Envidio mucho a mi mejor amiga. Quiero decir, para mí, ella es perfecta.
Creo que nunca antes había conocido a alguien así. Ella es un poco peculiar, especialmente cuando se trata de mostrar afecto. No le gustan los abrazos y es bastante cómico cuando alguien intenta abrazarla y ella solo da un par de palmaditas en la espalda.
Me resulta difícil escribir sobre ella. Pero no me sorprende. Siempre tengo dificultades para escribir sobre las cosas o personas que son muy especiales para mí. Y ella no es la excepción.
Es peculiar porque la mitad del tiempo está en su propio mundo y la otra mitad lo pasa haciendo lecciones en Duolingo o estudiando para alguna asignatura para la que parece tener un dominio absoluto.
Nunca sé qué pensar cuando pienso en ella. Es extraño, porque normalmente puedo relacionar a la gente con objetos, una cosa que me recuerda a esa persona. En el caso de Alba, no puedo relacionarla con un solo objeto.
Las amapolas. El mar. El azul claro. Los pendientes. Las libretas cuadriculadas. Los esmaltes de uñas. La asignatura de biología.
Son algunas cosas que me recuerdan a ella. Tal vez por eso me resulta tan difícil escribir sobre ella.
Ella y yo somos muy distintas. Las metáforas que escribo no se parecen, ni de lejos, a las cosas con las que debería compararla a ella.
Sé que ya he usado esta frase antes, pero, de verdad, encaja perfectamente con nuestra situación:
«Ella es una nebulosa, mientras que yo simplemente soy una estrella a punto de desaparecer.»
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Editado: 26.06.2024