Bien, que tal si te cuento una historia… pero poco educado soy, déjame presentarme, yo soy un mestizo, para ser exactos el resultado de la unión de un humano y un vampiro, soy un dhampir. ¿Mi nombre?, aun no lo tengo. en estos momentos tengo dieciséis años, el mes que viene seré nombrado. con esto dicho que tal si comenzamos con la historia.
Yo tenía diez años, estaba donde he estado durante toda mi vida. en una tribu de vampiros, al sureste del continente Finibus, en el país de Myirsk. Como te lo imaginaras los vampiros puros no soportan el sol, si bien no se queman, le hace bastante mal, por ese motivo esta tribu estaba ubicada en un acantilado, en una red de cuevas artificiales para ser exactos, yo me encontraba aburrido, como siempre.
No hay mucho que hacer aquí, si te soy sincero. estaba buscando algo que leer en el despacho del jefe de la aldea, quien actúa como un padre para todos los niños de la aldea. Reglas antiguas. nadie conoce, ni cría a sus hijos, ni el propio jefe. aunque eso es un poco contradictorio, pero que mas da, entre los libros que había encontré uno curioso.
“El éter, la fuente de la vida, y de la magia”, como subtitulo decía “una guía rápida el control de tu núcleo, volumen uno”. Claro que había oído de la magia, incluso la había visto, pero nunca tuve oportunidad de saber a ciencia cierta cómo funcionaba, por lo que empecé a leer.
Según ese libro, todos teníamos la capacidad de hacer magia, y cualquiera podría ser un maestro en ella, además de haber varias formas de usar esta magia. El libro enseñaba las bases de una de estas formas “las palabras mágicas”.
“El éter se encuentra en el entorno, pero para manipularlo tienes que extraer el éter de tu núcleo”. Así empezaban las instrucciones, me concentre en mi pecho y pronto sentí un calor de él, y sentí como algo si empezara a fluir de mi pecho, como si fuera sangre.
Me asuste, perdí la concentración y deje el libro en el estante, volví a jugar con mis hermanos, puede que me haya asustado, pero no me detuvo, volví al día siguiente. Entre al despacho del jefe, pero esta vez salí, me fui a un rincón de la cueva y empecé, pronto esa “sangre” empezó a juntarse en mi boca.
Levante una mano —Ignis—dije algo temeroso. La “sangre” de mi boca, de una forma veloz, comenzó a juntarse en mi palma y sentí calor, cada vez más, hasta que se formó una pequeña llama. —jajaja, ¡Si! —grite.
Me emocioné demasiado en ese momento, porque comencé a Inyectar más éter, la llama poco a poco se fue volviendo más grande. empezó a quemar mi ropa, me asuste y me desconcentre, se apagó la llama mágica, pero no la de mi ropa, agite mi mano y cambio nada. Ahora pienso que incluso lo empeoro, la llama que cubría mi manga, ahora lo hacía con mi brazo completo.
—¡AAAAAAAAAJJG! —Gemí. Asustado corrí, me tiré al suelo y me revolqué como un cerdo en el suelo, la llama de mierda no se apagaba. La gente de al rededor, se empezó a reunir y a gritar por ayuda, en cosa de segundos, llego el jefe con otro adulto, el médico.
—Aqua —conjuro el jefe de la tribu. una bola de agua callo sobre mi cuerpo, dejándome por completo empapado —¡qué mierda te paso! —exclamo el jefe mientras me levantaba del suelo —M-me metí en tus libros... y uno... y la magia —dije mientras estallaba en llanto.
Luego de decir esas palabras el jefe fue en la dirección que los aldeanos le dijeron por donde yo vine corriendo, y salió de mi visión — Tranquilo, te vamos a aliviar enseguida —dijo de una forma tranquilizadora el médico de la tribu.
Si bien no era la primera herida grave que había tenido, ni sería la última el dolor de la quemadura, el miedo y la vergüenza me superaron . Estaba demasiado nervioso para responderle, solo me puse a llorar.
—tranquilo si, intenta respirar, no es tan grave, respira —, siguió intentado calmarme, giro su mirada hacia alguien de atrás, — trae agua helada, mientras más helada mejor, rápido—. vi como salió corriendo, en lo que esa joven salía corriendo, llego el jefe.
—Niño —, me sujeto del hombro, esto dolió un poco, —¿hiciste magia con este libro? —mostrándome el libro, —S-sí —dije algo temeroso, —¡te pudiste matar, o peor incendiar a alguien, entiendes lo que te digo! —Me dijo con una cara de desesperación. —perdón Nif* Nif*, me duele —dije entre sollozos, — disculpa —mientras me soltaba mis hombros.
Luego llego la joven que fue por agua, el medico puso mi brazo en el agua helada, —bien, todo bien ahora estarás mucho mejor, te voy a tener que vendar el brazo, así que espera en lo que voy a buscar mis cosas —, de manera veloz, el agua calmo el dolor, y a los pocos segundos dejé de llorar. — mira se que exagere un poco, me puse nervioso a la posibilidad si algo te pasara, cuando te cure Akil, ve a descansar, una vez estes bien hablamos sobre esto si — mientras el jefe me decía esto, llego el medico.
Los primeros días luego de la quemadura las pase muy mal, las vendas me picaban, no podía dormir del lado de la quemadura, además de estar aún más aburrido que el principio. Luego de unas tres o cuatro semanas mi herida había cicatrizado, dejándome la mano izquierda con una cicatriz desde la muñeca hasta el codo, mi mano se veía rarísima, las manchas rojas oscuras eran horribles.
Lo bueno es que nadie dejo de ser mi amigo, ni nada parecido de lo que yo temía que pudiera pasar, una vez sano, el jefe me llamo a la una sala, los pequeños no nos dejaban entrar ahí. Luego me enteré de que no se nos dejaba entrar porque era la zona de entrenamiento para los guardias. y porque fui llamado a ese lugar, pues...
Editado: 08.03.2022