Los príncipes habían llegado al reino Fénix junto con su hermana y eran escoltados por un caballero hacía la... ¿herrería?
-¿P-por qué el rey le pidió que cuando lleguemos nos llevé primero a verlo a la... herrería?- preguntó Samuel con miedo mientras Jax le ponía un casco, Arturo le daba un escudo e Iris estaba esperando el momento para darle una espada.
Puede que los tres príncipes estén en la lista negra del rey Erick pero el que peor estaba era Samuel, el causante de todo éso.
El caballero que no respondió a ninguna pregunta que se le hizo, abrió la puerta de la herrería y se hizo a un lado para que los extranjeros pasen.
Samuel miró a sus hermanos con súplica para irse pero ellos dieron un suspiro y lo empujaron al interior de la habitación.
Era mejor para su hermano conocer al rey ahora y no después, sólo.
-Relájate, por lo que sé ése rey es un caballero y no hará nada loco con una princesa presenté.- dijo Iris, revelando el porque decidió ir.
El chico con una cicatriz sonrió calmado.
Sus hermanos tenían razón, quizás sólo estaba exagerando.
-Tú.
Una voz siniestra se oyó y delante de los príncipes apareció el rey Erick con una espada cubierta en fuego.
Jax y Arturo se hicieron a un lado con una sonrisa vacía e Iris le dio la espada a su asustado hermano antes de moverse a un lado.
-¡¿Cómo te atreves a robarte a mis pequeñas?!
El rey se acercó a gran velocidad y extendió su espada, dispuesto a cortar a Samuel en dos.
El chico no hizo nada para protegerse, sólo cerró los ojos con fuerza.
Sí en verdad existían los fantasmas y se volvía uno... ¡iba a perseguir a sus traidores hermanos por toda la vida!
Un par de segundos pasaron y al no llegar su fín, abrió un ojo con miedo para ver como el caballero que lo salvó detuvo la espada del rey Erick con la suya.
-¡¿Qué crees que haces?!- preguntó el rey, enfrentando al caballero con su espada.
-¡Éso preguntamos nosotras!
La voz de Candy se oyó y pronto, a los costados del valiente caballero se situaron las dos princesas con espadas en sus manos.
Jax al ver a la princesa Andrea con espada se hizo viento con una mano y Arturo puso cara de disgusto al ver a Candy con una espada.
El rey Erick miró al caballero que seguía sin retroceder, igualando su fuerza y dio un suspiro profundo antes de rendirse y dejar de luchar.
No sabía quién le fue con el chisme a sus hijas pero pobre de él cuando lo descubra.
-No iba enserio, sólo quería probar sus habilidades.- mintió el hombre antes de lanzar su espada al suelo y dejarla clavada.
Sus hijas lo miraron con enojó pero se resignaron mientras que Samuel sonreía nervioso al ver a tres maniquíes decapitados y uno estaba mucho mas dañado que los otros.
Algo le decía que el rey no sólo quiso probar sus habilidades.
Las princesas y el caballero voltearon en dirección de los príncipes y le hicieron una leve reverencia.
-Bienvenidos a nuestro reino, príncipes y princesa del reino Águila de Oro.
Mientras ellas estén presentes, el rey no les haría nada.
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.
Las princesas guiaban a sus invitados al gran jardín del palacio mientras Samuel veía fijamente como Iris, su hermanita hablaba alegremente con el valiente caballero que le rescato ya dos veces.
Se supone que sus hermanos eran celosos con Iris pero ahora que estaban distraídos con las princesas no le daban importancia.
Sí, se sentía excluido por que la princesa Stephanie no aparecía todavía pero por mas que ella esté le preocuparía mas su hermana.
¿De qué estarán hablando que Iris lucía tan contenta?
-¿En verdad mi hermano no sabe que eres una chica?
No sé sí sentir lástima por él o reírme.- susurro Iris mientras negaba con la cabeza.
Solía creer que Arturo era el mas tonto de sus hermanos pero al parecer se equivoco.
-Sí... no se lo digas, luego se lo quiero revelar yo.- susurro Stephanie algo apenada.
No creyó que toda la familia del reino Águila de Oro con excepción de Samuel supiera que es mujer.
Pronto el caballero tomo otro camino mientras los demás iban llegando al jardín y al llegar al lugar favorito de las princesas, los príncipes se ocultaron detrás de las chicas que veían con enojó al rey Erick que bebía té y comía galletas.
-¡Vaya! Que gran coincidencia chicas.
¿Por qué no se sientan y tenemos un picnic?
Samuel, siéntate a mi lado muchacho.- pidió (ordeno) el rey con una sonrisa amable (maniática)
Andrea y Cindy se miraron con el ceño fruncido.
Estuvieron planeando llevar a un picnic a los príncipes a ése lugar por varios días y se supone que su padre no lo sabía pero tenían el presentimiento que alguien que no habían visto en ése día las vendió por comida.
De manera incómoda, los príncipes y las princesas se sentaron alrededor del rey Erick que no dejaba de sonreír.
Cindy y Andrea sólo rogaban que Stephanie se cambie rápido así les podía ayudar con su padre y así poder hablar sobre la supuesta maldición de los príncipes.
¡¿Por qué su padre tenía que ser tan celoso?!
Mientras que en el comedor del palacio, una chica de cabello plateado comía muchas delicias muy felíz, sin arrepentimiento alguno.
Editado: 14.05.2021