Relatos de Mrs Unright

Liz mala suerte; chá ganando como siempre

Yo soy Liz mala suerte. A mí me salen las papitas sin tazo. Me he quedado a un número de ganar algo en la lotería, casi nunca me encuentro dinero tirado, y los juegos de azar no se me dan.

Es más, un día fui a un bingo de recaudación de fondos para una asociación de niños autistas.

Juro por el osito Bimbo que ví que ya había llenado todos los números. Estaba en juego una pantalla de esas enormes de hace 20 años y grite súper emocionada BIIIIINGO.

Que perro oso. Cuando me fueron a checar la tarjeta me faltaba un número. Todos me vieron con cara de "stopida esta" y quedé descalificada por falso bingo. Jajajajajaja. Adiós tele nueva.

Así que si, además de Mrs. UnRight, soy  Mrs. UnLucky o Liz mala suerte pa los cuates.

Ahhhhh. Pero me case con Chá todas mías, Chá triunfador, Chá con estrella.

Apenas nos habíamos ido a vivir juntos, y justamente era la época cuando teníamos el bar. Así que trabajaba de sol a sol. Los sábados (que eran los días que yo iba) enfiestaba; después, cerrábamos 3 am al público, y luego hacer corte de caja, limpieza del lugar, pagar la raya de cada empleado, repartir el moje de meseros y echar la cuba mientras eso sucedía.

Terminábamos saliendo del bar si bien nos iba a las 5 am. A veces, entre el desmadre y las cubas y el desestrés de la semana, terminabamos saliendo cuál vampiros, deslumbrados por el sol a las 8/9 de la mañana.

Obviamente llegábamos a casa muertos y a dormir. Para cuándo abríamos los ojos eran las 8/9 pm del domingo y con toda la pila del mundo.

Un día, le pregunte a Chá que qué podíamos hacer si era Domingo de noche y no había nada bueno en el cine.

"Gordita, hoy me siento con suerte, vamos al casino" me dijo muy seguro de si mismo.

"Genial, ahí va otra vez el ludopata éste" pensé. Pero la neta no era mala idea por qué en domingo a las 11 pm no hay mucho abierto y además su pasado ludopata no era algo que me constara, solamente era leyenda urbana.

En aquel entonces, cómo apenas me había ido a vivir al depa, Chá aún tenía una roomie que había conseguido meses antes para una lana extra. Una chica muy simpática y guapa... Y tenía novia. (Si, por eso mi lado celópata dormía plácidamente).

La roomie ya no tardaba mucho en irse, estaba buscando otro lugar porque pus... ya había llegado la SEÑORA DE LA CASA. Jajaja. Ya me veía yo como Angélica Rivera agarrando lodo entre las manos y gritando "soy la dueñaaa". Okno.

Bueno, pues les dijimos que si querían ir al casino y aceptaron gustosas la roomie y su novia.

Nos subimos al coche y nos fuimos al casino que está en Gran Sur.

Entramos y todo cool. Chá le metió $500 pesos a su tarjeta del casino y yo $200 porque pues "Liz mala suerte".

Las roomies no quisieron tramitar su tarjeta porque según ellas iban al bingo.

Entramos al área de fumar y Chá vio una máquina con unos lobos. Se sentó ahí y empezó a jugar.

Pausa.

Chá siempre me ha dicho "Liz, si quieres ganar pesos, apuesta pesos. Si quieres ganar centavos, apuesta centavos. Pero sobre todo jamás juegues con miedo".

Mi abuela también por su lado siempre me dijo que "el que juega por necesidad, pierde por obligación".

Jajaja así que yo nunca ganaba xq neta siempre que juego juego con miedo o pensando "chale este varo pudo haber sido pa' la luz" jajaja. 
Así que no soy muy buena para esas cosas.

Total que Chá se sentó en el jueguito de los lobos y empezó a jugar. Pero tiradas de a $50 pesos.. osea atascado el wey.

En eso las roomies volvieron y me dijeron "Liz, mejor si queremos tarjeta. El bingo está cerrado".

"Obvio bobas, vean la hora" pensé yo entre mi, pero me ofrecí a acompañarlas.

"Ahorita vengo amor, voy a llevar a las chicas por su tarjeta, que siempre si".

"Ajá si, ve. Además me estás salando mi suerte" me contestó Chá sin quitar los ojos de la pantalla.

Empezamos a caminar hacia la recepción.
La verdad es que yo amo ir al casino. Pero no porque gane, pero amor observar a las personas ahí. Ya se, soy una morbosa.

A lo lejos una señora persignándose cada vez que iba a apretar el botón de la máquina.

Otra señora más sobando la pantalla de la máquina antes de tirar.

Un señor que neta me cae, yo creo que tendría unos 3 días ahí. Flacucho, con la barba crecida, se veía que olía medio rancio.

Otra señora comprando créditos en la tarjeta. "No no, te doy el dinero con la derecha y recibo con la izquierda" le decía a la dealer con un chingo de firmeza.

Llegamos a la recepción. Estás chicas empezaron a tramitar sus tarjetas. No más de 10 minutos. Cuando mucho unos 8.

Mientras les tramitaban las membresías y les explicaban cómo funcionaba, yo me di uno de mis gustos culposos. Jajaja.

En la recepción del casino hay una libreta de quejas. Leerla es la cosa más chabocha del mundo.

"Le he dicho mil veces al gerente del lugar que cuando estoy jugando no pongan banda, eso me trae mala suerte" se leía en uno.

"Las dealers aún no entienden que no me den créditos impares" se leía en otro

"Un señor que me miraba fijamente se llevó mi suerte. Ese día perdí y el ganó todo".

Ah qué cosa más maravillosa, me reía con cada comentario. Tal vez sea un poco malévolo, porque a final de cuentas quienes escribieron ahí lo hicieron con mucha convicción. Pero a mí me divierte de lo lindo.

Total que unos minutos después, insisto, no fueron más de 10 las chicas me dijeron "listo, ya tenemos tarjeta. ¿Que haces Liz?" Me puse roja porque me habían cachado husmeando en la libreta de quejas.

"Nada, ya saben, mirando nomás".

Caminamos de vuelta a la sala de fumar donde habíamos dejado a Chá.

Las puertas de cristal se abrieron cuando, de pronto, ví una multitud rodeando a una persona. Así como cuando atropellan a alguien y los chismosos se juntan a ver.

Se me aceleró el corazón, sentí un escalofrío y pensé "ya le dió un infarto a ese gordito mailob". Comencé a caminar rápido y me abrí paso entre la bola de chismosos que efectivamente rodeaban a Chá.



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En el texto hay: relatos cortos

Editado: 15.05.2021

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