Relatos cortos de un cuervo colorido.

Clichés: un mundo al revés.

Iván es un chico introvertido, no le gustan los deportes, ama leer y siempre usa lentes, lo cual lo hace feo inmediatamente a los ojos de muchas personas, sin saber que al quitárselos es todo un Dylan Sprouse. En fin, nuestro pobre Iván es un completo marginado para esta sociedad, ya que las chicas no se fijan en él y los jugadores de fútbol le bulleaban todo el tiempo por no poseer músculos y ser virgen, «creo que no soy como otros chicos».

Un jugador de fútbol le molesta con sus dos amigotes, no recordaba el nombre de sus acompañantes que le lamían los pies, pero sí recuerda el nombre de su acosador: Zack Miller, quien es novio ―o amante― de la bad girl del instituto y la más popular de todas: Verona o mejor conocida como Rompecorazones.

Iván odia a Verona, o eso es lo que se hace creer, ya que admira su físico de diosa griega y su mirada seria que a veces le dirige. «No te hagas ilusiones, Iván, ella te usará y te botará cuando esté aburrida».

Se encontró reflexionando un poco en la cafetería, junto a su amigo Raúl, quien también es inteligente, pero no tanto como nuestro protagonista único y diferente, ya que es más amigable a la vista que nuestro desdichado protagonista.

­―Iván, ¿por qué estás tan pensativo?

―No lo sé, solo pienso que no encajo en este mundo.

Bro, eres un humano, no un alien ―. No entendió a lo que se refería su amigo, siempre dice cosas extrañas―. Ahí vienen los tres mean boys.

En efecto, se acercaron a ellos los tres deportistas, liderado por Zack, un rubio oxigenado que parece haber usado bótox para que se le marcaran los músculos. Todo el mundo sabe que sus músculos son falsos y es un golfo de primera.

Ese grupo de tres caminaron hacia ellos como si estuviesen en una escena en cámara lenta, hasta que se inclinaron en la mesa de los dos. Zack miró a Iván de forma amenazante.

―Mira, nerd, sígueme un consejo: no te acerques a Verona o tendremos muchos problemas.

Después de pronunciar esas palabras, se retiró de la misma en forma que llegó: en una escena de cámara lenta.

Raúl e Iván se miraron en un estado de confusión.

­―¿Por qué te amenaza por una chica que ni conoces? Todo el mundo quiere con Verona, hasta yo, pero eres el único del instituto y quizás del planeta que no le gusta.

―¡A mí no me gusta! ―gritó un chico al fondo.

Raúl sacó un arma y le disparó, la escondió y volvió a mirar a su amigo.

―Ahora sí eres el único de todo el planeta que no le gusta a Verona ―le dijo―. Una vez estuve con ella y me rompió el corazón como a todos, pero fue el mejor sexo de mi vida.

―¿Y por qué Zack me amenaza a mí y no a ti?

―Porque eres el único que puede cambiar a Verona, caer en un bucle de amor-odio y mucha toxicidad, pero podrás cambiarla, ya que eres virgen y esa es la única cualidad que importa cuando quieras conquistar a una persona.

Iván arqueó una ceja.

―¿De dónde sacas esas ideas, Raúl?

―Ah, lo siento, es que estuve leyendo en Wattpad y me vi Tres metros sobre el cielo con mi hermana ―se excusó―. Y te lo garantizo, todas tienen el mismo resultado: la nerd se queda con el bad boy. Esta vez, el nerd se tiene que quedar con la bad girl.

―¡Eso no vende! ―gritó una porrista―. Vende más una chica virgen que un chico virgen.

―¡Díselo a Cuatro de Divergente, imbécil!

―Pero Cuatro está bueno y yo no ―comentó Iván.

―Cállate, que te estoy defendiendo. Además, tienes el físico de Dylan Sprouse, no te quejes ―le susurró.



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En el texto hay: humor, de todo, lgbt

Editado: 27.02.2021

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