Jueves, 6:59 a.m.
Estaba ya en la escuela, imprimí dos hojas más a color haciéndole publicidad sobre mi salón de orientación. Una la puse afuera de la coordinación, y la otra en un punto estratégico donde todo el mundo pasaba y alguien la iba a ver de alguna manera.
Entré al salón, dejo mis cosas en la oficina, cuando escucho que la puerta principal se abre, acompañado de unos pasos apresurados y luego se cierra. Era Flor, había llegado un poco tarde.
Me le acerqué y comenzamos a hablar.
—Flor, ¿cómo estás?
—Mejor, estaba indecisa si venir hoy o no, ya estoy mejor pero me da miedo recaer y enfermarme por más tiempo.
—¿Qué tenías?
—Gripe, fiebre y dolor de cabeza.
—Oh, ¿y te tomaste algo?
—Si, unas pastillas y jengibre para la gripe.
—Qué bueno que estés bien. Si te sientes mal, avísame, aquí tengo pastillas.
—Gracias, pero tranquilo, en mi cartera me traje un paquete. De todos modos yo te aviso.
—Está bien. Iré a mi oficina.
—Vale.
Luego de unos minutos, estaba aburrido, y me senté en los asientos que están diseñados para que esperen mientras atiendo a los que llegaron antes, estaban al frente de flor. No sé, pero me estaba comenzando a gustar su compañía, ayer por no venir, me sentí muy solo, entonces quería dedicarme a conocerla.
—Flor.
—Dime.
—¿Te gusta tu trabajo?
—Emm, pues, si, ¿por qué la pregunta?
—Por saber, a mi si me gusta el mio, pero es irónico, porque me gusta ayudar a las personas, pero no sé como ayudarme a mi mismo.
—¿Cómo así? ¿Los psicólogos no saben como ayudarse?
—Si, pero algunos no aceptamos qué es lo que nos pasa, y entonces nos creamos un conflicto interno, bueno, ese es mi caso, y no sabemos cual de las mil opciones es la más acertada. Si alguien pasa por una situación exacta a la nuestra, sabríamos cómo ayudarla de la mejor manera sin darnos cuenta que ese consejo que sale de nosotros, podemos usarlo a nuestro favor.
—Ese mundo de la psicología me gusta. Es muy complejo y algunos ya saben controlar cualquier situación que se les presente.
—A mi me encanta, este trabajo me encanta, siempre trato de analizar y dar el mejor consejo que sé que le puede servir.
—Si, realmente todo depende de la pasión por lo que haces, siempre lo harás con las mejores ganas. —Me dice ella.
En ese momento, me levanto de la silla, y me acerco a su mesa, para hablar más cerca con ella.
—¿Y a ti qué te gusta, Flor?
—Pues, realmente me gustaría ser azafata, me gustan mucho los vuelos y el turis... —En ese momento, se abre la puerta y una chica entra.
Me había dado cuenta que llegaban puras chicas, era raro que el primer varón no ha dado una visita por estos lados.
—Buenas, ¿en qué le puedo ayudar? —Le dice Flor, yo aún no había entrado a la oficina.
—Quisiera verme con el psicólogo, ahorita.
—Hola, mucho gusto, me buscas a mi. —Estrecho mi mano con la alumna.
—Dejeme tomarle sus datos y procede a ir con él, ¿está bien?
—Claro.
Le da sus datos y nos vamos a la oficina.
—Buenas, ¿y cómo estás?
—Yo muy bien, ¿y usted?
—Bien, bien.
—Vamos a comenzar ¿vale?
—Perfecto.
—Y cuéntame ¿cuál es tu situación?
—Te contaré algo que me ocurrió hace varios años ya. Yo nací aquí, pero de pequeña emigré a Colombia y me crié allá. Ese año está entre los mejores años de mi vida, realmente me pareció que en tan solo un año hice muchísimas cosas y mi vida tuvo muchos cambios drásticos. Desde los 7 años me gusta un niño, para no decir su nombre oficial lo llamaremos... Niño lindo, actualmente es mi ex.
—Qué increíble apodo —Nos reímos los dos.
—Bueno, de pequeña, era gordita, no tenía un baja autoestima, ni tampoco el ego mas elevado del mundo pero si creía que era lo suficientemente linda para quererme mucho. El caso es que el niño me gustaba desde hace mucho tiempo pero nunca se fijó en mi porque no cumplía con sus estereotipos de chica que le podría gustar o algo, yo estaba normal, no me daba mala vida y aún estaba algo pequeña. Por el momento éramos amigos, estudiábamos en el mismo colegio, mismo grado pero el en sección "B" y yo en la "A", lo ayudaba con las tareas y viceversa, su papá es el primo de mi abuela por parte de mamá, pero Niño lindo y yo no venimos siendo primos o familia porque mi abuela es de crianza, sin embargo desde pequeños crecimos como primos lejanos y cuando necesitábamos un favor del otro, por confianza nos deciamos "primoo". Vivíamos en la misma calle, su casa quedaba diagonal a la mía y por ende nuestro grupo de amigos era el mismo. Todos los dias saliamos a la calle y jugabamos cualquiera cosa, eramos muchos y nuestro grupo era bien, sabes esos tiempos de antes. Muchos años después, en abril fue quizá uno de los mejores dias de mi vida, desde hace meses a Niño lindo le estaba atrayendo y yo no te podría describir la felicidad interna que tenía, pensaba que al fin el amor platónico de mi niñez me queria. Bueno, un 10 de abril estabamos sentados en las escaleras de mi casa, y allí me preguntó si quería ser su novia, mi respuesta obviamente fue un sí, e inmediatamente nos besamos por primera vez. Esa noche fue lo mejor de los tiempos, andaba risueña por toda la casa como si mi príncipe azul habia llegado a mi rescate después de tanto tiempo. Duramos 2 semanas lamentablemente, terminamos porque yo tenía dos amigas (ellas eran hermanas y se llevaban unos dos años de diferencia) a la mayor vamos a llamarla Chica 1 y a la menor la llamaremos Chica 2. El cuento es que terminamos porque Chica 2 anteriormente habia sido ex de Niño lindo, aún sabiendo que a mi siempre me gustó, y cuando se enteró de que éramos algo ella quiso acabarlo de inmediato y se le insinuaba de nuevo a él para que me dejara y volviera con ella. Por otro lado, ella me decía que él no me quería, sólo me estaba usando, que tenia que terminar con eso, cabe destacar que yo sabía lo que ella quería pero la consideraba mi amiga porque yo era muy estúpida y sí, entonces me dejé llevar y le terminé a Niño lindo, él si me dijo que estaba actuando justo como Chica 2 quería, pero no me insistió para que continuáramos la relación.