Me recosté en la cama, mi espalda se relajó por completo y sentí alivio, las clases me habían dejado agotada. Permití descansar mi cuerpo, pero tuve la sensación de ser observada.
Abrí un ojo a duras penas, la mirada oscura de Kat me recibió, estaba mirándome fijamente, si no estuviera acostumbrada a su presencia, me asustaría por la forma en que me estaba observando.
—Habla —murmure entre dientes volviendo a cerrar los ojos.
Escuché las pisadas de Kat acercarse y como el colchón se hundía por su cuerpo. Kat y yo compartíamos habitación, su cama estaba unos metros más allá de la mía, Kat suele hablar dormida y reír, cosa que me disgusta mucho.
—Y, ¿cómo te fue? —su voz emocionada, agarró mi mano y la empezó agitar con rapidez.
Me zafé de su agarre y me senté de golpe, traía una sonrisa en su rostro, miré su pijama de color rosado con osos panda.
—¿A qué te refieres?
Ella alzó las cejas y su voz salió en un susurro a pesar de que éramos las únicas en la habitación: —Con Magnus.
—¿Qué hay con Magnus?
Kat subió sus piernas a la cama y las cruzó.
—No eres tonta, Victoria, sabes muy bien de qué estoy hablando. ¿O quieres que te lo diga en código?
—¿Tus estúpidos códigos y tú se pueden ir? Estoy cansada y quiero dormir.
Me volví echar a la cama con las esperanzas de que se rindiera.
—No me voy a ir, quiero saber —suplicó haciendo un puchero.
—No hay nada que contar Kat.
—Si hay que contar —aseguró sonriente, tan Kat—. Estoy segura que te gusta Magnus a pesar de que sea raro.
—No me gusta Magnus.
—Si te gusta.
—Qué no.
—¿Entonces por qué te enrollarías con alguien que no te gusta?
—No me enrolle con Magnus. —hablé con fastidio.
Kat se puso de pie y cruzó los brazos.
—¿Y cómo le llamas al acto de pasarse saliva?
La miré molesta. Paseé mis ojos por toda la habitación hasta que mis ojos cayeron en un objeto muy peludo y pequeño.
Sonreí, me puse de pie y agarré por los hombros a Kat.
—Kat, Katherine, amiga —Kat sonrío con naturalidad—, sino me dejas de molestar con tus preguntas voy a agarrar todos tus peluches, los voy a despedazar uno a uno y luego los voy a tirar en algún acantilado cercano.
Kat soltó un gemido lastimero y abrió la boca atemorizada. Contenta con mi papel volví a la cama y me senté de golpe. Kat me miró con una mueca.
—¿Cómo es que puedes ser tan mala con mis pobres peluches? ¡Ellos no te han hecho nada!
—Era broma Kat —se tranquilizó— o tal vez no —soltó un grito de horror y reí.
Ella fue a su cama y se cubrió con las sábanas hasta la cabeza. Estuvo así unos segundos, pero luego se tapó hasta el cuello y habló con la vista fija en el techo, Kat se había encargado que decorar el techo con estrellas que brillaban en la noche ya que a ella le asustaba la oscuridad.
—No entiendo que le ves a Magnus, está lleno de defectos.
Solté una carcajada fuerte que llamó la atención de Kat, me apoyé en mis codos y me alcé.
—¿En serio? ¿Quieres hablar de defectos? Porque Aarón sale ganando.
—Aarón no fuma —defendió—. Y tampoco está metido en cosas turbias como Magnus, todos aquí conocen a Magnus, la diferencia es que no hablan por miedo.
Me volví acostar en la cama y volteé para el otro lado mostrándole mi espalda a Kat.
“—¿Por qué Victoria? —la pregunta de Magnus me desconcertó, acomodé mi cabeza en su pecho de tal forma que pude ver su rostro, estaba sentada en el pasto verde entre sus piernas, Magnus estaba apoyado en un árbol y yo recostada en él.
Dejé de jugar con sus manos y lo miré fijamente. —Se supone que no debía nacer.
Arrugó las cejas al no entender mi respuesta.
—Mi mamá no podía tener hijos —expliqué—. Fui como una especie de milagro, una victoria para mi madre.
Sentí los labios de Magnus sobre mi cabello y sonreí, agarró mi mano y se la llevó a los labios dejándome aturdida por su cálida caricia. Me miró y sonrío con cariño.
—Eres una preciosa victoria.
Las emociones en mi estómago se desataron, mi corazón se aceleró y sonreí al mismo tiempo que me alzaba para darle un corto beso en los labios, cuando me despegué de él, lo encontré con los ojos cerrados y con una sonrisa, encantado.
—No hablas nunca de tu papá.
Aquel momento en donde todo pareció, besos y colores se esfumó ante la mención de mi padre, la sonrisa en mi rostro se borró de inmediato, cosa que lo preocupó.
Pasé mi lengua por mis labios tratando de hallar una respuesta, pero no sabía si era para él o para mí.
—No sé —me limite a contestar—. Obvio que tengo un papá, mi mamá necesitaba un pene para que yo naciera —escuché una risotada de su parte—, pero se fue con la ramera de la esquina.
—Eres una descarada.
Me volteé de golpe y lo observé con una sonrisa. Me puse de pie y me senté en sus piernas. Recibí la sonrisa pícara de Magnus, me removí un poco tratando de molestarlo, pero no sabía que también me estaba condenando, Magnus cerró los ojos con fuerza y apretó mi cadera al sentir la fricción en aquella zona que estaba empezando a calentarnos.
—¿Acaso no te gusta? —Magnus abrió los ojos y noté un brillo, el deseo bailando entre ellos.
—No. Me excita —antes de que pudiera hablar, selló sus labios con los míos de forma brusca y apasionada.”
Cerré los ojos y apreté la almohada, no debía volver a esos recuerdos, era el pasado y solo trataba de olvidarlo. Miré por unos segundos a Kat, estaba acariciando uno de sus peluches, ella había empezado a averiguar que tenía algo con Magnus, pero lo hizo muy tarde, aquella historia había acabado y fui yo quien la había terminado.
~°~
—¿Entonces te espero o nos vamos juntas?
Miré a Kat, estaba señalando la entrada al comedor, moría de hambre, pero antes tenía que entregar unos papeles que la profesora me había encargado llevárselo a la directora. Negué guardando mi hambre.
Editado: 26.09.2020