorrado muchos problemas, pero a veces creo que es inmortal la muy perra — hubo una explosión de allí salió Ágata tosiendo mientras tomaba grandes bocanadas de aire con desespero.
— Podrán pasar los años, pero tú — dijo señalando al pelirrojo aún tomando grandes bocanadas de aire, para reabastecer sus pulmones del aire vital —, eres el mismo salvaje bruto de siempre — espetó el cuervo aún jadeando masajeando su adolorido cuello.
— Agradece que estás viva tú nos has estado atrasando todo esté tiempo, también eres tú quien ha molestado a las mandrágoras negras activando su veneno para dejar a los grifos incapaces de seguir adelante — acusó Damián a la más fiel sirva de Areusa.
Reía sardónica ante lo dicho por el rey de cabellos rojizos — yo ya me estaba comenzando a divertir majestad, pero usted me descubrió — dijo Ágata cínica encogiendo sus hombros —, pero si yo puse al par de grifos a dormír — confesó el cuervo quitando importancia a sus acciones.
— Me llevaras con mis hijas y más vale que mi maldita hermana no les haya tocado un caballo, si no yo mismo arrancaré la cabeza de Areusa...
— Tú no estás en lugar de exigir majestad, no soy una de sus súbditos a los cuales puede ordenar — refutó Ágata con voz amenazante—, más sin embargo yo podría decirte cómo cruzar la barrera y llegar a tus hijas — ofreció el cuervo con voz seductora acercándose al rey tocando su menton con la punta de su dedo.
— No estoy para tus juegos...
— Pero yo no estoy jugando zorrito — mencionó con voz dulce fingiendo inocencia —, mira es fácil mata al hijo de Euldor y la barrera se abrirá ante tí, ¿verdad que es fácil? — dijo el cuervo emocionada, dando palmadas de alegría.
Damián miró al muchacho que hasta ahora permanecía en silencio, el pelinegro abrió sus ojos ambarinos a su máxima expresión, por lo que aquel demonio de alas negras le había pedido al rey.
Volvió la mirada a la mujer de ojos violáceos y negó ante la petición para poder pasar la barrera — no voy a matar al chico, además eso no tendrá ningún sentido — sacó sus garras y estás crecieron hasta convertirse en zarpas —, pero si lo que se necesita para abrir la barrera es sangre, tu podrías ser de ayuda.
— Si entras allí Areusa lo sabrá de inmediato, en cambio si te impregnas de la sangre del niño de Euldor los cuervos de Zefiro que sirven a Areusa no lograran dar contigo, Areusa sabe que estás en el bosque...
— ¿Por qué me ayudas pajarraco? — cuestionó el rey arqueando sus cejas —. Además ¿Por qué debo creerte, si Arusa posiblemente sepa que estás aquí?
— Esta ocupada en otros asuntos, cómo para ver lo que hago abriré la barrera para tí pero no haré más, no es que te ayude zorro solo hago esto por el bien de mi señora, no creo que sus planes salgan como ella lo desea.
...........
Era el lugar donde el principe Fabián había dicho que estaban los cuervos del Inframundo, buscó por los alrededores pero no encontró a nadie.
— Axel.
Escuchó el llamado de una voz femenina, al volverse dió unos pasos hacia atrás sorprendido por ver quién le llamaba.
— Madre — musitó en un hilo tembloroso de voz, sabía que era a causa de la niebla del bosque gris, pero aún así no pudo evitar que sus sentimientos le jugaran una mala pasada, perdió a su madre cuando aún era un niño — no voy a perder el juicio esto solo es producto de la niebla, tú no eres mi madre — dijo desenvainando su espada.
— Axel soy tu madre ¿De qué hablas cachorro? Soy yo Clara — afirmó la rubia acercándose al muchacho —, hijo soy yo vine a buscarte no quise dejarte solo, por eso estoy aquí —Clara se acercó al soldado para abrazarlo —, no quise dejarte solo Axel, por eso estoy aquí.
— Te extrañe mucho todo esté tiempo madre yo...
— Lo se pero ya no será así hijo estoy aquí para llevarte conmigo, así ya no estarás solo — dijo la mujer con voz cálida.
Editado: 16.11.2024