Reina de las Highlands

XVIII

-Vaya, por lo que veo sigues aquí - le dije a Cayetana que estaba sentada al lado de la chimenea cosiendo.
-Si, no tenía pensado marcharme con la nieve.
-Que bien tenerte aquí. Y por lo que veo se te siguen olvidando los modales, estas hablando con la Reina - le dije mientras subía las escaleras con Carlos en brazos.

Una vez en mi habitación le quité el abrigo al pequeño y me senté en silencio con el niño en brazos, al lado de la chimenea.
Silencio que Eric interrumpió.
-Como no me pides opinión respecto al viaje que has enviado organizar?
-Llevas una semana sin estar con tu hijo y conmigo y solo me preguntas eso? Voy a ver a mi padre Eric.
-Le haré venir - dijo mientras se sentaba en el sillón de al lado - pero no te vayas por favor, te necesito aquí.
-Yo no me marchare si Cayetana lo hace, no me parece bien tener a la amante bajo el mismo techo que la familia.
-Cayetana dejo de ser mi amante cuando nos casamos. Es una vieja amiga mía y de mi hermana
-Eric, nuestro matrimonio empezó medianamente bien pero es que ahora empeora por momentos, no se lo que haré.
-Judith, como Rey, tengo problemas.
-Y dale, que tu hijo necesita un padre y yo un marido. Maldita sea Eric, somos tu familia no tus súbditos.
-Judith, lo siento pero yo debo marcharme de viaje en unos días. Cuando vuelva haremos llamar a tu padre.
-Esto es el colmo, yo estoy aquí intentando hablar con mi marido, y resulta que quien me contesta es el Rey.
-Judith, te estoy pidiendo que vengas conmigo, dejamos a Carlos con mi madre o nos lo llevamos. Lo que quiero cariño mío es que seamos un matrimonio normal, Eric y Judith durante unos días.
-Nos lo llevamos - me acerque a él para abrazarlo como pude, teniendo en cuenta  que tenía a Carlos en brazos.
 

Eric llevaba razón. Necesitábamos desconectar de toda la tensión acumulada y solo podíamos arreglar nuestros problemas siendo nosotros mismos.

Después de aquella conversación di la orden de cambiar a Carlos a su habitación para así tener más intimidad con mi marido. Intimidad que nunca llegó por que Eric llevaba una semana encerrado en su despacho y eso afectaba a mi humor que cambiaba a peor por momentos.
-Niña - mi nana entró en la habitación - esta todo preparado y aquí te traigo al niño para su toma.

Una vez que Carlos había tomado su desayuno, nos vestimos y bajamos al exterior. Teníamos un viaje de 3 días y dos noches por delante.
Mi nana, una doncella, Carlos y yo íbamos en la carroza mientras Eric y los guardias iban en caballo.
- Cuando me enteré de tu viaje, pensaba que abandonarías a tu hijo y a tu marido - habló mi nana
-A mi hijo ya deberías saber que nunca le abandonaria y tampoco a Eric, fue el quien me dejó sola.
-Nunca te dejó sola, por las noches estaba durmiendo en el sillón junto a vosotros y cuando estaba en el despacho solo podíamos pasar su madre y yo a tu habitación, con la condición de informarle en cada momento como te encontrabas.
-No es así - dije enfurecida-por que lo defiendes?
-No le defiendo niña, cuando tu estabas dando a luz el llegaba de una batalla contra unos ladrones de camino y nunca te lo comentó para no preocuparte. Después de cambiar tu al niño de habitación solo podía pasar yo a verlo y por las noches con el en brazos dormía en el sillón velando tus sueños.
-Has terminado ya?
-Si no fueras la Reina ya te había dado una azotaina. No es justo para tu marido que solo pienses en que te abandono cuando nunca lo hizo. Te evitaba sobresaltos y disgustos y si tu hubieras sabido de que estaba a tu lado lo habías echado a patadas provocandote daño a ti misma y al bebé. Por lo tanto deja de ser una caprichosa y aprende que antes de ser tu marido y el padre de tus hijos es el Rey. La obligación y el deber está ante todo, eso fue lo que yo te enseñé



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En el texto hay: highlands, reina, eric

Editado: 24.09.2018

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