Episodio 20: Final de las batallas. Edificio Red destruido.



Todo menos eso.

En una pelea contra Kaori podían hacer lo que quisieran, jugar sucio, romperle una costilla, quebrarle un brazo; absolutamente todo lo que ellos quisieran, ¿Pero quitarle los lentes? Si no quieres perder tu vida es mejor no hacerlo.

"-Y tú lo hiciste..."

—Tu-tu eres de ese clan... –titubea el mastodonte retrocediendo ciertos pasos, entre asombrado y molesto –Pero es imposible....ellos mataron...¿¡Matamos a todos los de esa porquería de clan!?

—Pues les faltó uno –responde Kaori con una sonrisa fingida mostrando completamente su rostro.

Sus ojos de un color violeta intenso resaltando, siendo los protagonistas de ese momento único. El hombre chasqueando la lengua molesto por la osadía del joven no pierde tiempo y ataca; aunque sucede algo extraño, el pelivioleta que antes se defendía de todo golpe, está dejando que algunos le den.

Está en un trance, esquiva unos pero con los otros no lo logra; sin embargo no muestra señal de dolor, nada. Se deja golpear tal cual saco de boxeo, impactando algunos en su rostro.

Así mismo, de tantos golpes que el hombre lanzó se agotó, respirando agitadamente y deteniéndose para recuperar el aliento, esperando alguna señal de vida por parte de Kaori, que se encontraba de pie ocultando nuevamente su rostro con ciertos golpes.

—¿Te divertiste? –rompe el silencio el pelivioleta asustando al mayor, pues su tono de voz había cambiado –¿Te divertiste matándonos? ¿¡Te divertiste golpeándome imbécil?!

Alza completamente el rostro mostrando las garras en sus dedos mientras es acompañado por un brillo en los ojos; un brillo completamente oscuro y siniestro, el cual guarda rencor, dolor.

—Ca-cállate –silencia el hombre carraspeando al final, pues al hablar titubeaba, lo que no quería hacer –Así como matamos a esos bastardos lo haré contigo, no serás la diferencia.

"-Este miserable, no sabe lo que dice..."

Tomando impulso tras esa declaración de guerra convierte todo su cuerpo en un cañón, lanzando bombas hacia la dirección de Kaori que este logra esquivar con mucha facilidad, demostrando tener una gran capacidad física; aún mas que antes.

—Grip –alza su mano derecha y tras decir eso de un solo golpe gira su ya dicha mano al lado izquierdo, atrapando al sujeto y lanzándolo a la pared más cercana con garras en todo su cuerpo.

Debido a esto la transformación del hombre se deshace, mostrando su cuerpo todo desgarrado pero no a gran escala; ya que al estar transformado pudo evitar grandes heridas.

La molestia siendo expulsada por cada poro de su piel, Kaori lentamente se va acercando al hombre que apenas se levantaba del suelo sujetándose la cabeza por el golpe recibido.

—Cavaste tu propia tumba bastardo –dice tan rápido como se abalanza sobre el pelivioleta, empujándolo con gran intensidad que logra que este choque con la pared más cercana, expulsando un poco el aire.

«Todo lo que tenías que hacer era morirte junto a esa porquería de clan, desaparecer de la faz de la tierra; o si no querías morir, por lo menos hacerle un favor al mundo y arrancarte esos ojos, que son solo una maldición para este mundo.

Ahora el mastodonte es el que se acerca a Kaori riéndose fuertemente, observándolo tirado en el suelo, sintiéndose superior. Por otro lado, el menor solo se mantiene en silencio, levantándose poco a poco sin emitir sonido alguno, molestando al otro sujeto.

—¿No piensas decir nada? Sé que lo que digo es solo la verdad, pero tal vez intentar defender el nombre de tu clan no estaría nada mal –se encoge de hombros riéndose ruidosamente, sosteniendo su abdomen.

—Mucho para ti... –susurra Kaori volteando a otro lado, enderezándose y retomando la compostura que había perdido.

—¿Qué dices idiota?

—Realmente no me gusta utilizar este poder con bastardos como tú, ya que es una forma muy elegante de morir; además que no me gusta mostrarlo– se sacude su traje un poco desgastado, sucio y roto por la pelea –Sin embargo, te haré el favor de que mueras por el gran poder de aquel clan que insultas, aún si es mucho para ti...

Con calma suelta una sonrisa al final achinando los ojos, aunque sin poder ocultar ese brillo asesino, ese violeta intenso que hace temblar al mayor, y preparándose para atacar nuevamente, es demasiado tarde.

—Hilos del destino, futuro –dice en voz alta alzando su mano, y como si estuviera tecleando mueve sus dedos, inmovilizando al adversario antes de que pueda realizar cualquier ataque –El hilo del futuro ya te ha tocado, y a menos que quiera no te puedes deshacer de él...

«Ese clan que tanto insultas por ser diferente, es el poder que te va a vencer esta vez. Al tocarte con Hilo Futuro, puedo ver por tres minutos que te depara dicho futuro; y si por casualidad se llegara a romper ese hilo, ¿Qué crees que pasaría?

Alza una ceja retándolo, incitándole a que observe el hilo amarillo que se encuentra amarrado a su dedo medio, haciéndolo tragar. Había escuchado del poder inmenso que alguna vez tuvo el clan al que pertenecía el chico; y por ser tal la amenaza los eliminaron, pero aparentemente se les escapó una rata.

Tal desesperación inunda al mastodonte que intenta agarrar el hilo, solo para recibir un fuerte corrientazo que lo deja en blanco unos minutos.

—No te recomendaría hacer eso, porque puede que tú mismo arruines tu futuro –se encoge de hombros inocentemente, observando a otro lugar –Ahora, ¿Qué te parece si el poder del que te burlaste termina con esto de una vez?

Con una inmensa sonrisa de satisfacción por parte de Kaori, el gran hilo amarillo va enrrollándose poco a poco en el cuerpo del contrario, este gritando por el gran dolor que siente; ya que le costaba respirar.

—Sumérgete en tu propia oscuridad, y descansa en paz...si es que puedes.

Dicho esto los dedos del pelivioleta se mueven más rápido, terminando de enrollar al hombre asfixiado; no por la presión ejercida por el hilo, sino por la traición de los nervios y del susto que siente, sensaciones que invaden su cuerpo abruptamente.