Caminaba por un parque, el viento movía mi cabello y me acariciaba la piel.
Estaba recordando la primavera de esos enormes árboles, exponiendo la belleza de sus flores.
Sin darme cuenta, me estrellé con alguien y un libro cayó al suelo, cuando volteé a mirar, unos ojos verdes me cautivaron.
—Estás bien —su voz fue como un susurro del viento acariciando mi corazón.
—Lo estoy —contesté con una sonrisa algo torpe.
Se alejó con la vista entre su libro y no lo pude sacar de mi cabeza.
Él se convirtió en mi primer amor.