Relatos de Muerte con Sabor a Vida

Un mundo sin sombras (ultima parte)

5

 

Contaron exactamente treinta y tres androides cada uno más siniestro y aberrante, sus cuerpos humanoides con piel sintética recubriendo sus exoesqueletos ocultaban armas de toda clase de índole. Permanecían inertes, con los ojos abiertos, esperando una orden para destruir todo a su paso.

La parte más profunda del laboratorio albergaba un último androide, la más bella creación de Rene Default, una copia exacta de su difunta esposa descansaba en un tanque de criogenización. Alcira retrocedió unos pasos, sus censores mandaban constantes alertas.

— ella es la más fuerte y peligrosa, también es la única activada. Debió meterla en ese tanque para inmovilizarla al no poder controlarla. Si logra salir de aquí, un rio de sangre correrá por este mundo.

— sabía que Rene sentía rencor por este mundo pero nunca llego a odiarlo, o eso creía hasta ahora. Mira.

Enfoco la linterna a la parte más profunda del laboratorio donde los focos quemados ya no podían alumbrar. Escritos sobre las paredes de un rojo brillante se plasmaban los más ocultos y desdichados pensamientos de Rene Default.

“hare arder este mundo lleno de traidores y mentirosos” “los matare a todos” “dejare a todos en las sombras”…

Las luces se apagaron mientras una macabra risa rompía en pedazos el silencio.

— parece que tengo visitas inesperadas ¿les gusto el lugar? debía de ser una sorpresa para ustedes y esta asquerosa ciudad, pero tenían que ser tan impacientes, sin embargo solo faltan algunos minutos para la activación simultanea de todos mis nuevos hijos. Uno de ellos es suficiente para colapsar esta ciudad, basándome en mis cálculos bastara un año para volver cenizas este país y unos dos más para destruir el mundo. Creare algo hermoso, después de todo, solo puedes crear algo nuevo destruyendo lo viejo.

Las luces de la cámara de criogenización desvelaron una grotesca figura de enormes garras y extremidades metálicas acercándose lentamente. Un roído saco negro cubría ligeramente sus partes metálicas. Acaricio con delicadeza el tanque donde flotaba la bella androide imbuida en su congelado sueño.

— Es hermosa, mi mejor creación. Tan incontrolable como cuando era de carne y hueso. No se asombren por mi apariencia, arrancarme los miembros fue menos doloroso de lo que imaginan, no es nada comparado con el dolor y el vacío que siento dentro. Pero en un mundo embriagado de dolor y sufrimiento podre estar en paz.

Los monitores que conectaban a los androides se encendieron simultáneamente con un icono de “activación culminada” escrita en toda la pantalla. Con torpes movimientos las criaturas cayeron al suelo retorciéndose acostumbrándose a sus nuevos cuerpos.

— ¡LA HORA A LLEGADO! ¡EL DIA DEL JUICIO FINAL! Queridos hijos míos, solo daré un una orden y escúchenla muy claro ¡DESTRUYAN TODO A SU PASO! ¡DEJEN AL MUNDO EN LAS SOMBRAS! No…— calló para meditar sus palabras— ¡DEJEMOS ESTE MUNDO SIN SOMBRAS!

Alcira tomo una barra de metal impulsándose con todas sus fuerzas invistiendo contra su creador, este al percatarse desplego sus filosas garras. Con agiles movimientos Alcira pudo esquivarlo despejando el camino hacia la cámara de criogenización, apunto a la cabeza. La barra quebró el duro vidrio insertándose y destrozando la cabeza del androide.

— ¡NO…! ¡COMO TE ATREVES MALDITA BASTARDA!

Los androides se pusieron de pie dominando sus cuerpos, enfocando sus vacíos ojos negros de pupilas rojas en Alcira.

— Su orden ya está dada, despliéguense y destruyan esta ciudad, yo me encargare de ella. No tengan piedad, no tengan resentimiento, no tengan misericordia, este podrido mundo hace mucho que los perdió.

Creación y creador intercambiaron golpes desprendiéndose chispas al chocar sus partes metálicas. El rostro de Rene Default seguía siendo la de un humano común a excepción de sus ojos, llenos de odio y sufrimiento. Los movimientos de Alcira eran frenados cuando fugazmente llegaban a mirarse, recibiendo daños graves de golpes y arañazos. “prométeme que no lastimaras a ningún ser humano” las palabras de Eusebio Espinosa resonaban como una orden, era cuestión de tiempo ser destruida si mantenía ese ritmo de pelea.

— ¡ERES DEVIL!  ¡JAMAS PODRAS VENCERME! Ya no soy el despojo humano de antaño, el frio acero es mejor que la putrefacta carne. Envidio su capacidad para no sentir emociones, para no tener miedo, para solo seguir ordenes, pronto me adueñare de ellas, quizás así este fastidioso dolor desaparezca.

— ¿ya no eres humano? — utilizando los escáneres de su cuerpo analizo a su creador— es cierto, ya no se te puede considerar un ser humano, anulando protocolo de protección.

El androide arranco uno de los brazos de Rene Default, una mezcla de sangre y un líquido negruzco broto del miembro mutilado. El hombre grito de dolor abalanzándose contra Alcira destruyendo parte del armazón de su tórax con el choque. Eusebio Espinosa se escabullía lentamente por el laboratorio en busca de armas y herramientas útiles, se detuvo al escuchar los alaridos de la pelea, lagrimas caían por sus mejillas se las seco con la sucia manga de su camisa mientras corría por el pasadizo hacia la salida. Sentía los pasos de la muerte detrás y adelante, pensó en su familia, recordó la sonrisa de todos sus seres amados. Desenfundo una potente arma de fuego, adentrándose en una ciudad que ardía en llamas.



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En el texto hay: desamor, amor, esperanza y conflictos

Editado: 11.12.2021

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