Cuando arruiné mi pedida de matrimonio

Soy la peor. Una desesperada, ansiosa, romántica, dramática y loca. Y todas esas cosas fueron las que echaron a perder mi pedida de mano.

Ya vivíamos juntos, ya había dado mi brazo a torcer y estábamos embarazados. Faltaba la cereza del pastel: el bodorrio.

¿Cuántas veces me veía ahí en la imaginación, de blanco, radiante, como la Lucerito el dia que se casó en cadena nacional?

Idealicé la idea por tanto tiempo. La pedida, el anillo, la boda.

Jajaja hasta tenía un grupo de what's dónde estábamos otras dos amigas y yo. "Esperando el puto anillo" se llamaba el grupo y esperábamos ansiosas el día en que alguna dijera  que la espera había terminado.

Decidimos que ibamos a casarnos por el civil mientras tanto ya que venían gastos fuertes con un bebé en puerta.

Aún así yo si soñaba con el anillo y todo el pedo, porque si bien ya estábamos más dados que pedidos, pues la ilusión de esta romántica empedernida estaba latente.

Chá es muy práctico rayándole a veces (solo a veces) a lo insensible.

El estaba emocionadísimo por ser papá. La boda decía él, era solo un trámite legal que avalaría lo que ya éramos: una familia. 
¡Háganme ustedes el chingado favor! Jajajajaja.

Y yo, como ya les conté antes, con las hormonas apoderándose de mi a su máxima potencia.

Un día, estábamos en la casa echando cuba con un amigo de Chá y una amiga mía de la uni. Bueno, ellos echaban cuba y yo nomás de mirona.

Entonces quisieron sondear, pero yo toda babosa no me di cuenta.

"¿Cómo sería la pedida ideal?" Preguntaba el amigo de Chá así muy interesado según el, porque el cabrón ni novia tenía.

"Ay pues algo así súper bonito" dijo mi amiguita la costeña (ella es de guerrero).

"Ay si" dije yo. "A fulanita se lo pidieron en un restaurante muy lujoso, osea que choteado" aventé así bien mamonamente.

"O a Fulanita de tal se lo dieron con mariachi en su casa" dijo mi amiga. "Osea cero imaginación".

Jajajaja y ahí estábamos nosotras dos de víboras diciendo que el anillo se debía dar así de una manera espectacular, en Disney o algo así bien mamalón. 
Pobre Chá, su carita era de desconcierto, y tiempo después me confesó que pensaba "no mames pues que quiere está vieja que haga si nada le parece". Jajaja.

Tiempo después me enteré que Chá tenía pensado ir al Bellini (el restaurante giratorio en el WTC) para darme el anillo. 
Después pensó que eso no sería suficiente porque doña "pedida perfecta" quería recibir el anillo en caballo blanco y todo el pedo.

Después pensó que, con ayuda de mi hermana que pertenece al mundo del teatro, podían organizar un flashmob para que me diera el anillo entre bailes y canciones en un lugar concurrido.

Y así pasaron los días con Chá rompiéndose la cabeza para darle el anillo a esta gordita embarazada y hormonal.

Un día estábamos en casa, nuestro depa tenía dos recámaras, la nuestra y el estudio de Chá que se convertiría después en el cuarto de Luciana.

Estábamos en nuestra recamara cuando empecé:
"¿oye y si hacemos una comida por la boda?"
"Si amor, está bien, hay que ver si podemos solventarlo".
"Ok. Oye pues ya conseguí la comida con mi amigo, el nos va a echar la mano para que salga super bara"
"Ok, amor, está bien" decía Chá mientras veía unas cosas en su cel.
"Cha, ¿Me estás escuchando?" Le decía yo mientras doblaba ropa limpia que tenía en una canasta.
"Si Liz, estoy escuchándote" y volteó a mirarme con cara de pocos amigos.
"¿Sabes que pasa? Lo que pasa es que tú no te quieres casar conmigo, eso pasa" dije yo con la voz más víctima que encontré en mi repertorio.

Chá es sabio. Siempre me ha dicho que hay que saber escoger las batallas que quieres luchar, y en esa ocasión se decidió por la retirada.
Me besó en la frente, me dijo "¿luego lo hablamos vale?" Y se fue a su espacio seguro en el estudio a jugar algo en la compu.

En mi defensa... ¡no era yo! Era un ser psicópata encerrado en el cuerpo de una gordita enamorada y embarazada. Chucky se apoderó de mi una vez más.

Y entonces así fue como comencé a mandarle Whatsapps de una recamara a otra.

"Eres un insensible, desgraciado, ¡no te importa nada! Tu no te quieres casar conmigo. Porque no quieres planear está boda así como yo, tu solo te vas a casar por cumplir y luego me vas a reprochar que te casaste conmigo a huevo y que yo te amarre por estar embarazada"

Escribiendo.... Pausa... Escribiendo... Pausa... Escribiendo... Pausa. Así pasaron como 5 minutos.

Al fin me contestó, ahora se que estaba buscando las palabras exactas para no pelear porque yo ya estaba en modo 5 súper Sayayin.

"¿De que carajos hablas Liz? ¡El que lleva más de un año rogándote por tener un bebé soy yo! Amor, si me quiero casar, es solo que quiero que todo quede a tu gusto para no pelear. Si quieres tacos, tacos comemos; si quieres flores azules, azules serán. Quiero que sea lo que tú quieres para que estés contenta".

Hijooooo de la chingadaa. Eso pensé en mi modo más feo y cruel. Este cabrón más bien me da el avión porque no se quiere involucrar en la boda, porque no le importa. ¡PORQUE NO SE QUIERE CASAR!

Ah pues ahí voy, en pijama, chongo de señora y chanclas de plástico con mi canasta de la ropa sucia. Me metí al estudio (dónde teníamos una cama) y me senté a juntar y doblar calcetines.

Chá me miró de reojo y siguió en lo suyo. Supongo que no quería pelear y trataba a toda costa de evitarlo.

Mmmjmj. Hice ese sonido de mujer encabronada que no dice nada pero hace saber que está ahí.

Nada. Silencio total.

Bffffffff. Bufé como toro con una cara de enojo.

Nada. Silencio total.

Sonrió. No sé si porque vio algo chido en la compu o porque le parecía divertido el berrinche nivel niña de 3 años que me traía encima.

"Ahhhhh ¿Te parece muy chistoso? Te estás burlando de miiiiiiiii"

Perdí la cabeza. Me volví loca, estaba endemoniada.
Hoy lo cuento un poco con risa, en ese momento mi enojo era real. Pero también me causa tristeza saber que estaba siendo toda una pendeja y que Chá en verdad estaba aguantando mi manera tan tonta de comportarme.