POV. Ciudad Oscura.
Llegada de Alice a la Ciudad.
El aire a mi alrededor provocaba que mi respiración se cortara.
La tensión era palpable entre cada extremo vacio de la ciudad, la oscuridad invadia cada hueco disponible ante mis ojos expectantes.
Los rostros de las personas no tenian expresión, la soledad en sus miradas contenian un sin fin de emociones de tristeza.
Me pregunto cuanto dolor es capaz de contener una persona en su interior.
La niebla opacaba mi visión dificultandome el caminar.
Hacía tan solo unas horas que desperte, pero aun así mi corazón parecía no emitir latidos.
Mis organos se encontraban paralizados, sin vida.
¿Así se sentiría estar sin alma?
O quizás todo es producto de mi imaginación..
El viento azotaba mi cuerpo erizando mi piel, mis dientes tiritaban causando breves sonidos entre ellos, mi lengua reseca implorando ser alimentada y mi piel completamente pálida adornada de las cicatrices de las espinas.
Las heridas parecian sanar pero el dolor en mi no.
Las imagenes de lo sucedido se encontraban en mi mente como pequeños momentos acechando mi realidad.
-Quizás esto es nuevo para ti, pero prometo ser tu guía en todo momento- respondió el jovén que se encontraba a mi lado desde el primer momento en el cual mis parpados se abrieron.
-No prometas algo que no cumplirás- suspiro observando su rostro- Las promesas son las primeras en romperse antes de cumplirse.
-Porque otras personas lo hayan hecho no significa que haré lo mismo- comenta.
Río negando sin creer- Todos suelen decir lo mismo y mirame aquí. Entregando mi propia alma para salvar a todos aquellos que provocaron mi sufrimiento sin piedad.
-Hay personas que no agradecen lo que tienen hasta perderlo, supongo que esto te ha ocurrido a ti- sonríe, sus ojos brillaron al hablar- Aun no se que eres porque todo a sido demasiado rápido aquí, pero desde que tu presencia llego hasta aquí la ciudad parece haber recobrado vida.
-¿Cómo sabes tú eso?- pregunto con curiosidad obervando las calles vacías.
-Esta es mi tierra, llevo tanto tiempo aquí que incluso te sorprendería. Un principe debe velar por el pueblo pero incluso he llegado a pensar que no teniamos salvación, nadie de aquí en lo absoluto- relata- Pero hace mucho tiempo atrás una profecía dictaba que del dolor más profundo yacía la reencarnación de la felicidad..
-¿Cómo es eso posible?- interrumpo.
-Porque de lo malo yace la esperanza, solamente que cuando esto ocurre nos negamos a creer en la felicidad y nos prohibimos ver más allá de la realidad.
-¿Y como sabes que mi llegada a salido la esperanza?- indago.
-Porque en Ciudad Oscura jamás hubo luz y cuando tu llegaste... el sol se abrió paso entre las penumbras de la oscuridad.
>>Tu eres la luz del sol que jamás existió en este lugar condenado a sufrir, eres la esperanza ante tantos siglos de maldad.
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Tiempo más tarde...
-¡Lucero, cariño!- río corriendo detrás de mi pequeña.
-¡No, mami!- chilla intentando alejarse de mi.
-¡Ven aquí a vestirte, niña traviesa!- gruño alzando su cuerpo entre mis brazos.
-No quiero..- interrumpe.
-Si no cooperas, no jugarás con los niños- intento presuadirle.
Los años avanzaban y mi estadía provocaba felicidad en el pueblo, podía decir que la tranquilidad comenzaba a habitar en mi interior pero aun de esta manera temía que todo se volviera a salir de control nuevamente.
-¡Vaya que son lentas!- la voz de Brandon me sobresalta.
Río negando lentamente sintiendo mi corazón acelerarse ante su presencia.
-La pequeña demonio no quiere vestirse- comento mientras observo el cuerpo de Lucero tan solo con un pequeño vestido.
-Puedo solucionarlo- me guiña un ojo con complicidad- Cariño.. ¿Qué te parece si damos un pequeño paseo por la ciudad y te enseño algunos lugares- sonríe con dulzura.
Lucero asiente con efusividad mientras abraza sus piernas.
-¡Oye! ¿Y tu madre que?- grito molesta.
-Tu también puedes venir si quieres- Brandon acaricia mi mejilla con suavidad.
Mi cuerpo tiembla ante su caricia, alejo mi cuerpo con lentitud carraspeando ante las emociones que sentía.
-Puede que vaya- sonreí sintiendome felíz.
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-¡Reina!- chilla un pequeño llegando a mi lado
-Mi pequeño Salvador- sonrío abrazando su cuerpo.
No habia sido facil obtener la confianza de los habitantes, se encontraban tan acostumbrados a la soledad y su constante vacio en ella, que al observarme junto a Lucero alertó la confusión de todos.
Cientos de miradas continuamente se posaban sobre ambas ajenas de la realidad.
Las risas se envolvían en ecos sobre las calles repletas de personas, obteniendo sonrisas en los más pequeños con nuestros juegos infantiles.
Cada día al caer la tarde las calles se llenaban de risas, los rostros ya no eran vacios e inexpresivos. Ahora una sonrisa adornaba el rostro de cada uno y sus ojos oscuros brillaban con emoción.
Aun no comprendía porque me consideraban su Reina.
¿Acaso realmente creían que lo era?
-Ciudad Oscura estará eternamente agradecida por tu llegada, Reina Alice.