DÍA 1
Comenzaré con "Día 1" ya que es el primer día en el que me animo a escribir lo que sucede a mi alrededor. Esto no es lo que yo llamaría un "Diario íntimo" donde se supone escribiría sobre mis amigas, familia y un posible novio.
Imposible.
Al menos, ya no.
Este será un diario, sí, pero solo escribiré mi día a día mientras estoy encerrada aquí. De niña me gustaba pasarme el día escribiendo, lo hacía en el diario de mamá; un pequeño libro con cubierta dura de madera, era lindo, aún debería estar en mi estantería en casa por si algún día quieras leer alguna de mis travesuras, pues ahí están con lujos de detalles, hasta planeaba lo que haría al día siguiente.
Escribía ahí con la creencia que mamá lo podría leer si en algún momento apareciera en la noche y se reiría de todo lo escrito. Me gustaría tenerlo conmigo para contarle todo lo que me ha pasado en los últimos años.
Comenzaría con contarle la travesura por la que ahora me arrepiento. No sería travesura, si no un acto de rebeldía tardío. Todos se han fugado de sus casas alguna vez en la vida, y regresado totalmente borrachos y han tenido que aguantar el castigo. Pero ese no fue mi caso, aunque la verdad es que yo sí quería pasar todo eso.
Ha pesar de las travesuras de niña, mientras iba creciendo las dejé a un lado, papá siempre le gustó decirle a sus amigos que tenía unas hijas ejemplares y bien portadas; siempre que escuchábamos eso nos reíamos. Mi hermana era la mejor portada desde pequeña, yo solo estaba en una transición.
Papá solía mantenernos en casa, si salíamos con amigos él debería conocerlos primero y tener sus números de teléfono por cualquier situación. Sí, daba vergüenza, pero no lo culpo. Nunca lo hice y ahora entiendo su preocupación. No estaría en esta situación si solo me hubiese mantenido en casa, dormida o leyendo algo en la computadora mientras comía alguna golosina.
Pero no, ¿qué me costaba seguir como siempre? ¿Por qué hice eso? ¿Por qué tuve que escaparme de mi único refugio donde estaría en estos momentos segura? Extraño mi casa, las mañanas en el desayuno, ver alguna novela con mi hermana o conversar en el almuerzo con papá.
Antes, mi vida era la típica vida de la chica que no llama la atención de nadie. Tenía amigos con lo que no era muy social, tenía a mi hermana y mi padre, con el que nunca hablaba de mis sentimientos y de lo que rondaba mi cabeza. Lo perdí todo por un estúpido impulso de mi parte.
Nunca debí escaparme de casa después de la pelea con mi padre, solo para ir a la fiesta de una de mis amigas. Ya sabes, por la típica discusión de: "Mientras vivas bajo mi techo harás lo que yo te diga", pues bien, eso sucedió.
Cada noche en esta habitación dejo que las lágrimas se desborden de mis ojos para así poder mantener el dolor a un nivel de tolerancia. El recuerdo es lo que me mantiene viva en cierto modo.
Ahora paso encerrada, con miedo, con mucho sueño pero el ambiente aquí es agotador y créeme que no te dormirías con facilidad. Escucho gritos a veces, en mitad de la noche creo, llantos de las chicas de las otras habitaciones, incluso he escuchado disparos.
Desde esa noche, en este lugar, me he sentido prisionera, en una celda disfrazada de habitación de hotel.
Ha decir verdad, casi me tratan con decencia. Debería agradecer eso creo ¿no?. Quizás sea porque piensan que soy la "favorita" de Axel, al que llaman jefe de este lugar. Realmente él no parece mayor que yo, ahora tengo 23 y el tendría unos 26 o quizás más, eso no importa realmente.
Desde que llegué me ha tratado normal, ni muy amable ni muy violento, pero he visto cómo tratan a las otras chicas y agradezco que Axel tenga misericordia de mí. En estos 3 años he ideado planes para escapar pero es imposible, ya me hice a la idea de que nunca me iré de este lugar y si alguna vez logro salir será como mercancía o muerta. Esa idea no me agrada pero es lo que hay.
Casi tolerante.
Casi soportable.
Y todos los sinónimos que pueda haber para las palabras soportable y tolerante. Axel siempre viene a verme y no sé por qué lo hace. Se supone que él no debe hacer eso. Sus ojos marrones me miran detenidamente hasta que me ordena que vaya a la cama y trate de dormir, cosa que no hago por temor a que me tome por su propio placer.
Porque eso fue lo primero que hizo al traerme a este lugar. Recuerdo el pánico, la desesperación de saber en dónde estaba y la típica pregunta que en la televisión decía, ¿por qué a mí?
Maldita primera vez. No se parecía en nada a lo que había pensado que sería. No fue lo mejor, no fue placentero, fue doloroso; pero en algo sí concuerdo con todas, es inolvidable por desgracia.
Estuve amarrada y vulnerable hasta que terminó. Esa fue la primera y última vez que estuve amarrada. Y no lo culpo, al menos un poco. Yo también amarraría a alguien si trata de arañarme el rostro y ahorcarme hasta ponerme azul por la falta de oxígeno. Durante ese rato doloroso lo único que pude hacer fue llorar, tenía miedo a que algo peor que una violación me fuese a pasar.
Como morir.
Y eso ahora, después de tanto tiempo encerrada, suena muy tentador.
Pero Axel no parecía tener planes de matarme o venderme, solo me mantenía para su propio placer. Me tomaba cuando quería mientras no estuviese dormida y nunca iba con tanta violencia como para hacerme algo de daño del que más allá me causaba al alma. Él trataba de no marcar mi piel, de no dejarme hematomas. Él de verdad no quería enviarme al hospital.
Es inteligente ¿no?
Estas cuatro paredes son mi propio infierno, un infierno tranquilo mientras Axel no entrase a la habitación, y no me imagino lo que ha de ser para las otras. Porque hay más. No estoy sola en este infierno. De seguro algunas cosas están al desarrollo de la imaginación del que está leyendo esto. Algunos datos que no he escrito. Y creo que no tendré el coraje para hacerlo.
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Editado: 05.09.2020