Cuando Andres llega

SITUACIÓN -4:

- Dos amigas.

- Una en sus "días rojos".

- La otra consintiéndola.

- Algo sale mal.

Resultado:

¡Sálvense quien pueda!

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- ¡May! – grito por décima vez mi amiga, es común que en estos días sea más irritable que de costumbre, pero ¿Qué importa? Se le quiere así.

- ¡Ya voy! – le grité de vuelta trayendo un pequeño picadillo para ambas.

- ¡ya no quiero ver esta cosa! – chillo molesta casi lanzándome el cojín que estaba abrazando.

- Oh... vamos... - suspire dejando las cosas sobre la mesa de centro y sentándome a su lado.- ¿ahora qué quieres ver?

- ¡no quiero ver nada! – me lanzó el cojín molesta.

- ¡calma mujer! – atrapé el proyectil y me protegí con el mismo.

- ¡quiero chocolate!

- ¡te doy tu chocolate, pero te calmas mujer!

- ¡ya! – volvió a chillar, sonriendo como una niña pequeña.

- Las cosas que hago por ti... - suspire cansada, levantándome nuevamente para volver a ir a la cocina.

Buscando entre las repisas logre encontrar lo que pedía, al volver, la encontré comiendo todo lo que había traído anteriormente.

- Al menos déjame las migas, niña.- reí al verla con sus mejillas con rastros del picadillo, o lo que quedaba de él.

- ¡chocolate! – sonrió mirando lo que traía entre mis manos.

- Aquí tienes.- dije mientras lo lanzaba hacia su dirección y ella lo atrapo en el aire.

- ¡Este no me gusta! – me miró molesta mientras me lo lanzaba de vuelta.

- Es el único que había.- se lo lance, otra vez.

- Pero yo no lo quiero... - dijo mientras comenzaba a re-molestarse.

- Pero si es lo único que tienes.- dije mientras comenzaba a alejarme lentamente.

- ¡YO.QUIERO.DE.OTRO.! – se levantó, mientras su rostro parecía el de un psicópata, asesina, sicaria ¡todas esas madres!

Lo primero que vino a mi mente fue salir corriendo por mi vida y ella tras de mí como un animal salvaje, aunque, ¿Quién me manda a ser buena persona?