Reina De Corazones: El Nacimiento

D I E C I O C H O

+18

LISS.

El dolor punzante en mi cabeza me obliga a cerrar mis ojos por la luz. Cada parte de mi cuerpo duele y lo más frustrante es que no puedo ni mover un dedo. En la posición en que estoy me hace preguntarme cuánto tiempo he estado así y cuánto podré aguantar más.

Mis rodillas raspadas tocan la tierra áspera, mis manos atadas detrás de mi espalda. Todo mi peso lo está soportando mis tobillos debajo de mi cuerpo. Mantengo la cabeza hacia adelante en una posición no muy cómoda para mi cuello.

Es como si estuviera esperando el turno para mí ejecución. Solo me falta mi súplica hacia un Dios que nos abandono hace mucho tiempo.

Quejidos a mi alrededor me hacen querer abrir mis maltratados ojos, pero la luz me parece que es más intensa a cada segundo que pasa, o puede que sea que mi cuerpo esté más cansado a cada segundo. Todo mi cuerpo grita del dolor, pero no puedo ni omitir sonido alguno.

También mi mente es un caos por tratar de recordar las últimas horas y hay partes demasiadas difusas. Es como si todo fuera pasado demasiado rápido y pueda que así sea. Pero hay algo que es un poco más claro que lo demás y eso es la muerte de Steve; en como mis manos estaban llenas de su sangre, en como dejo rastros de su propia sangre en mi cara para limpiar mis lágrimas. Eso es algo que tengo muy grabado en mi mente y el olor a sangre en el lugar me confirma que aún su cuerpo está cerca o que aún su sangre está en mi piel.

Ojalá todo fuera solo un mal sueño, pero no es así.

— Déjalos a ellos en paz. – la voz de Jessica inunda el lugar. – Es a mi a quien quieres, ¿No es así? – el timbre de su voz no es el mismo, diría que está agitada.

— No, no. – una voz aguda secunda a Jessica. – No quisiste por las buenas, entonces tendrá que ser por las malas, niña.

— Estos chicos ya han tenido suficiente de sus marranadas. Todo ha sido tan malo para ellos que esto ya raya en lo inhumano, Brayan.

— Y te atreves a llamarme por mi nombre. A partir de ahora soy tu jefe y me llamaras como tal, ¿Entendido, golfa?

¿Que está pasando? Las voces las escucho lejanas, pero siento la presencia de todos muy cerca.

Jessica días pasados me estaba enseñando como manejar un poco más mi Núcleo, no solo para sanar que es donde me tengo que especializar, sino para defenderme y atacar. Consta decir que es muy buena enseñando; su explicación y demostración de las lecciones son increíblemente fáciles de entender. Es por eso que ahora se me hace más fácil saber un poco a cerca de cuantas personas pueden a ver en este lugar.

— Haré lo que pidas, pero no lastimes más a estos chicos.

— Tus palabras no son nada para mí en estos momentos. Alguien que traicionó a su propia gente no debería de tener esas palabras en la boca. ¿Estas personas te importan? No lo creo. – ¿De que está hablando? – Gente de tu calibre va más con nosotros... Conmigo niña. – silencio sepulcral es lo único que hay ahora.

Trato de abrir mis ojos, pero no único que obtengo al hacerlo es ver tierra pesada y que se adhiere a mis heridas. Esta vez mis ojos se acostumbran un poco, pero solo un poco a la luz y todo es gracias a qué una sombra está por delante de mí, impidiendo recibir todo esa luz de golpe.

Si mis entrenamientos sirvieron y mi experiencia en ellos han dado frutos, la persona que está delante de mí es Jessica. A pesar de ser una chica que no pasa de los 15, es alta y con bastante presencia.

Cuando hace unas horas la estaba sanando, me di cuenta que su cuerpo está bastante formado para su edad. Sus piernas no son tan largas, pero si tonificadas y bastante gruesas. No solo eso, sino que también su abdomen está definido, como si fuera una maniática en hacer flexiones. Sus brazos no son los de una chica delicada como apunta su cara, de hecho son más rústicos.

Con toda esa ropa que tiene encima es difícil ver qué es una chica con un cuerpo extremadamente trabajado, que puede ser que le haya tomado años en tenerlo, pero no quita lo asombroso y fuerte que es. Ahora entiendo como sus movimientos y su forma de pelear es tan limpia, si ha estado en este estado por mucho tiempo.

Por eso me preguntó ahora, ¿De dónde salió esta chica?, ¿Que quiso decir hace rato esto tipo de Jessica?

— ¿De que estás hablando? – al fin Jessica es capaz de preguntar directamente.

— ¿No lo sabes? Veo que piensas que soy un imbécil. Siempre investigo todo sobre las personas que quiero tener bajo mis alas. – maldito bastardo, piensa que es un ser misericordioso. – Si no quieres que les diga a estar personas de lo que hiciste, será mejor que hagas lo que yo diga.

— No dejes que te doblegue. – antes de pensar, mis palabras dejan mi boca y se siente realmente bien contradecir a este infeliz. – No dejes que esas amenazas de porquería te impidan matarlo.

Tal vez sea el sentimiento de supervivencia lo que me impulsa se más agresiva e impulsiva hacia este sujeto, pero no voy a seguir permitiendo que siga acabando con nuestras vidas solo por un jodido capricho de mierda. Me cansé ya, realmente estoy muy cansada de todo esto.

— Tu serás la primera en ver en primera fila los cambios que voy hacer en este lugar que ustedes llaman “hogar”.

— ¿Qué?

No hubo tiempo en pensar, de hecho, estoy más aturdida que antes y todo es gracias a la repentina explosión que se produjo a mi derecha. Mis oídos pitan del dolor y sin mencionar que las ganas de vomitar se hicieron presentes.

Todo es caos una vez que abro otra vez mis ojos, todo lo que veo es rojo a mi alrededor. Me cuesta respirar y no puedo apartar la vista, ni siquiera puedo pensar con claridad a lo que acaba de pasar.

— Mientras estaban inconscientes les colocamos en la nuca un dispositivo que sirve como explosivo y localizador, 2 en 1. ¡Una maravilla! – al escuchar esas palabras, instintivamente trato de sacarme el amarre de mis muñecas, pero no puedo, lo único que hago es lastimarme más y más. – Si intentan quitárselos por medio de una pequeña cirugía, bum, explotara. Si intentan arrancarlo, bum, explotara. Así de sencillo es esto.




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