Viajando entre los interminables bosques, los extensos prados y las grandes montañas, entre estas se encuentra El Reino de la Tierra, también conocido por sus habitantes “La Terre”. Un sitio donde los habitantes tienen una increíble fuerza, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad no tienen problema en cargar algún objeto más de 20 toneladas, hasta un bebe puede cargar algo de 5 toneladas en sus primeros meses. Las casas y edificios se encontraban en las montañas, y algunos paisanos se iban a los prados a vivir su vida en paz.
Pero caminando entre estas tierras, se encontraba un festejo, en este reino había una tradición donde una chica o un chico al cumplir los 18 años, sus pretendientes iban a demostrar la fuerza que tenían. Ahí era muy importante que tu pareja sea fuerte al igual o más que tú, era una costumbre.
El festejo era de un joven chico, alto, cabello marrón y complexión de cualquier chico que se alimentaba y cuidaba bien, pero dentro de ese cuerpo se ocultaba una fuerza digna de hacer mover una montaña. Este chico se veía desanimado por tal festejo, estaría en un trono construido por su papa para que se siente y elija a su pareja, frente a él se encontraban 8 chicas, bonitas y con músculos. Mostrando cuanto peso pueden soportar y lo que pueden romper de solo un golpe.
Sus padres lo observaban y notaban el desánimo del chico. – Agus, ¿Qué te pasa cariño? Estas muy desanimado ni si quiera haz elegido a una chica, y todas tienen una fuerza extraordinaria. Yo opino que te quedes con Margaret, ella puede romper a un bosque entero dando un golpe en el suelo. – Decía la madre mientras apuntaba a la chica, Agus mirando en dirección donde apunto a la chica, miro como esta se sonrojaba y ocultaba su rostro con un mechón de su cabello.
Agus solo suspiro y desvió la mirada, a lo cual la madre ofendida lo mira y le toma del brazo. – Agus, sabes que es una falta de respeto hacerle eso a una chica, más a una chica que muestra interés en ti. –
- ¿Y si a mí no me atrae ese interés que me muestra? Más bien, ¿Y si yo no le tengo interés? – Dijo Agus mirando a su madre frunciendo el ceño.
Esta al ver la reacción del chico cambio su expresión, ahora ella se sentía por lo que le dijo su chico, mirando a otro lado. Agus con una culpa interna mira a su madre y le toma el hombro. – Ya mama, perdóname… Solo que aún no me siento listo para… Elegir a una pareja como ellas… -
De pronto, el príncipe del reino, el príncipe Lu, siendo este de igual complexión de Agus, pero con cabello más largo y liso, ojos amarillentos y moreno. Agus alegre al verlo, va corriendo ante el pasando de en medio de las chicas para recibirlo, siendo que este entra a la casa.
-Wow, que buen trono, se ve mejor del que yo tengo. – Dijo Lu riendo, abrazando a Agus y después del abrazo le toma el hombro y lo mira. – Feliz 18 Agus, mi mejor amigo. –
Agus con un ligero rubor y brillo en sus ojos le sonríe y ríe nerviosamente. – Gracias Lu, ¿Quieres pastel? Aún queda bastante. ¿O quieres una bebida? Hay jugo o agua del rio si quieres. –
-Gracias por considerar que aún no soy mayor de edad, viendo que hay bebidas alcohólicas por ahí, pero no gracias, estoy bien. ¿Y ya has elegido a una chica como manda el festejo? – Dijo miento miraba por encima del hombro de Agus a las chicas, siendo que estas mirarían a los dos chicos y haciendo una reverencia al notar que el príncipe las mira.
-No la verdad es que no, es un tremendo lio esto, siendo que me meten presión mis papas en esto. – Dijo mirándolo a los ojos aun con ese rubor y sonrisa nerviosa. – Que bueno que aun tu no llegas a los 18 para elegir una pareja. –
-Y que lo digas, siendo que hay chicas locas, pero digo locas por mí, no te imaginas las barbaridades que me han llegado como regalo de algunas chicas. – Dijo riéndose y pasando al patio donde todos estaban, todos presentes hicieron la reverencia mientras Agus lo seguía con una cara atontada. – Ya ya todos, no hagan eso, la fiesta es de mi amigo no mía. –
Algunos se rieron y otros nerviosos pidieron perdón, el príncipe solo se sentía incómodo por la situación, para luego mirar a Agus y hacerle una seña para que se acerque, el cual este hizo caso y le susurra. - ¿Podemos entrar para estar en privado? – Al escuchar esto, Agus estallo de nervios y se puso todo rojo, las chicas se quedaron con una cara de curiosidad de lo que pasaba. Agus solo asintió y fueron adentro de su casa.
Estos dos se sentaron uno enfrente al otro, Agus estaba súper nervioso y en su mente no paraba de repetir lo mismo “Se me va a confesar”. Era su mayor deseo.
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Editado: 22.06.2020