Reina De Corazones: El Nacimiento

D I E C I N U E V E

JESSICA.

4 meses después.

— Empezó a llorar cuando cruce esa puerta. Fueran visto su expresión, era patético. Aunque yo no fui el único que causó ese efecto en él.

— ¿No fuiste solo?

— No, el jefe nos pidió que fuéramos juntos, ¿Verdad Jessica? – todos los ojos en la sala se posan en mi. Yo solo sigo con mi almuerzo. – Es increíble como trabajamos los dos juntos. Brindo por más recados de ese tipo.

— Ella no brinda.

— Es que aún es menor de edad. ¿No es cierto? – recojo mi charola ya vacía y la dejo en dónde está la pila amontonada sucia. Al girarme me topo de frente con Red. – Toma un vaso de leche y brindemos por nuestro excelente rendimiento como pareja. – trato de rodearlo, pero su necedad a qué le contesta aún sigue. Me toma del brazo con fuerza. – Cuando una persona mayor te habla, tienes que prestarle atención, ¿Entendido?

Es más alto que yo, tiene más músculos que yo, pero obviamente no tiene más cerebro que yo.

— Suéltame. – mi voz sale un poco áspera. De hecho tengo un poco de malestar en ella.

— Solo porque el jefe te tenga como unos de sus guardaespaldas personal, no quiere decir que tengas que hacerte la importante por aquí.

— Ya basta, Red. – la voz de Penn llama la atención en el comedor. – Esto no es un rin de boxeo.

— Solo le estoy enseñando modales a esta mocosa. – concentro una pequeña porción de mi Núcleo en mi mano izquierda, ya que aún me sostiene del brazo derecho. Red al darse cuenta de eso, me mira directamente.

— Suéltame. – le digo nuevamente. Mi tono de voz es normal, calmada y lo áspero ya se fue. Por algún motivo de solo mirarnos a los ojos directamente me suelta me mala gana. Los demás en el comedor comienzan a reírse y no se porque.

— ¿Ya terminaron con su pelea? – el hombre mayor se quita sus lentas y los limpia con un pequeño pañuelo rosa de flores.

— ¿Que demonios quieres, Kurt? – Red le pregunta de mala gana, con su mal genio de siempre.

— Necesito que entregues tu equipo para revisarlo. – el hombre se pone sus lentes. – Les dijiste a los de transporte que presentaste fallas en el.

— Tire toda esa basura inservible. – arrugó el entrecejo. – No iba a cargar con un equipo innecesario a dónde fuera que vaya.

— Estás consciente que ese equipo cuesta mucho dinero y tiempo, aún así lo tiraste. ¿Dónde está el tuyo, Jessica? – abro un poco mi abrigo que me llega a las rodillas y le enseño la PADN que está colgando de mi cintura. – ¿Presentaste algún problema con la tuya? – asiento. – Bien, al menos no la tiraste. Traela al taller. – asiento.

Desaprocho el arma de su seguro, al hacer esa acción, Red retrocede por instinto y los demás en el comedor se ponen en posición defensiva.

— ¿Qué vas hacer? – pregunta uno de los hombres, que aún no se su nombre.

— Traela al taller. Esa arma pesa mucho para yo llevarla hasta allá. – de pronto dice Penn. Se da la vuelta y sale del comedor.

— ¿Estás loca? – me vuelve a preguntar el hombre de hace un momento. Le vuelvo a poner el seguro al arma.

— Eso que ustedes tienen entre las piernas solo lo tienen de adorno. – mi comentario los ofende visiblemente. – Deberían de aprender a diferenciar cuando alguien los va a atacar y cuando no. – abandono el comedor con los insultos de Red de fondo.

Recorro los pasillos de la mansión de Brayan con lentitud, no porque no sepa cómo se distribuye la casa, sino que no hay brisa para llevar el equipo al taller, ya que se que solo va a estar Penn y yo. Paso por el área de la sala común, que es donde conecta todos los pasillos de la mansión y es donde todos se reúnen para hablar de todas las cosas que hacen en sus recados. Llamo la atención de todos en el lugar, en especial la de Ruberth que se encuentra haciendo boxeo en unas de esa máquinas de jugar. Así como entro al lugar, también salgo. Sin saludar, sin decir un hasta luego o nos vemos por ahí. Trato de que mis palabras sean las menos posibles y solo hablo cuando es realmente requerido con ellos.

No es porque me dé miedo responder lo que no deba, sino que no me interesa entablar ningún tipo de comunicación o relación con alguien en este grupo, así de simples son las cosas por aquí.

— ¿Precisamente que es lo que está fallando de la pistola? – una vez que entro al taller de Penn la suelto del seguro nuevamente, la sujeto y apunto a mi objetivo. Concentro mi Núcleo en las palmas de mis manos y lanzo esa energía a través de los tubos de la pistola, ella empieza a llenarse con mi Núcleo y cuando está a su capacidad máxima, sale disparado como un fino rayo hacia el blanco. Este cuando llega hace un agujero como mi puño de grande. Bajo el arma y la pongo en la mesa que se encuentra en todo el centro del taller. – No le veo el problema, veo que la estás usando como cualquier persona.

— Se atasca cuando la estoy embullendo de mi Núcleo. Hay retraso en su llenada. Tal vez sean los tubos de drenaje, que van de mis manos al tanque de reversa. – mi explicación detallada hace que Penn me observa por encima de sus lentes.

— Normalmente se explica como se tienen que usar, no como funcionan en general. – no respondo – Bien, voy a comprobarla por mi mismo para ver el problema realmente. – me hago a un lado para que pueda él tomar el arma y usarla. Dejo que haga su trabajo. La expresión de Penn se endurece y diría también que empezó a sudar de un momento a otro. Siento como su cuerpo empieza a calentarse por el exceso de Núcleo expulsado.  No estoy en guardia ya que se que este hombre tiene experiencia manejando su Núcleo de esta manera tan brusco. Baja el arma sin haber disparado y eso sí me extraña. – ¿Cómo diablos has estado usando esta arma?

— Profesor, ¿Cómo van los preparativos de los nuevos explosivos? – Brayan entra al taller seguido de su nuevo hombre de confianza. – Oh, Jessica – su expresión es de fingida sorpresa. – Tiempo que no te veía. – Angello me saluda con un movimiento de cabeza y eso lo ve Brayan, ríe por la escena. – ¿Otra falla con las PADN? 




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