Los recibió con un abrazo fuerte en la entrada de la iglesia el Domingo de Ramos. Fue un saludo efusivo por la felicidad del reencuentro. Ella le celebró la camisa a rayas azul y blanco y el agradeció el cumplido con una hermosa sonrisa. Días después, se encontró a su esposa por casualidad y le comunicó con tristeza que él había fallecido la madrugada del Viernes de Concilio.