Renacer (luz de Medianoche 1)

Traidor

Capítulo 32:

Traidor

 

Es extraño tener conciencia de que lo que ocurre a tu alrededor no es real, es solo un sueño. No es la primera vez que me pasa, ya en otras ocasiones he estado consciente de lo que pasa no es real, pero aún es muy difícil no tener miedo. Para algunos los sueños son el reflejo de nuestros propios miedos, en ocasiones quizás lo sean, pero también son el ente para que otros accedan a ti. Sería muy difícil explicar en lo que realmente consiste el sueño, existen demasiadas teorías y creencias. Pero al final solo nosotros podemos entender lo que significa, solo nosotros sabemos qué ocurre cuando nuestros cuerpos descansan y nuestra alma continúa un trayecto no exactamente terrenal.

Siento que han transcurrido días, pero el tiempo no ha cambiado, el cielo está brillante y una suave brisa alborota mi cabello. Observo el cielo a través de los pequeños espacios entre las ramas y las hojas del árbol. No entiendo por qué la mayoría de mis sueños están relacionadas con la naturaleza, ya sea de noche o de día, pero siempre estoy en un bosque. Sé que espero a alguien, pero no sé a quién ni por qué.

El hermoso vestido lavanda que cubre mi cuerpo me recuerda el regreso de mi conciencia, la primera vez que vi el sol. Mi primer recuerdo. Por más que tengo pesadillas nada ha levantado esa barrera que oculta mi pasado. Por más terroríficas y dolorosas que sean, la barrera sigue firme dentro de mi cabeza. Eso me recuerda que existe una carpeta con una información que podría derrumbar esa barrera, lo que me lleva a preguntarme: ¿estoy lista para conocer la verdad? No lo estoy.

—Deja de darle tantas vueltas. —Me sobresalto al escuchar esa voz tan arrogante, y siento la necesidad de llorar, es un sentimiento que te acoge el pecho hasta impedirte respirar. Tomo aire por la boca, hago mi mejor esfuerzo por no derramarlas. Al principio, cuando me encontré rodeada de árboles, pensé que volvería a ver a ese hombre tan hermoso y al mismo tiempo con un alma tan maligna. Nunca imaginé que la persona a la que esperaba sería Diana.

Me levanto del suelo, estaba muy cómoda bajo la sombra del árbol, pero esa posición no me permite ver bien a Diana. Los rayos del sol cubren su rostro, y no puedo detallar muy bien sus rasgos, pero sé que es ella, no solo por el tono de su voz, también por la vestimenta. Aparentemente, la muerte no cambia los estilos de vestir.

—No esperaba verte —es lo primero que sale de mis labios. Ella sonríe. Ha cambiado, sus ojos ya no son tan fríos, y se ve tan feliz—. No pretenderás darme las gracias.

—En realidad no, me han enviado para darte un mensaje, y también hablaremos sobre Gabriel —expresa con sarcasmo. Da un paso, y la sombra del árbol la cubre por completo.

—¿Un mensaje? ¿Gabriel? —pregunto extrañada, y sin poder creer que en realidad es ella. Frente a mí. Como si no hubiera muerto.

—Empecemos por Gabriel. —Se deja caer al pie del árbol, y con la mano me invita a sentarme a su lado—. Él ha elegido estar con los argeles por una razón. Está luchando contra su naturaleza, contra su propio padre. Han estado utilizando a su madre para que se involucre con los rebeldes, pero no lo hace por mal.

—¿Qué ha ocurrido con su madre? —pregunto.

—Está confinada al infierno, su alma está atada como una vez tú lo estuviste —ella confirma mi muerte.

—Lo entiendo —expreso—. Pero él me detesta, no confía en mí y ha intentado entregarme a los rebeldes.

—Cuando reveles tu pasado él pensará muy diferente de ti, se dará cuenta de que tenerte como aliada es beneficioso. Debes hablar con él —dice muy sonriente. Bien, ahora tengo que hacer alianzas con Gabriel—. Lo que nos lleva ti. Quieren que enfrentes de una vez tu pasado. No puedes darle más largas al asunto, es momento de que te reencuentres con una realidad que tú misma te has ocultado. Esa es la única manera en la que puedes comprender tu llegada a Luz de medianoche, es la única forma de entender por qué el mundo es ahora un mar de sombras en la mayor parte del mundo —explica con picardía. Sabe mucho más de lo que expresa, se le nota en la mirada.

—No dirás nada más, ¿cierto? —Ella sonríe mostrando completamente su dentadura. Irradia tanta felicidad, que parece irreconocible, nada en comparación a la vampira que conocí, tan fría y arrogante.

—Es momento de decir adiós, quizás en algún otro momento nos volvamos a encontrar. Pero por ahora necesitas armarte de coraje para darle la cara a tus propios temores y horrores. —Se gira y vuelve a estar bajo la incesante luz del sol. Ella se comienza a alejar, y al mismo tiempo mi visión se vuelve borrosa, solo distingo visajes de un cuerpo en movimiento que se aleja, que da paso a la oscuridad.

Abro los ojos somnolienta, pensando en el único sueño plácido que he tenido, recordando un rostro que no volveré a ver, y que, aunque no nos conocíamos en realidad, al final logramos un extraño lazo de complicidad. Suspiro aterrada por el rumbo que pueda tomar mi vida de ahora en adelante, aunque no puede ser peor que mi pasado. De eso puedo estar completamente segura.

La habitación es amplia, sus paredes blancas reflejan una pureza que trasmite tranquilidad. El juego de cuarto es de color negro, el resto es completamente blanco. La cama es muy grande, creo que fácilmente dormiríamos cuatro personas aquí. Las sábanas son tan suaves al contacto con mi piel, me pregunto qué tipo de tela será, pero es una pregunta más que quedará sin respuesta. Murmuraciones llaman mi atención.




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