La noche transcurría más y más cada vez y allí se encontraba ella, en un rincón de ése gran salón donde muchas personas bailaban, teniendo su mirada en alto y su habitual mirada calmada, mirando en dirección del chico que estaba en la otra punta, no teniendo las agallas para ir, tomarla de su mano y juntos bailar.
Ella podía ir hasta donde estaba él y pedirle que bailen, pero no lo haría, era momento de que él tomé la iniciativa y derrote su inseguridad.
Andrea y Jax huyeron de la fiesta hace unos minutos ya que al chico se le cayó la máscara por un tropiezo de ella, Candy se encontraba hablando con cada persona en ésa noche, su padre y el padre de los príncipes se encontraban charlando con otros reyes que tenían la desdicha de no tener ya a su reina con ellos, Luz probaba cada aperitivo como sí no hubiese un mañana y el caballero negro consolaba al tipo que vino con él, luego de recibir una negación para bailar de parte de Candy la cual se negaba a toda invitación de baile por que supuestamente los tacones le destrozaban sus pies (andaba descalza ahora que su hermana mayor no estaba, ganando la mirada de todos)
Stephanie dio un leve suspiro, algo cansada de llevar casi una hora parada en ése lugar, sin señal alguna de que el príncipe Samuel, se acerque y le pida bailar.
Quizás se rinda y tome la iniciativa ella, otra vez.
-¿Baila conmigo, bella princesa?
La chica levantó su mirada y se encontró con un alto hombre, bastante atractivo, de cabello negro y ojos dorados que daban algo de miedo pero éso no le quitaba lo atractivo para nada.
-Lo siento, no me gusta...
Antes de que la chica terminé de hablar, el hombre la tomó de la mano y la pego a él antes de sacarla al centro de la sala y bailar.
-No se preocupé, no debe de sentir vergüenza.
Sólo vea mis ojos.- exclamó él con una gran sonrisa.
Stephanie se quiso separar al inició pero terminó suspirando y dejarse llevar, siguiendo el juego de ése desconocido.
Sí se negaba, seguro la molestaría por lo que resta de la fiesta hasta que baile con él, además, los celos pueden acabar con la inseguridad de cierto príncipe.
-No entiendo cómo es que una bella damisela como usted, esté sola en la fiesta.- dijo el hombre, intentando llegar al corazón de la princesa.
La chica lo veía con curiosidad, no dándole mucha atención a lo que decía.
-Por cierto, ¿quién es usted?- preguntó ella.
No recordaba nunca oír mencionar sobre un hombre como ése, con ojos tan llamativos.
-Simplemente dígame duque Draco.- respondió él, dando un giro con ella, llamando la atención de muchos por ser los dos bien parecidos.
No sólo eran atractivos, sus pasos se sincronizaban y parecían una pareja que conocía cada movimiento del otro a la perfección.
Una simple vista mágica para todos.
Mientras que todos admiraban a la pareja, cierto chico estaba en shock, viendo como la princesa bailaba tan alegremente con alguien mas.
Quizás... quizás el propósito de ésa fiesta, fue invitarlo para mostrarle éso, que la princesa Stephanie tenía a su propio valiente y apuesto príncipe.
Quizás, era lo mejor para ella.
-¡Deja de ser tan lloron y ve por tu chica!
El chico recibió un empujón y volteó para ver a su hermana, enojada.
-P-pero está bailando con...
-¡No me importa! ¡Le rompes la cara!- gritó ella, sin importarle que los demás la oigan.
Estuvo todo ése momento viendo como su hermano no tenía la valentía de ir a invitar a la princesa a bailar y cuando ella pareció rendirse e iba a dar el primer paso, ése sujeto se mete en el camino.
-Ése tipo está bien grande... además es mas atractivo que yo.- dijo Samuel, agachado la mirada mientras su hermana lo emujaba en dirección de la chica y su rival.
Él no era fuerte y por la cicatriz en su rostro, tampoco era atractivo, así que no quería ser tan egoísta como para arruinar una noche mágica para la princesa Stephanie, la persona que le salvó la vida.
-¡Ash! A las mujeres no nos importa éso.
Ahora ve que me desesperas.- dijo Iris, dándole un fuerte empujón a su hermano, en dirección de la pareja de baile.
El chico tropezó gracias a ése último empujón, cayendo en medio de la pareja, separandolos y siendo agarrado por el hombre.
-¿Sucede algo?- preguntó Draco.
El chico, parpadeo un par de veces y pronto volvió en sí para pararse firme (piernas temblorosas) delante de la princesa Stephanie y mirar con seriedad a ése hombre.
-Yo... ella es mi pareja.- respondió, intentando sonar amenazante pero su voz salió chillona, sonrojandose.
¡¿Por qué él mismo arruinaba sus pequeños progresos?!
-¿Es verdad?- preguntó el hombre, mirando a la princesa que parecía en shock.
Lo que estuvo esperando toda la noche hasta ahora, por fín estaba sucediendo, por fín el príncipe Samuel decidió dar el primer paso.
-Sí, es verdad.- respondió la chica con una pequeña sonrisa y un leve rubor.
Aún para una chica tan segura como ella, no recibir señal del chico que le gusta, le hacen querer rendirse, pero por suerte, él decidió hacer algo antes de que sea tarde.
El hombre al recibir la confirmación por parte de la chica, gruño y agarró al chico del cuello de su camisa, acercandolo a él.
-Bien, te retó a un duelo por ella.- exclamó con claro enojó el hombre.
-¿Qué?- preguntó Samuel, con el rostro pálido y sudando de miedo.
-¡Atención todos, un duelo con cuchillos!- gritó Candy que justo pasaba y oyó todo.
-¿Qué? ¡No!
Un duelo de espadas.- dijo Draco, mirando a ésa rara princesa con el ceño fruncido.
¿En verdad era una princesa?
-Yo no sé manejar una espada ni ningún otra arma.- dijo Samuel, rogando que uno de sus hermanos... o hermana, lleguen a su rescate pero no había señal de ellos cerca, excepto su hermana que veía todo con emoción.
-A mi no me engaña, sé que es un maestro con la espada.- susurro el de ojos amarillos, acercando mas al nervioso príncipe a él.
Editado: 14.05.2021