Reloj

Risas

   Suena el timbre que marca la hora de entrar, Tomas, un poco emocionado por lo que había experimentado, siente que ahora es capaz de hacer cualquier cosa, es una energía optimista la que lo rodea por el simple hecho de suponer que es el único en tener una habilidad tan especial. Sin embargo, también teme que sea descubierto y el que podría ser de él si las demás personas pudieran darse cuenta de que tiene esas cualidades; pensamientos histéricos lo llevan a pensar que podría ser perseguido por agentes del estado y enjaulado para hacer experimentos como hamster de laboratorio; también se le cruza la idea de que otra persona pueda descubrir el reloj y pueda robarlo haciendo un mal uso de este. A penas estaba descubriendo que más que tener un poder debía lidiar con un secreto inmenso que posiblemente no iba a poder mantener. Era sin duda una de las más grandes encrucijadas a las que se había enfrentado.

  —¡Tomas! —Exclama Jack— que lo toma de sorpresa por el costado. Mientras que Tomas con un gesto de susto un tanto sospechoso a los ojos de Jack, intenta esconder el reloj con sus manos

 —¡ah! Jack, no me asustes así —dice Tomas con una sonrisa un tanto nerviosa—.

  —qué te pasa, ni que hubieras visto un fantasma. Vamos para clase que el profesor de matemáticas no perdona quien llega tarde.

  Y con este gesto de Jack, Tomas se tranquiliza un poco y emprenden camino para el salón.

 —¿seguro que estás bien? —pregunta Jack mientras caminan—. Hoy te noto un poco más raro que de costumbre.

  —¡que sí hombre! No todos los días se consigue una cita con la chica más linda de la escuela —responde Tomas—, con un gesto de simpatía que no termina de convencer del todo a Jack. Suena coherente, después de todo Tomas siempre ha sido muy malo para hablar con Valentina y ahora que lo haya logrado no era de extrañarse que fuese motivo para actuar diferente. Pero Jack como su mejor amigo y que lo conoce muy bien, percibe que hay algo que Tomas no le quiere decir, no se imagina que puede ser; pero le gustaría ayudar a su amigo si tuviese un problema. Así que añade:

 —bueno, ya sabes que si te pasa algo con Valentina o cualquier otra cosa puedes contarme —haciéndole un toque con el codo y cambiando el tono de voz en la última frase de la oración—.

  —sí, se que puedo contar contigo —responde Tomas— pensando que la razón por la cual no le contaba no era porque no confiaba en él y en que le pudiese decir a otras personas sobre su secreto (que si bien tenía muchas ganas de contárselo a alguien), sino más bien porque era algo que aún no podía controlar, y aparentaba ser muy importante, era mejor si el solo conocía ese poder para evitar problemas. Tampoco es que le tenga que decir todo lo que le sucede a su amigo, así que no tenía remordimiento de conciencia.

  En eso momentos Jack ve a Jorge aproximándose por el pasillo y a punto de cruzarse con ellos, así que le avisa a Tomas como manteniendo la precaución:

 —cuidado, que ahí viene de nuevo Jorge —recalca en un tono bajo—.

  Tomas lo ve, pero no quiere que nada le arruine el momento que hasta ahora ha tenido, que, si bien parecía tener muchas implicaciones, no le quitaba lo mágico.

  Decide seguir natural por el camino intentando que Jorge también hiciese lo mismo. Al momento de cruzarse, Jorge, sin mucho enfoque, sigue caminando sin siquiera prestar atención a Tomas quine había hecho lo mismo, tal parece que se no se percato de que este estaba ahí.

  Una vez avanzado unos cuantos metros, Jack suelta un puñado de respiración al ver que el peligro ya había pasado.

 —parece que hoy tuviste suerte eh —exclama Jack un poco burlón—.

  Mientras que Tomas con una sonrisa en su rostro y gestos muy confiados responde:

 —creo que la suerte la ha tenido él.

  Una vez caminado por el pasillo se deciden a entrar a clases, cuya puerta ya estaba a punto de cerrarse.

  Para lo que los dos, haciendo señas de que les dejaran afuera, se apresurar a atrancarla mientras le dan las excusas al profesor, que este, de buen ánimo hoy, y considerando que sólo llegaron un minuto tarde, acepta perdonarles por hoy.

  Al entrar en el salón, los dos quedan posicionados al frente de toda la clase, siendo los últimos en llegar. Buscando sus asientos para dirigirse a ellos, Tomas puede observar como Valentina se encontraba en uno de los puestos, tan tímida y concentrada junto con el pequeño cuaderno que sostenía. Esta, apenas se había enterado de que ellos habían llegado tarde. Empieza la clase, Jack apenas pudo mantener los ojos abiertos del sueño que tenía, Tomas prestó atención a la clase; aunque algunas veces se distraía pensando en el reloj, y que cosas podría hacer con él, y otras veces observaba a Valentina que lucía más concentrada que él.

  Al terminar la clase. Jack y Tomas se dirigían al comedor de la escuela, pues, era hora de almorzar. Mientras esperaban en la fila para servirse, puede observar que Jorge estaba agrediendo a un chico y robándole su almuerzo en el otro lado de la sala, no puede creer lo despreciable que es, observa el hecho y el cómo había incluso profesores cerca y no atendían a tan lamentable y desagradable actuar. Iba a dirigirse hacia ellos para intentar defender al chico, aunque él saliera perdiendo. Pero Jack quien entendió el momento, no se lo permitió con el argumento de que no iba a lograr nada y ya no iba a ser sólo aquel chico el humillado, sino que él también se uniría,




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