Ese día parecía no ser tan malo, según Vanya por algún motivo todo se veía animado, tal vez era el hecho de que ella presentía una respuesta positiva por parte de cierto moreno. Aunque en aquel lugar no tenía muchas cosas que hacer, puesto que no era su territorio aun así parecía no aburrirse.
— ¿Es acaso esto la magia del amor? — Preguntó Volker con tono de burla al ver a su hermana tan sumergida en sus pensamientos en tanto una sonrisa boba iluminaba su rostro.
— No lo entenderías, aunque te lo explicará — Aseguro ella con el mismo tono que el rubio había usado.
— Tienes razón, esa maldición aun no me ataca — Aseguro con una sonrisa, mientras su mente comenzaba a divagar — Aunque algo me dice que a Talya si — Por alguna extraña razón la menor de ellos había entrado en la conversación, haciendo que la rubia centrará toda su atención en su mellizo.
— ¿Tú crees? — Preguntó con curiosidad, como si quisiera encontrar eso que había hecho que Volker pensará dicha cosa — Ahora que lo dices, en la llamada estuvo algo rara — Talya ya era una adulta, pero una a la cual sus hermanos adoraban y necesitaban saber que era lo que estaba pasando con ella.
— Te aseguro que algo pasa — Y el rubio se unía a tal suposición, la última llamada había sido muy rara, y casi no había hablado.
— Espera a que esto acabe, iré a visitarla, esa niña ha andado muy perdida estos meses — Aseguró la rubia bebiendo de la copa de vino que la acompañaba esa noche.
Era ya justo la hora de la cena y había elegido el lugar más bonito de la ciudad, así que la noche también prometía ser especialmente buena. Volker y ella no dejaban de hablar de lo que harían una vez terminado su trabajo allí, aquel que se había quedado en la manada no terminaría todo el trabajo el solo, por lo que lo único que les esperaría en aquel lugar sería trabajo, y mucho, la cena estaba siendo tan amena que no se dieron cuenta cuando una tercera rueda se unió a ellos, un hombre de buen aspecto, de sonrisa aparentemente encantadora y voz melosa, parecía que quería hablar con ellos, o bueno, tal vez solo con Vanya, pues es a la única que miraba.
— Encantadora esta noche, ¿no? — Preguntó en tanto se acercaba a un más a la mesa de ellos.
— No lo sé — Dijo ella cortante, tomando otro trago de su vino, si tomarle importancia al hombre.
— Veo que no pertenecen a la manada — Habló otra vez el hombre intentando llamar la atención de la rubia, provocando en ella un recelo instantáneo, su loba no estaba muy contenta con la intromisión del extraño.
— Lo siento, pero, nosotros no acostumbramos a interrumpir a las personas mientras comen, por lo tanto, esperamos lo mismo de los demás — Dejo en claro ella, intentando dejar muy en claro que no era para nada bienvenido.
— Cierto, pero, en un lugar extraño, sin nadie a quien conozcan no creo que sea tan divertido — Ante lo dicho, Volker levanto una ceja, en señal de que su paciencia dependía de un hilo.
— Amigo — Era Volker quien se levantó de su silla con la intención de correrlo — No sabemos quién eres y estamos comiendo, así que te agradeceríamos que te retiraras de nuestra mesa — Volvió a decir con una sonrisa apretada.
— Me disculpo, he sido tan descortés, créanme que lo segundo lo estoy viendo y me apena haber interrumpido su cena, pero, lo segundo lo puedo solucionar, así tal vez podamos compartir la mesa esta agradable noche — Dijo el hombre mostrando una sonrisa coqueta, que más bien desde la perspectiva de Vanya era más perturbadora que encantadora.
Antes de que él siquiera hablará ella lo volvió a interrumpir con bastante desesperación, su paciencia no era infinita.
— Sabes, no me importa, así que si pudieras irte sería perfecto — Dijo ella con bastante agresividad, lo cual solo provoco una sonrisa en él.
— Pero, hermosa dama, yo solo quiero presentarme y saber tú precioso nombre — Las palabras de aquel hombre eran tan dulces como venenosas, su loba lo sentía, su guardia no bajaba ni un solo segundo frente a él, algo no le gustaba.
Estaba a punto de correrlo nuevamente, pero antes de que lo logrará otra voz se escuchó, entre el inmenso silencio que repentinamente había, esa voz era muy bien conocida por los tres y podían decir que no estaba nada feliz con la escena.
— Te dijo que te largaras — Dijo Kasch, haciendo que la mirada del hombre recayera en él — ¿Ahora también eres sordo? — Preguntó con rabia, al ver de nuevo a ese horrible ser.
— Amigo, ella es hermosa, ¿a ti no te apetece saber su nombre? — Preguntó el intruso con una sonrisa aún más grande, haciéndole saber al moreno que él también conocía a la rubia.
— Más te vale no volver siquiera a hablarle — Todo pasaba tan rápido, que ni Vanya ni Volker comprendían quien era aquel hombre que había logrado enfurecer al león con tan solo verlo.
— ¿Se conocen? — Preguntó Vanya automáticamente, al verlo tan enojado, recibiendo una respuesta por parte del hombre.
— Claro — Aseguro — Hermosa dama, yo soy Raban, el mejor “amigo” del rey — Lo último lo dijo con una perturbadora y escalofriante sonrisa.
Después de años, nuevamente era ese quien lo había engañado, o, mejor dicho, que lo había traicionado, se había atrevido a volver, algo que Kasch se imaginó desde el primer momento que vio a Jelena, esos dos estaban de regreso y lo peor era que ahora sabía de su conexión con la rubia, lo cual no podría ser nada bueno, porque, aunque Jelena no se lo imaginará, Raban seguro planeaba lo mismo de hacía años, solo que en esta ocasión no se lo iba a permitir...
¡¡Hola!!
Se suponía que lo iba a publicar hoy por la noche, pero, no me pude aguantar y aquí esta, otro cap de estos dos.
¡¡Cada vez queda menos de esta novela!!, así que viva conmigo el desenlace de esta romántica historia...
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Editado: 03.12.2023