Capítulo 1:
Luz de medianoche
Todo ante mis ojos es difuso, solo hay una mezcla de colores brillantes y opacos. Poco a poco el paisaje que me rodea va tomando forma, hay árboles, muchos árboles, y… una luz brillante sobre el cielo que me ciega por momentos. Mi cuerpo se siente pesado sobre la hierba. Me inclino con los codos e intento sentarme, pero todo comienza a dar vueltas, entierro las manos en la hierba y espero a que el mareo pase.
Es extraño como me siento, todo me parece… nuevo y, al mismo tiempo, como si lo pudiera relacionar con algo que no recuerdo. Ni siquiera sé quién soy. Mi mente está en blanco, vacía.
Con el mareo lejos, me detengo a detallar un poco el lugar, solo hay árboles, no hay caminos ni senderos que me saquen de este lugar.
Tomo impulso y me pongo en pie con algo de dificultad, pero solo por unos pocos segundos, ya que mis piernas flaquean y caigo de rodillas contra el suelo. El dolor es una sensación que se extiende por mi cuerpo, y es… desagradable. Mi cuerpo en desequilibrio, y mis piernas inexpertas al estar de pie ante una experiencia nueva, al igual que esa sensación de dolor...
Todo es tan nuevo para mí.
Dejo que mis dedos exploren la extraña tela que cubre mi cuerpo, es suave y delicada en un tono… lavanda. Conozco ese color, aunque no sé dónde lo he visto, ni por qué lo relaciono con la tela.
Lo intento de nuevo, y esta vez sí permanezco de pie. La tela lavanda llega a mis pies, ocultándolos… y se ajusta a mi cintura hasta mi pecho. Una fresca brisa ondea al viento un denso cabello lacio y negro que cae a mitad de mi espalda. Doy unos pasos con temor de volver a caer, pero ahora mi cuerpo sabe justo qué hacer, y hacia dónde ir.
No hay senderos, solo una extensa y alta muralla de árboles. Mis pies se mueven acariciando la rústica y al mismo tiempo sedosa hierba que recubre el suelo.
Mi cabeza es una laguna mental que se va llenando con cada detalle que captan mis ojos, mas no sabe en qué dirección andar.
Sin darme cuenta mi rostro cambia de expresión, toco el lugar donde creo que hay un cambio y mis labios están tensos de una manera que me hace sentir… alegre. Mis ojos están fijos en un claro qué se abre paso entre los árboles de modo que guía mis pasos.
Aspiro el aire fresco, y doy pasos firmes a un lugar que desconozco, pero con la certeza de que es el camino correcto.
Me dejo llevar por mi instinto, caminando a ciegas, pero con los ojos abiertos ante el maravilloso mundo que me rodea. Este lugar es hermoso, agradable… y soy libre. Me siento libre, como si hubiera estado atada a cadenas por mucho tiempo. Pensar en cadenas me hace desear salir corriendo hasta llegar a un lugar donde estar segura, y no entiendo el porqué.
Me concentro en mis pies moviéndose con libertad, en el paisaje que entra en mi campo de visión, es algo diferente… Dejo que las nuevas sensaciones se unan a mí como una segunda piel, alejando ese sentimiento de terror que me sobrecoge.
Me detengo, hay un gran espacio entre el bosque a mi espalda y el que se extiende del otro lado… Es un sendero largo que se extiende tanto a mi derecha como a mi izquierda, que parece perderse de mi campo de visión mas no parece ser su fin. Recorro el borde con la punta del pie, y al instante en que mi piel toca el duro sendero lo retiro, está caliente, muy caliente.
Es de un color oscuro, una raya blanca se extiende por el medio. Esa sensación dispara algo en mi mente… pero es tan rápido que solo puedo distinguir un sentimiento desosegador que me consume por dentro, además de algo… Fuego, en ese fragmento de lo que fuera en mi vida, había fuego.
Me alejo de ese lugar, con el mismo sentimiento de terror. Y sin percatarme, algo ruidoso se desliza por el sendero a gran velocidad… Un auto. La palabra llega a mis labios de manera automática.
No sé por qué, pero mis pies se mueven en la dirección que ha tomado ese auto de color negro.
Camino cerca del borde del sendero manteniendo distancia, no quiero sentir esa sensación de mi piel quemándose otra vez.
Mi piel se expuso al calor del sendero por unos segundos, y mi mente disparó alertas que no logro entender por completo, sin embargo, mi alma se aferra a la idea de no querer ser quemada.
La luz brillante en el manto azul que está sobre mí, me hace sentir acalorada, aun cuando la sombra de los árboles me envuelve. El sendero se sigue extendiendo, pero me siento demasiado cansada para continuar. Me dejo caer al borde del bosque debajo de la sombra de un árbol. Acaricio mis pies adoloridos, y dejo que el aire se adueñe de mi interior. Solo necesito descansar un poco.
La luz brillante en el cielo cada vez lastima menos mi piel, ocultándose… No he vuelto a ver el auto negro, pero tengo la sensación de que estoy cerca de… no lo sé.
El sendero del suelo oscuro se extiende más allá de lo que puedo ver, pero hay un desvío, un camino de tierra y un cartel de madera deteriorado con una imagen tallada que a mi parecer indica que siga el camino de tierra. También hay letras que forman un mensaje que aún no puedo entender. Recorro las letras una y otra vez hasta que toman sentido para mí.
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Editado: 27.07.2021