Capítulo 10

Sabes que el día va a ser complicado cuando recibes un mensaje nada más despertarte diciendo “Chicas, tenemos un problema”. Eso empeora cuando sabes que es Sarah la emisora del mensaje.

Es por eso que hoy he decidido irme antes a la universidad y así averiguar cual es nuestro gran problema. Conociendo a Sarah sabemos que será una tontería, pero aun así Amy y yo siempre hacemos como si fuese el mayor de los dramas.

Aquí me encuentro delante de la habitación de Henry para avisarle del cambio de planes. Desde que se fue de mi habitación después de la película no hemos vuelto a hablar. En realidad, ni siquiera lo he visto y eso es inquietante teniendo en cuenta que vivimos en el mismo hotel y que yo trabajo en todas las comidas.

Al poco de tocar la puerta, Henry abre con aire despistado. Como de costumbre, lleva puesto unos vaqueros y una camiseta, en este caso de un color azul que combina con el de sus ojos, y el pelo despeinado de una manera que le queda extrañamente bien.

• Venía a decirte que hoy tengo que salir antes para la universidad. Espero que no sea un problema.
• Ah, no pasa nada, yo ya estoy preparado – admite restándole importancia – ¿ha pasado algo?
• Que va, es solo Sarah – aclaro encogiéndome de hombros – Cosas de chicas supongo.
• Vale, pues entonces vamos ya si quieres.
• Voy a por mis cosas.

Entro de nuevo en la habitación y cojo la mochila para después dirigirnos directamente hacia el coche en el aparcamiento.

• ¿No escuchas ningún otro tipo de música? – pregunta una vez que ya estamos en el coche de camino.
• Escucho de todo, pero en el coche me gusta escuchar este tipo de música – me defiendo sin despegar la vista de la carretera.
• Deberías probar nuevas cosas.
• Pues elige tú – le ofrezco señalando el móvil que está apoyado en los controles – Busca lo que quieras desde el móvil. Sorpréndeme
• Ahí va – dice mientras empieza a sonar Bohemian Rhapsody de Queen.
• Esto es un clásico, todo el mundo la conoce
• Y a mí me encanta.

Así pasamos los casi seis minutos que dura la canción, con Henry emocionado tratando de evitar cantar y yo evitando reírme de la situación mirándolo de reojo de vez en cuando. Justo cuando termina, empieza a sonar una llamada en mi móvil.

• Es tu padre – me confirma Henry.
• Cógelo porfa – le pido para que la llamada salte al manos libres – Buenos días.
• Buenos días Kara – exclama al otro lado de la línea – ¿Qué tal estás? ¿Cómo has dormido hoy?
• Al grano papá, ¿qué quieres? – Henry me mira con mirada de desaprobación ante la respuesta.
• ¿Tanto te cuesta contestar a la pregunta? – aclama con pena.
• He dormido espléndidamente y el mundo es maravilloso. ¿Qué quieres?
• De verdad que no sé a quién has salido – admite terminando por resoplar.
• A ti desde luego no que yo no paso de la gente. ¿Vas a decirme ya para qué llamas o qué?
• Te llamaba para preguntarte si podrías venir con tus amigas al entrenamiento de las doce que tengo una cosa que decir a todo el equipo y también os incumbe a vosotras – Henry me mira confuso y yo me encojo de hombros igual de perdida que él.
• Vale, supongo que si podremos ir.
• Por cierto, ¿qué tal vas con Henry? – pregunta cambiando radicalmente de tema – Sé que te hemos hecho una putada porque a ti eso de aguantar a gente no te va, pero parece buen chico, es un gran jugador y te vendrá bien pasar tiempo con gente que no sean las dos locas que tienes por amigas o Tony. Además, tampoco está mal que hables con chicos de tu edad, nunca me has contado si has tenido algo …
• Papá, para ya – le corto antes de que llegue a decir una barbaridad mientras la vergüenza me va subiendo por todo el cuerpo – Ya hablamos luego.
• No es nada traumático, hija. Aunque me duela porque eres mi niña, algún día tendrás un novio. Aunque eso sí te digo, que tendrá que trabajar para tener mi aprobación porque como le hagan daño a mi osita mato al que sea.
• Papá, estás en manos libres en el coche, Henry está conmigo – trato de aclarar para ver si así se calla ya de una vez.
• Buenos días, entrenador – exclama Henry con aire divertido.
• Ah, ups, buenos días – su tono de voz cambia a uno mucho más avergonzado – No sabía que estabais junto, perdona.
• Ya papá – digo con tono mucho más agresivo – Como ya te he dicho, hablamos luego.
• Si mejor – acepta aclarándose la garganta – Hasta luego chicos.
• Adiós – respondemos Henry y yo a la vez.

El silencio se instaura en el coche tras colgar el teléfono, hasta que Henry decide romperlo.

• Con que osita ehh – afirma con tono burlón.
• Cállate
• No sabía que te ponían motes cursis – sigue hablando con la misma burla.
• Te he dicho que no sigas hablando – digo mientras sigo conduciendo roja como un tomate.
• Osita – dice como si tratase de saborear el nombre – ¿por qué osita?
• No te lo voy a decir
• Venga ya, dilo
• Te he dicho que no
• ¿Sabes que puedo llegar a ser muy pesado? Antes o después me enteraré.
• Ni se te ocurra
• Vamos Kara, tú dilo verás que bien te vas a sentir.
• Te he dicho que no
• Vaaaamos
• Que no
• Yo sé que quieres decirlo
• No
• Te juro que no me río
• No me lo creo
• Si no quieres que saque conclusiones será mejor que me lo digas tú ¿no?
• No digas tonterías y punto
• Karaaaaaa
• No
• Karaaaaaa
• NO
• KARAAAAAA
• Eres un idiota – me rindo mientras el hace un gesto de ganador – Mi padre me llama así porque cuando era pequeña siempre dormía con un osito de peluche al que llamaba, muy creativamente, osito. Yo lo trataba como si fuese mi ser más preciado y mi padre empezó a llamarme osita porque decía que yo era su tesoro o algo así.
• Guau, eso es demasiado cursi – admite algo sorprendido - ¿Seguro que eso lo ha dicho el mismo entrenador que se la pasa gritándonos y diciéndonos que tenemos que ser hombres?
• Mi padre siempre se las da de tipo duro y con todo el mundo lo es – aclaro – Pero conmigo cuando era pequeña era una persona totalmente diferente.
• ¿Y ahora? – pregunta con cautela.
• Ahora las cosas han cambiado.