El juez estaba seguro de su sentencia, no podía dejarlo como si fuera otro delincuente más, era ser atroz y despiadado, un monstruo que aterraría a los protagonistas de las peores pesadillas de cualquiera.
—Por los cargos de secuestro, violación, homicidio, infanticidio, extorsión y evasión de la autoridad, todos estos con agravantes en primer grado, se declara al acusado: culpable y es sentenciado a muerte por inyección letal en un lapso máximo de 30 días.
Durante los siguientes 29 días el se le dio la oportunidad de pedir perdón ante lo que quedaba de la maltrecha familia, pero él sonreía de una manera desquiciada y no mostró el menor arrepentimiento.
—Los veré en el infierno —dijo entre risas después de negar la extremaunción.
Le aplicaron el cóctel mortal de químicos que le provocó la muerte aun con una macabra sonrisa en el rostro.