Relatos De Terror Y Misterio

Experimento secreto Mosca

El primer zumbido fue en el oído de Herbert que vivía cerca del estanque. Al abrir la ventana del interior de su casa, percibió la brisa del viento, y un sonido que era tan perceptivo como la sombra de la criatura que se reflejaba en la pared del techo al brillo del velador. La bilis de ácido no tardó en quemar su cabello y parte de su cráneo que se fundía hasta poder ver millares de terminaciones nerviosas de los sesos con esa visión tan amplia y en diferentes formas y colores. La pulpa se fundía en toda la casa. Cuando llegaron había algunas partes diseminadas del cuerpo. Una larva diminuta quebraba la piel de un la parte de un pie seco. Hunter pisa aquella gelatinosa figura; Karine esboza un llamado al ver que uno de los tantos huevos se rompía. Inmediatamente se esfumaron de la casa, cerrando la puerta, mientras una masa gigante y hambrienta se dirige hacia ellos. El zumbido. El maldito zumbido que quema los tímpanos en nombre de la desesperación de la pareja que no voltean la vista, pues significa quedar atrapados. Al abrir la puerta Hunter cierra con fuerza, un golpe desde el otro lado golpea la madera, al tiempo que este genera la fuerza suficiente para evitar que intente escapar. Sella con fuerza, y ambos se dirigen al auto. Desde lejos el viejo estanque con un tibio movimiento de las aguas. Un pájaro se acerca a beber algo de esa agua extraña. La anomalía se arroja y lo devora en segundos.

 

 

- No mires – comenta Hunter, en cuanto coloca la llave girando la perilla para encender el motor del automóvil.

 

- ¿Y ahora? – pregunta observando como comienzan a salir determinados insectos.

 

- Ahora, no podemos hacer nada – explica – ¡vámonos de aquí!

 

 

- ¿Mira? ¡Allí! – se horroriza

 

 

- Dios, esto se está saliendo de las manos. Debemos irnos ahora mismo

 

 

La gran bestia se abría paso sobre los árboles. Era del tamaño de un ómnibus. Al levantar vuelo. Su visión pudo observar el avión de pasajeros, y hacia él se dirigió con velocidad.

 

 

El motor puso marcha para escapar en el primer camino que se encontrase. Desde una granja, varios becerros mutilados, siendo devorados por el grupo de insectos que iban y venían. Algunos se plasmaban en el excremento de las bestias que yacían hace tiempo.

 

 

 

 

 

La verdadera razón era una incógnita. Salieron rápidamente de allí y tomaron la primera carretera. Desde muchos aspectos podían notarse los enjambres que volaban por los cielos un tanto grises. Desde una planicie las larvas se movilizaban desde la salida de sus capullos. El paso de adulto era tétrico, como Karine lo podía experimentar. A los lejos la ciudad. Muchos de lo que ellos conocían estaban en caos total. No veían a nadie más que un grupo atrincherado en una casona. A penas en los edificios podían verse infinidad de moscas sobrevolando la maqueta.

 

 

Al llegar a la casa. Una mano temerosa desde una ventana le aviso que no ingresaran. Que nos les abrirían.

 

 

- ¡Por favor! Déjenos pasar, venimos de muy lejos. No sabemos a ciencia cierta que ocurre.

 

 

Una anciana se acerca al hombre, desde allí, y le indica asintiendo que sí. La puerta de la casa apenas, se abre, como la del carro, en el cual rápidamente descienden ambos, y a paso veloz de dirige hasta la puerta. Una mosca puede notar a sus presas y se lanza tomando a Hunter con sus garras. El hacha de uno de los humanos parte la cabeza del insecto que se desploma, apenas moviéndose.

 

 

- ¡Rápido! - comenta el viejo

 

 

Ingresan, a la casa. Hunter tiene una herida en su cuello producto de un corte generado por aquella voraz silueta voladora.

 

 

En la casa había una pareja de ancianos, y dos hombres de edad mediana.

 

 

 

- ¿Ustedes?

 

 

- Venimos del campo subsiguiente. Fuimos a ver a un amigo.

 

 

- ¿Y encontraron lo que no entienden no?

 

 

- Así es ¿saben algo al respecto?

 

 

- Nada. De repente despertamos, y esas cosas estaban por todos lados.

 

 

- ¿Debemos ver si podemos contactar a alguien más?

 

 

- Imposible. No hay comunicación. Incluso salir es altamente peligroso. Están por todos lados.

 

 

Al saber la trágica noticia, no tuvieron más opción que intentar encontrar una forma de poder salir de allí. Los móviles, no funcionaban, como tampoco los sistemas de

 

 

 

 

 

comunicación. Incluso, no había electricidad. Del otro lado desde afuera una desierta ciudad.

 

 

Pasaron el día intentando una idea, más que la única manera era salir de allí. Las personas están desesperadas, y puede notarse aquella adrenalina. Uno de los insectos estaba posado en el techo del automóvil. Hunter podía verlo muy detenidamente. El anciano, tenía una idea que podía ser precisa. Les había aclarado que aquellas cosas, podían ser moscas, y las mismas duermen durante la noche, unas diez horas. El plan era escapar de la casa, y desde el auto, salir de allí a un lugar seguro. Xavier lo pensó, no obstante era la única opción. No podían estar encerrados tanto tiempo. Aguardaron la nocturna salida de la luna para escapar. La mosca gigante que acechaba el vehículo se había ido. Y no se escuchaba un sonido más que de los grillos. Si captaban el hedor de algún desecho o cuerpo podrido. Se dirigieron con cuidado al auto, al abrir las puertas, se introdujeron cuidadosamente. Hunter, encendió el motor, y salieron a marcha del sitio. Adentrándose del otro lado desde donde venían, pues detrás no había sino pastizales con infinidad de moscas. En medio del camino Hunter conducía con tranquilidad hasta las afueras de esa mini ciudad, que seguía tan desierta, como la encontraron al llegar.




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