Relatos

La Mariposa 2

Fulker no dejó de mirar el agua, la fuente le parecía de lo más interesante en ese momento puesto que no había nada mejor para hacer en ese momento. Además de su soledad, el aburrimiento estaba a la orden del día.

No tenia nada que hacer, siempre veía el mismo paisaje día tras día, en secreto ya estaba muy cansado de él, y aun así su única compañía, las mariposas, no estaba muy dispuestas ha estar con él después de lo que las había dicho antes.

Suspiró cansado, tumbándose para mirar el cielo que poco a poco comenzaba su cambio de color dejando paso a la noche.

Escuchó pisadas por lo que miró en la dirección de la que procedían encontrándose con la mirada gris de Náyade y Radam que voló a su encuentro para posarse en su nariz, solo unos segundos después desapareció de su vista yendo en la dirección que sabía estaba el hogar de ella y sus hermanas, pero que jamás había visto, puesto que a esa zona tampoco tenia acceso.

Náyade observó como sus ojos no abandonaban la dirección por donde Radam se había marchado, caminó muy despacio hasta la fuente y se sentó a su lado, con unas ganas gigantes de tocarle y sentir su piel en sus dedos, sin saber que Fulker estaba sintiendo exactamente lo mismo al percatarse de su presencia junto a él.

—    Hola— dijo con suavidad hacia él, Fulker cambió el enfoque de su mirada a ella y sonrió.

—    Hola— susurró perdiéndose en sus ojos, solo hacia unas pocas horas que la conocía y sentía una fuerte conexión con ella.

—    Tengo algunas cosas que contarte— empezó, temiendo por lo que le había dicho Radam, que se negara a que le explicara las cosas.

—    ¿Puedo tocarte? — pidió, no soportando más la necesidad que se cernía con tanta intensidad en él.

—    Por supuesto— Náyade le sonrió, agarrando su mano para colocarla sobre su mejilla— ¿me dejas explicarte unas cuantas cosas que sé?

—    Esta bien— se rindió, puesto que estaba tocándola y con eso le bastaba, no necesitaba nada más.

—    Sé que eres y porque estas aquí, Fulker— observó sus reacciones pero no pareció inmutarse por su declaración.

—    No me interesa saberlo— dijo, concentrado en delinear las facciones de su cara con lentitud.

—    Tienes que saberlo, es importante para que comprendas el resto— Fulker miró a otro lado y suspiró.

—    Radam dijo eso un día, cuando trajo a la primera compañía humana que tuve— susurró volviendo a mirarla.

—    Soy diferente, esta vez Radam a cumplido con su misión— declaró mirando sus ojos fijamente.

—    ¿Su misión? — preguntó confundido.

Náyade recordó la pequeña conversación que tuvo con Radam antes de llegar a la fuente.

—    Ya te he dicho que el destino del guardián esta escrito y no se puede cambiar, mi labor, o misión, como quieras llamarlo, es asegurarme que este se cumple.

—    ¿Cómo lo haces?

—    Primero es encontrarlo y traerlo hasta aquí para que cumpla su papel de guardián.

—    ¿Cómo sabes que es el correcto?

—    La piedra, me muestra el nombre y el lugar al que debo ir a buscarlo.

—    ¿Y después?

—    Comienza mi búsqueda de su compañera, eso no me lo muestra la piedra sino el propio guardián. Pasado el tiempo suficiente, suelta un camino que me lleva a la posible compañera, pasan bastantes antes de que soy capaz de encontrar a la correcta pero la acabo encontrando.

—    ¿Yo soy la correcta o a todas les pasa lo mismo?

—    Eres la correcta, es tu tiempo de cumplir tu parte. Debo avisarte que es muy testarudo y nunca me dejó explicarle las cosas pero igual a ti si te deja.

—    Esperemos— respondió no muy convencida.

Náyade salió de su recuerdo de unos minutos atrás al sentir a Radam sobre su hombro. La acarició antes de dejar que fuera con Fulker.

—    Su misión es encontrar a tu compañera— dijo despacio— una vez la encuentre la traerá hasta aquí para que te ayude a salir del jardín, una vez fuera tu papel habrá terminado oficialmente.

—    ¿Cuál es mi papel?

—    Eres el guardián de este jardín, por eso no puedes abandonarlo.

—    ¿Y ya ha encontrado a mi compañera?

—    Lo ha hecho— hizo una pausa puesto que esa iba a ser la primera vez que lo decía en voz alta— yo soy tu compañera.

—    Querido Fulker— escucharon una voz tras varios minutos en silencio— soy la magia que da vida a este jardín— una suave brisa se levantó moviendo las hojas caídas de los arboles dando forma a un ser etéreo que poco después mostró a una Dríada— has cumplido bien tu labor de cuidar este jardín, pero tu momento de dejarlo a llegado, Náyade será tu guía hasta la salida.

Náyade se sorprendió puesto que pensaba que las Dríades, ninfas de los robles en particular y de los árboles en general pertenecientes a la mitología griega, como las criaturas que originalmente llevan su nombre, eran eso, parte de la mitología, aunque teniendo en cuenta todo lo que había visto y le habían contado desde que entro en este jardín no entendía porque se sorprendía, solo le faltaba ver una Náyade para que su aventura estuviera completa.

—    Donde nos encontramos ahora es un poco imposible, de lo contrarío yo te presentaría a alguna— dijo la Dríada sobresaltando a Náyade que no esperaba esa respuesta.

—    ¿Lo he pensado en voz alta o…? — preguntó entrecerrando sus ojos en su dirección, se encogió de hombros y caminó con una gracia que las bailarinas de ballet sueñan con tener.

—    No es la gran cosa, supéralo— dijo.

—    No me gustas— soltó sin poder contenerse.

—    El sentimiento es recíproco, tranquila— respondió

—    Fuiste tú quien lo convirtió en árbol, ¿cierto? — afirmó más que preguntó.

—    El solo se lo busco por decir eso de mi reino, fue un mal guardián— soltó como si hablara del clima. La ira llenó por completo a Náyade que deseaba con todas sus fuerzas acabar con ella. Vio a Radam volar con rapidez hacia la Dríada.

Fulker se había mantenido en silencio esperando ver como desencadenaría la disputa además de seguir procesando la información que había recibido tan de golpe, puesto que antes de llegar Náyade se había negado a recibirla. Lo que el no sabía, puesto que esa parte Radam no se lo conto a Náyade, era que contra más tiempo pasaba junto a su compañera más intensa y fuerte se hacia su conexión y con ello más cosas compartían, además de sus emociones.



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En el texto hay: amor, relatos corto

Editado: 30.03.2022

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