Tus labios pintados color fresa mora,
me acompañan en la eterna aurora.
Solo en mi larga espera,
esperé de sueño en sueño.
Ahogándome en este impedido anhelo.
El desaliento fue verdugo y juez,
y la firmeza inalterable del destino,
me abandonó en este tablero de ajedrez.
Dejándome dos colores y un vacío.
Me siento solo y muy perdido,
cuando aun siendo el poderoso rey,
tu corona no alcanzo a ver.
Quiero salvarte de tus acechantes peligros,
únicos obstáculos que nos impiden ser.