El hombre que juega con sus tres perros en la playa se remoja en la orilla con la vista en el horizonte, buscando algo que no sé lo que es. Tampoco sé si es joven o viejo, mis lentes de sol no tienen aumento, solo puedo ver que no tiene remera. Sus tres perros saltan dentro del agua y en torno a él, lo adoran como a su Dios, su amo. Ellos le agradecen el favor de haberlos traído a refrescarse, porque el día es propicio para eso. Es un día de primavera que anticipa el verano. Esos días que aún no están destinados a llegar, pero que sí vendrán, y el calor se hará insoportable. ¿Cómo voy a sobrevivir otro verano en esta Tierra?