El viento arrastra y vuela mi cortina verde, acaba con mi paciencia al subir sobre la mesa y llevarse los papeles en los que estudio. Mantengo la música encendida para alejar las ganas de rendirme y acostarme a dormir. Mis ojos cansados reflejan un cielo azul igual a los días de mi niñez, esos en los que soñaba con remontar cometas y volar con ellas.
Los días de calor pronto acabarán y habré perdido mi oportunidad de ir a la playa, la tierra se mojará con las lluvias de abril y mi jardín se convertirá en una selva. Eso es lo que le parecerá a mi gato gris, que cuando tenga hambre lo usará para cazar algún pájaro distraído y me lo traerá como ofrenda.
Los bloques de cemento en las ciudades y los motores que ladran allí harán imposible que mantenga la calma y pueda concentrarme, espero poder conservar el dulce aroma del aire del balneario en mis recuerdos.