Motivos
Fernanda dejó su asiento y empezó a caminar alrededor de la sala de estar en donde Gustavo solía relajarse leyendo un libro y tomar sus alimentos cuando no tenía ganas de salir de su oficina. Para la mujer profesional que le ha costado sacrificar su vida personal para resaltar en el mundo empresarial era una locura que Gustavo exigiera a su reemplazo tener algo que él mismo no había logrado. Ella nunca se había planteado el formar una familia, ni siquiera había pensado en enamorarse. Y no es que tuviera una idea negativa de los conceptos de familia y amor de pareja, ya que sus padres han sido maravillosos representantes de lo bonito que es esa clase de amor y el vivir al lado de quienes te proveen de cuidado y protección, pero ella vio el esfuerzo diario de sus progenitores para sacarla adelante, por lo que siempre supo que tener hijos era un peso que ella no podía cargar en la vida si quería algún día darles a sus progenitores las comodidades que siempre quiso para ellos; ironías de la vida. Respiró hondo, buscando calmarse, caminó hacia el asiento que había dejado y lo volvió a tomar.
- Lo que acabas de decir es una broma, ¿cierto? –Fernanda esperaba escuchar una afirmación, pero fue todo lo contrario.
- No, no lo es –dijo Gustavo apoyando su barbilla sobre una de sus manos.
- ¿Por qué pides algo tan absurdo? –preguntó la economista empezando a molestarse.
- ¿Absurdo? Yo provengo de una buena familia e imagino que tú también, ¿por qué sería absurdo exigir ese requisito?
- Sabes que como mujer debo esforzarme el doble, no, el triple que los varones que son mi competencia para ser la mejor en todo lo que me proponga, por lo que tener una familia no me hubiera permitido dedicarme al 100 % a mi desarrollo profesional, ya que el simple hecho de tener que tomar los descansos de pre y post natal hubieran liquidado mi aspiración a ser gerente regional, ¡¿y ahora resulta que debí casarme y tener hijos para aplicar a ser tu reemplazo?! –Fernanda había perdido el control de sus emociones, estaba iracunda a tal nivel que podría golpear a Gustavo, pero no lo hacía porque aún no perdía la razón. Mientras tanto, el líder máximo de TeleCom Group estaba maravillado de verla por primera vez actuando como un ser humano, sin tanta perfección, demostrando que tenía emociones, sentimientos, y que podía dejarse llevar por ellos.
- Aún estás a tiempo de casarte y ser madre –soltó Gustavo sin intenciones de echar más leña al fuego, pero Fernanda no lo tomó así.
- ¿Lo haces para sacarme de carrera? ¿Acaso crees que por ser mujer no puedo ser una buena directora general? –preguntaba Fernanda apretando los puños y llenándosele los ojos de lágrimas.
- ¡No! ¡Por favor, Fernanda, cómo crees! –soltó Gustavo dejando su silla con apariencia de trono para acercarse a ella y darle un abrazo, algo que la calmó al sorprenderla porque nunca pensó que con el Director General de la empresa en la que trabajaba podría tener esa clase de trato-. Si no te quisiera en competencia me hubiera guardado esta información como debía ser, pero decidí revelártela porque es necesario que modifiques algunos puntos de tu vida para que seas mi sucesora y heredera –Fernanda se zafó del abrazo porque la última palabra que pronunció Gustavo la sorprendió aún más. Sus enormes ojos marrones parecían que iban a saltar de sus cuencas por la impresión que le dio el pensar que, además de obtener el máximo puesto en la compañía, el reemplazo de Gustavo será el heredero universal de este.
- ¿Heredera? Explícate –Gustavo la tomó de los brazos y la llevó hacia uno de los sofás de la sala de estar para tomar asiento y continuar con la conversación.
- Yo no quiero que mi apellido se pierda, Fernanda, pero tampoco quiero criar a nadie. Mi idea es adoptar a quien elija para ser mi reemplazo, convirtiéndose en un Puig, en mi hijo o hija y mi heredero universal.
- ¿No entiendo por qué no quieres tener una familia si puedes hacerlo? Tienes el dinero necesario para costear la vida no de uno, sino de cientos de hijos. ¿Por qué irte por el camino más complicado? –preguntó Fernanda con la intención de enterarse del trasfondo de la decisión de Gustavo y para despejar un poco su mente de la ira que estaba sintiendo.
- Yo crecí con un papá y una mamá, con una pareja heterosexual de padres. Aún gozo de mi madre como no tienes idea, ya que ella es una mujer estupenda, maravillosa, única, mi gran amor. Y dentro de mis ideales, pienso que todo ser humano, para ser exitoso, debe crecer en un hogar donde con amor y respeto un padre y una madre sepan guiarlo. Si tengo un hijo, este crecerá sin una madre, por lo que su desarrollo en todo aspecto estará limitado, según mi forma de ver las cosas. Así que, ante esta situación, decidí no tener hijos.
- Pero si la base de su relación con otro varón es el amor, el hogar que formen tendrá el mismo calor que sus padres le dieron, pudiendo crecer un niño sin ningún tipo de problema o desventaja si lo comparamos con los demás –dijo Fernanda al terminar de escuchar lo que Gustavo pensaba sobre la idea de tener hijos.
- Fernanda, en el mundo convivimos varones y mujeres. Si mi pareja y yo criamos a un niño, ¿de quién este obtendrá la correcta idea de lo que es ser mujer? –la subgerente abrió los brazos y los movió como queriendo decir que ese niño tendría la oportunidad de conocer a varias mujeres durante el recorrido de su vida y que la idea de Gustavo no era posible de sostener en el tiempo-. No, Fernanda, cualquier mujer no es referente de lo que significa ser mujer para un varón. Eso solo se encuentra en la madre, por eso es que tengo tan alto el concepto de mujer y no limito a mis colaboradoras, les doy oportunidades y lo que necesitan para salir adelante, ya que pienso que lo único que una mujer requiere para brillar como profesional es que la traten con equidad, que la compañía considere lo diferente que son del hombre y así otorgarle un adecuado lugar de trabajo –Fernanda sabía muy bien que TeleCom Group era la única compañía en la que las mujeres podían gozar de descanso médico remunerado por faltar a trabajar por sufrir de dolorosos cólicos menstruales, así como acceder a permisos cuando sus hijos enferman o requieren asistir a alguna cita con profesores de la escuela de sus vástagos.
- Entonces, usted considera que, si tuviera un hijo, este no sabría lo que en realidad es el mundo porque sería criado por dos varones –Gustavo asintió.
- Todos necesitamos de una madre, Fernanda, y yo no soy nadie para tener un hijo sin madre porque a la mujer que le pagaría para que lleve a mi bebé en su vientre no la podría obligar a que lo ame y esté presente en la vida de ese niño.