Renacer

Capitulo VIII

Capítulo VIII 

Sueños 

 

 

Samantha 

 

Sonrío al espejo mientras veo mi lindo vestido rosa con florecitas en los bordes, mamá sonríe desde la cama donde está sentada con un semblante de orgullo que nada se lo podría quitar y no es para menos hoy estoy cumpliendo 7 años, no todos los días se cumple esta edad. 

 

Mamá dice que soy una chica muy inteligente y que me estoy colocando muy bonita, cada que lo dice me da mucha vergüenza pero me siento feliz de hacerla sentir orgullosa de mi. 

 

— ¿Me veo bonita mami? — Ella sonríe aún más mientras me toma en sus brazos y me sienta en sus piernas, desde aquel accidente las cosas han sido diferente yo nunca pude recordar que paso desde antes y me costó mucho acostumbrarme a mi nombre, pero como dice mamá soy una niña muy fuerte y ahora no pienso en eso, para que preocuparme por lo que fue. 

 

— Pareces una princesa mi amor — Siento mis mejillas arder por sus palabras y a su vez me siento la niñas más hermosa del planeta entero, es rara pero divertida esta sensación. 

 

Como cada cumpleaños iremos a visitar a papá al cementerio, mi mami dice que así el ve cómo voy creciendo, aunque yo me pregunto cómo lo sabe si está bajo el césped, de hecho una vez se lo pregunte y mamá solo me dijo que él me ve desde el cielo, pero si me ve desde el cielo ¿Para qué vamos hasta allá? Simplemente todo eso me enreda quizás sean cosas de grandes que luego entenderé. 

 

Mamá me da un beso en la frente y termina ella de arreglarse mientras yo sigo mirando mi hermoso vestido nuevo frente al espejo, me gusta mucho y por eso ella me lo compró. Una vez termina ambas salimos de la casa hasta su carro. 

 

El trayecto consistió en cantar mis canciones favoritas a todo pulmón, mamá siempre me hace reír por que canta muy feo pero es muy divertido oírla. 

 

El cementerio no está muy lejos por ello no ha pasado mucho tiempo cuando ya hemos llegado, ese lugar sinceramente me da algo de miedo, es tan solo y silencioso no se puede jugar ni nada de eso, porque mamá dice que es un irrespeto hacía las personas que no puedo ver ya que están bajo ese césped, me pregunto si no les dará miedo estar ahí ¿tendrán luz? ¿Les dará frio? ¿Por qué papá prefiere estar ahí?

 

En la puerta de aquel lugar veo como ella compra un ramo de flores y luego vamos juntos de la manos hacía donde esta papá, pasamos entre muchas lapidas con nombres que me gusta leer ¡Por qué ya se leer! Y mamá suele jalarme con ella para que no me quede atrás. 

 

Al llegar nos sentamos junto a él, ella empieza a rezar y hablarle, la verdad se me hace muy extraño ya que siento que está hablando sola por ello prefiero quedarme callada y jugar con mis deditos, tengo que portarme bien para que papá no se vaya a molestar ¿Se puede molestar desde dónde está? No lo sé y la verdad no lo quiero descubrir. 

 

Veo a mamá muy entretenida en su labor de contarle todo lo que nos ha sucedido y la verdad es que me aburro mucho, así que paseo mi vista por los alrededores, y así un hombre de traje sentado frente a una lápida un poco más allá me llama la atención, se ve muy triste el pobre, quizás quería mucho a esa persona, ¿Por qué las personas se van si uno las quiere mucho? Mamá quería mucho a papá y el igual se fue, parece que ocurrió lo mismo con ese señor. 

 

Mamá está muy entretenida acomodando las flores, así que decido ir hacia donde está ese señor quien sabe y yo pueda animarlo un poco. A paso lento y sigiloso para que ella no se dé cuenta camino hacia allá y una vez a su lado lo observo mejor, y de manera automática mi pulso se acelera, yo lo he visto antes, he soñado muchas veces con él. 

 

El hombre a mi lado nota mi presencia y levanta su vista hacia mí, al ver sus ojos puedo sentir temblar mis piernas, definitivamente es el hombre de mis sueños constantes, ¿eso acaso es normal? Me quedo muda por unos segundos sin saber que decir, es muy extraño y por un segundo siento que lo conozco de toda la vida, mis manos empiezan a sudar, sin comprender muy bien que sucede porque me siento así solo con verlo. 

 

— Niña, ¿te perdiste? — Me las arreglo para negar y a su vez dar una respiración profunda, vine con una misión y por esta situación rara no voy a cambiar de opinión. 

 

— Lo vi muy triste desde allá — Señalo donde está mi madre aun acomodando las flores sin notar que me he ido. — Y quería alegrarlo un poco, ¿Por qué esta tan triste? Mamá siempre está triste porque papá se fue, ¿la persona que usted quería también se fue y usted la quería mucho? — El señor me mira de forma extraña unos minutos y parpadeando de manera continua, quizás no sabe que decir, quizás he sido imprudente y mamá me regañe por ello. 

 

— Si ella se fue, pero fue mi culpa, así que la perdono por dejarme solo — Dice en casi un susurro que si no fuese porque estoy tan cerca no lo hubiese oído, mi ceño se frunce ante la mención de que es su culpa, ¿Cómo uno puede ser culpable de que un ser querido se vaya? 

 

— ¿Por qué es su culpa? — Pregunto mientras me siento a su lado con cuidado de que no se me levante el vestido, estas es una de las cosas que no me gusta de usarlos pero es tan lindo que vale la pena, soy tan pequeña a comparación de él que me siento como una hormiguita al lado de un elefante. 

 

— Porque soy un tonto — Puedo ver en su ojos una tristeza tan grande que hace que se me revuelva la panza, ¿Cómo alguien puede estar tan triste? Eso no puede ser bueno, algo que me ha enseñado mi madre desde que desperté es que no importa lo malo que nos haya pasado siempre esto nos deja una enseñanza y por ello la vida nos pone esas trabas. 

 

— Mamá dice que nadie es tonto, que todos somos muy inteligentes — El señor de mis sueños sonríe y eso también me hace sonreír, ya que mi idea principalmente era hacerlo sentir mejor, quizás lo he logrado, además tiene una sonrisa muy bonita aunque no llegue a sus ojos. 



#43911 en Novela romántica

En el texto hay: intriga, drama

Editado: 06.01.2022

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