Renacida

Capítulo1

Jena

¿Ensalada de frutas o cereales? 

Los estantes de la cocina están desordenados y lo único que encuentro para preparar el desayuno es fruta y cereal. Hace poco nos mudamos a este vecindario gracias a mi padre que le salió una propuesta de trabajo mejor a la que tenía en la ciudad. Aun no me acostumbro, aquí todo es extraño los vecinos, el cartero y más quedo el bosque del pueblo, hace poco quise salir a explorar y encontré a una señora llorando quien apenas me vio salió corriendo. 

Estiró la mano cogiendo el cereal que es el más fácil de preparar, así me facilita la vida y estoy lista a tiempo para irme a la escuela. Las clases iniciaron hace dos meses, mamá habló con la directora y quedamos con la condición de que yo tenía que adelantar de lo que habían hecho este periodo, era la única condición con la que me iban aceptar. 

Robinson Thompson, mi padre. Entra a la cocina buscando qué comer mientras yo me siento revisando el celular, no me gustan los horarios de esta escuela salgo casi a las cuatro de la tarde, si estuviera en mi antiguo hogar a esa hora ya estuviera saliendo con mis amigas. Una cucharada de cereal entra a mi boca, alguien se sienta a mi lado revisando el horario, levantó un poco la vista.

Es papá. lleva en su mano un tazón de cereal y se está ajustando la corbata.

Mamá tuvo que salir temprano a su nueva entrevista de trabajo, si íbamos a estar aquí dijo que todos teníamos que colaborar con los gastos, incluida yo. Todavia no sabia como iba a colaborar porque ni trabajo tengo.

–No creo que tu madre llegue en la tarde, así que ¿Qué quieres almorzar?

–¿Vas a cocinar tú o yo? –Levantó una ceja.

–Piedra, papel o tijera –La mirada que le lanzo es competitiva –Quien pierda cocina hoy.

–Acepto. 

Formó un puño y empezamos los dos a decir: piedra, papel o tijera. No ocultó la sonrisa de victoria que se me formó, porque él acaba de perder. Recojo mi mochila de la silla y camino a la salida, falta una hora para que comiencen las clases, pero como me toco caminar hasta la escuela no tengo más opción que salir temprano.

–Adiós –Me despido –Y quiero almorzar espagueti. 

–¡Como quieras! –Grita mi padre sonriendo –¡La próxima cocinas tú!

–¡Si es que no pierdes de nuevo! 

En el celular pongo el GPS, dice que llegó en cuarenta minutos, el tiempo suficiente para llegar y acomodarme en el salón. Las calles están vacías, salir sola nunca fue algo que me diera miedo, siempre llevaba conmigo un spray pimienta por si pasaba algo malo, cogí ese hábito de mi ex novio quien siempre estaba pendiente de mí, tomamos la decisión de terminar gracias a que yo me mudé lejos y las relaciones a distancia no era lo mío.  

Paso junto a una estación de policía, un mujer se encuentra llorando, lo poco que alcanzo a escuchar es que su hijo desapareció hace tres noches y todavía no hay rastro de él, a su lado otra mujer llora por la muerte de su hija.

No es la primera vez que escucho desapariciones y muertes, de hecho he oído muchos rumores de este pueblo por eso no se me hace raro que todos sean extraños, dicen que existen criaturas que no se dejan ver y son carnívoras. Sonrío al pensar que una de esas criaturas se acercara a mí, como me encantaría que los rumores fueran ciertos. 

Si lo sé estoy loca, todos piensan en huir, yo solo pienso en lo maravilloso que sería acercarme y tocar a una de esas criaturas que cazan en las noches, saber más acerca de ellas. 

Desde lejos un letrero gigante me da a conocer en dónde estoy. “Secundaria Owel”. Todos están entrando apurados, de seguro ya iniciaron las clases de ellos. El campus es más grande de lo que mostraban en las imágenes, por los largos pasillos busco la dirección ya que me tienen que asignar un casillero, una chica alta y rubia se me acerca averiguando qué es lo que necesito. 

–Tu casillero se encuentra en el pasillo tres al lado del salón de química, es el 315 –Ella mira su celular entregándome las llaves, sin prestarme atención.

–No me podrias enseñar donde queda –Puedo notar como pone los ojos en blanco, me da rabia. 

–Por si no lo notas, estoy bastante ocupada –Su voz suena enojada. 

Sonrío para que no se note lo enojada que me estoy poniendo. 

« Tan difícil es mostrar el maldito casillero »

Salgo de la dirección buscando el casillero y guardar todas mi cosas. Recorrí los pasillos buscando el número tres. La chica ni se dio cuenta en qué momento me fui, era más importante hablar con la persona a la que le estaba vendiendo la droga, que conmigo. Así es, alcancé a mirar con quien hablaba, al parecer esta escuela es igual que todas las demás. 

Todos a mi alrededor me miraban, como si nunca hubieran visto en su vida a una persona nueva. Cuando por fin encuentro en casillero intento abrirlo, pero es muy dificil la puerta está atorada y no me permite abrirla.

–Necesitas ayuda –Un chico alto y pelinegro con mechones rojos, se me acerca. 

–Tengo todo controlado. 

–Tan controlado que se te quedó la llave atorada -Miro el casillero, es verdad la llave se quedó atorada. 



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En el texto hay: vampiros

Editado: 14.09.2023

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