Relojes: Corriendo

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Para ella, Cristopher era como un hermano menor fastidioso y mimado, sobre todo después de que cierto accidente hubiese provocado que perdiera el miedo a tratarlo mal.

-¿Para quién mas es? ¿Para Dorian?

-Si él lo quiere, no me importa.

En realidad gracias a Cris pudo olvidarse del chico de ojos azul por un momento y actuar normal, pero Dorian, siendo él, solo estiro la mano y tomo la coca sin pena, dándoles una mirada burlona.

Los otros dos niños lo miraron asombrados y un poco tristes.

-Tenia sed –fue todo lo que dijo justo cuando los padres comenzaron a salir de las aulas, Cristopher salió corriendo buscando a sus papás. Joule también iba a correr hasta que recordó su misión, cuando Dorian extendió la mano para regresarle la funda de papitas casi vacía ella aprovecho para ponerle el papel en la mano y salir corriendo con el rostro rojo.

Ella no sabía la desgracia que le esperaría por eso.

 

Los fines de semana siempre habían sido lentos, llenos de telenovelas y golosinas, donde nunca ocurría nada y nunca tenía ánimos para hacer mucho. Su casa también ayudaba, como las paredes eran gruesas el frio no entraba y el interior era tan cálido que fácilmente olvidaba que san Vicente estaba muy cerca de un páramo, gracias a eso también podía usar únicamente camisas grandes y pantaloncillos sin miedo a resfriarse.

Jenny era diferente a Joule, ella nunca podía quedarse quieta, a pesar de su personalidad tosca siempre se unía a toda actividad interesante que encontrara, e incluso a veces solo conseguía trabajos a medio tiempo para no aburrirse, lamentablemente esos días se había quedado en casa, casi se podía decir que la habían castigado junto a Joule.

-No entiendo porque llora tanto, comenzó a llorar desde que inicio el capítulo y aun no se detiene.

Joule, con los pies en el respaldo del sillón le dio la razón, la protagonista era alguien sonriente y alegre, pero lloraba mucho y siempre se hacía líos con cosas pequeñas.

-Solo debe tiene que dejarlo y se ahorraría muchos problemas –dijo joule –él incluso la trama mal a veces.

-Solo tienes nueve años –le respondió tomando el control remoto y cambiando el canal justo cuando los protagonistas volvían a pelear –no lo entenderías, tal vez después lo hagas, pero por ahora… solo, no preguntes.

Pero ella sentía que no lograría entenderlo ni de grande, hasta ahora tenía un ligero concepto de lo que era que alguien le gustara, y ese sentimiento solo hacía que se sintiera un poco mareada y que el rostro se le pusiera rojo. El matrimonio era un tema aparte, Joule estaba completamente segura que los matrimonios no funcionaban, un efecto colateral de haber presenciado el desastroso matrimonio de sus padres.

Aunque en realidad el verdadero problema era que no entendía a los adultos. Sus padres se habían odiado y aun así siguieron juntos, el profesor Lazcano nunca había estado listo para cuidarla pero no se negó a hacerlo, y a pesar de que Jenny parecía odiarla nunca le había hecho nada malo a parte de la sana indiferencia que apreciaba.

 Pensándolo mejor Jenny en realidad no era tan difícil de entender, a ella no le gustaban las cosas aburridas y Joule, con su personalidad pasiva, era un sinónimo de aburrido.

-Tenemos que ir a hacer las compras, ve a ponerte los zapatos.

Tal vez si Jenny se enterara de todas su andanzas, Joule podría llegar a gustarle un poco más.

El viernes, cuando al fin se deshizo de Cristopher, pudo convencer a Jenny para ir por el atajo, logrando saludando desde la distancia, aunque no vio señales de vida. No sabía cómo le había ido a Nathan, si lo habían vuelto a castigar o si simplemente se había enojado y encerrado por sí solo, a pesar de su curiosidad sabía que no era prudente acercarse al lugar por el momento, solo había escapado por poco de que descubrieran lo que estaba haciendo y si volvían a dudar los ojos de todos los adultos a su alrededor no se despegarían de ella hasta que confirmaran sus sospechas.

Lo mejor era esperar y despejar las dudas de todos para que las cosas no se complicaran más en el futuro.

-Ojala le vaya bien a Nathan… -susurro en medio del pasillo mientras cargaba la grabadora para la clase de inglés, y se alegró al recordar que de alguna manera habían logrado que los adultos se asombraran con las capacidades de Nathan.

Joule ya no estaba tan desconectada como antes de la situación, aunque Nathan era el que debía cuidar a la ciudad, los adultos nunca iban a dejarlo tomar el liderazgo… por obvias razones, la única salida que tenía actualmente era dejar que Nathan se ganara la confianza de todos lentamente, para que así nadie pudiera negar su participación en el futuro.

Siempre estaba pensando en eso, y también tenía varias propuestas para su amigo, el problema era la comunicación, no podía ir a la mansión y no sabía llamar a los ratones. Teniendo tantos inconvenientes, y para no complicarse más, decidió esperar a que se acabara su castigo para poder tocar el tema, en cuanto Jenny dejara de dudar de ella y le quitaría los ojos de encima podían hablar sobre todo lo que pensaba y sabia.

Durante esos últimos días el clima había vuelto a cambiar, ahora llovía un poco más seguido sin que la temperatura bajara tanto como solía pasar en esas situaciones. Esa mañana el sol volvió a brillar tanto que Joule se refugió en la biblioteca de la sección básica, lo más lejos posible de las canchas.

A pesar de que por el momento había decidido no pensar en los problemas de Nathan, aún le quedaban sus propios problemas, específicamente su problema con Dorian.

Sabía que para enfrentar ese problema solo tenía que ir a buscar al chico e inventar algunas excusas para convencerlo de que no hablara, mientras más se demorara más información podría soltar el chico.

Pero hacer eso no era tan sencillo como sonaba y Joule lloraba por dentro cada vez que se acordaba de eso.



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En el texto hay: infancia, infantil, magi

Editado: 20.02.2021

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