Capítulo XXX
Peligro
Bastián
Por años soñé con escuchar las palabras que acaban de ser dichas, saber que tengo su perdón y que no toda la culpa reposa sobre mis hombros, me hace sentir un gran alivio, me hace sentir vivo.
Ese accidente marcó la vida de cada una de las personas en esta mesa, nos arruinó la vida en pocas palabras, pero somos fuertes, salir adelante no es fácil y lo estamos logrando.
No me gusta llorar, pero hacerlo en esta oportunidad me ha causado paz, así que suspiró pesadamente secando las lágrimas que se han deslizado por mis mejillas, todos nos miramos sin saber cómo continuar luego de años de guerra, pero finalmente decidimos continuar con la cena.
Luego de acabar de comer, nos despedimos quedando en compartir más, es lo mínimo que podemos hacer por Abby ella merece una familia unida.
El camino a casa de mis padres fue silencioso, ha sido una cena de sanación dónde creo que los tres estamos de acuerdo en que no hace falta más conversación, todo lo que se tenía que decir se dijo sobre esa mesa y sinceramente me siento mucho más ligero.
Al llegar a casa de mis padres ahí estaba Abby —la cuál estaba siendo cuidada por la niñera de confianza— como siempre ella corrió a saludarme emocionada y con cariño, yo simplemente la abracé, ese abrazo simbolizó un cierre de siglo grandioso.
Mi hija está buscando sus cosas para irnos a nuestra casa, justo cuando suena el teléfono de la casa de mis padres.
Es mi madre quien contesta y yo sinceramente no le tomo mucha importancia solo ayudo a Abby a guardar sus cosas hasta que la veo acercarse con el teléfono en la mano hacia mi.
—¿Qué pasa mamá? —Ella se encoge de hombros y me entrega el aparato.
—No se, pero es para ti; es Liz dice que es una emergencia. —El hecho de que sea mi secretaria me desconcierta porque le he dejado muy claro que no quiero que nadie me interrumpa el día de hoy, pero lo más extraño es que ya se supone que ella no debe estar en la oficina.
—Gracias. —Agarró el teléfono y antes de contestar miró a Abby —Termina de recoger todo rápido nena quiero ir rápido a casa, estoy cansado.
—Está bien papi. —Camino alejándome un poco y contestó.
—¿Liz, qué pasa? Te dije que nadie me molestara hasta mañana. —Escucho a mi secretaría suspirar y eso me preocupa Liz es de las personas que siempre está relajada y casi nunca se preocupa de más, ese suspiro se oyó como si algo le angustiara.
—Es Samantha. —Solo escuchar que era sobre Sam me alarmó ¿Le había pasado algo?
—¿Qué pasó con Sam, le ha pasado algo? —Muchas imágenes fatalistas pasan por mi mente pero trato de calmarme y esperar una explicación de lo que está pasando.
—Esta bien, pero la interceptaron cuando caminaba a casa para quitarle la información sobre el proyecto del gobierno, Electric Móvil, que obviamente no tenía, la han golpeado fuerte y tiene miedo, al parecer el atacante conoce su rutina, intentó llamarte pero no contestaste, yo también lo intenté. —Mientras la escucho mis manos empiezan a temblar de miedo y rabia ¿Está muy lastimada? ¿Quién hizo esto?
Mi mente empieza a trabajar a toda máquina, esta información sólo la conocemos, Samantha, Esteban, Liz y yo. Obviamente la información se ha filtrado y la que ha pagado las consecuencias ha sido Sam, yo no he dicho nada, Sam es la víctima, solo quedan dos sospechosos, aunque en Liz siempre he confiado.
Cuando tomamos la campaña sobre Eléctric Móvil tuvimos que firmar un contrato de confidencialidad, ya que es un proyecto de alta seguridad.
El producto es un teléfono móvil, imposible de hackear, tiene más complementos como resistencia a agua y caídas, pero lo más importante es capaz de enlazarse con su dueño, cuando el pulso de su dueño esté disminuyendo manda una alerta de peligro, sin importar dónde esté.
Es información que solo tenemos nosotros, por ser encargados de su publicidad. Las personas que desean este tipo de información son peligrosas, le doy gracias a todo lo poderoso que Sam está bien, literal ha tenido suerte de solo salir con unos golpes.
Mierda solo pensar que le pudo haber pasado algo me causa pavor, no quiero perderla, si pasara de nuevo me destruiría.
—Mierda, no creí que esto pasara —respondo preocupado, debí tomar más precauciones.
—Ninguno creyó esto, obviamente la información se ha filtrado. —Estoy de acuerdo con Liz y sé que tanto ella como yo, sabemos la respuesta.
—Confío en ti —respondo en automático.
—Gracias por hacerlo. —Se que está sonriendo tras el teléfono —Sam es obvio que no fue, y no creo que tú hayas incumplido el contrato, voy a tratar de comunicarme con Esteban.
—Trata de hacerlo, yo voy a colgar debo llamar a Sam, mierda me siento culpable por no haber implementado más seguridad —mi voz tiembla un poco tengo, no negaré que tengo miedo, no se que que pasara ahora y mierda Sam estuvo en peligro por no prestar la suficiente atención.
—No se supone que nuestro trabajo sea peligroso Bastián, cálmate, tenemos que pensar con cabeza fría no solo ella está en peligro todos lo estamos.
—Tienes razón, localiza estevan. Ese maldito pagará si fue el que filtró esta información. Voy a colgar debo llamar a Sam. —No espero respuesta simplemente cuelgo la llamada y marco a Sam
—Hola —La voz de Samantha se escuchaba débil.
—¿Cómo estás? ya Liz me contó todo —se que en mi voz se escucha desesperación así que trato de calmarme.
—Estoy bien Bastián, llame a la policía porque me da miedo que se de cuenta que el USB que le di no tiene información y vuelva. —La escucho quejarse y toser un poco. —Mierda eso duele.