Capítulo 11 ¡Carlos Huo, te amo!
Carlos y Debbie compartieron frías miradas el uno con el otro. Él, con ciertoretraso, le entregó el trofeo y el premio. Según lo programado, el CEO debíaestrechar la mano con los ganadores.Cuando Debbie recibió el trofeo y el premio con la mano izquierda, ofrecióla otra para que pudiera estrecharla. Por apenas un segundo, Carlos miró supequeña mano y simplemente la rechazó, luego miró a la chica y mencionó envoz baja: "Tus manos están sucias".Esas cuatro palabras fueron suficientes para ofenderla.Por suerte, ninguno de los presentes pudo oírlos.
La multitud tenía sus ojospuestos en Carlos debido a que era el patrocinador. Quedaron muy sorprendidoscuando vieron que se negó a estrechar la mano de Debbie. Todo el mundocomenzó a especular al respecto.'¡Si solo estuviéramos él y yo aquí, lo arrastraría al Departamento de AsuntosCiviles para obtener el certificado de divorcio y le daría una paliza!', Debbieapretó los puños con indignación. La ira se hizo evidente en su rostro,despreciaba demasiado a ese hombre.
Con cientos y miles de ojos que los miraban, solo podía tragar aquellahumillación total.Durante el tiempo que duró toda la ceremonia de premiación, Carlos estabade espaldas hacia la cámara, por lo que solo las personas que estaban en elescenario vieron lo que había hecho.En aquel momento, Debbie deseaba poder tirar a la basura aquel trofeo juntocon el premio. El simple pensamiento de que los gérmenes de Carlos la habíaninfectado le disgustaba. Por supuesto, solo podía mantener ese pensamiento pordentro.
Una vez terminado el evento, Debbie y sus amigos volvieron a launiversidad.Al poner un pie en la entrada fueron detenidos por Olivia, quien le pidió aDebbie que cumpliera su parte del trato.Tenía planeado como segunda opción encerrar a Curtis en su oficina. Sinembargo, Debbie recordó lo irrespetuoso que Carlos había sido con ella. 'Si porcasualidad me ve confesar mi amor por él, ¡probablemente se enojaría tanto!¡Oh, Dios mío, en realidad quiero ver cómo reaccionaría!', pensó para sí mismacon regocijo.
Al reflexionar por un momento sobre su decisión, Debbie lució una astutasonrisa y se dirigió con sus amigos a una de las arboledas ubicada en launiversidad.Por suerte, era fin de semana y había pocos estudiantes en el campus. Laarboleda estaba cubierta por el silencio. Debbie se volvió hacia sus amigos ehizo un gesto para que esperaran hasta que ella terminara. Luego se adentró en elbosque y encontró un viejo árbol. De pie frente al árbol, alzó la voz más alta quepudo y gritó: "Carlos Huo, te amo. Carlos Huo, te amo...".
El trato fue que ella lo dijera diez veces y eso era lo que hizo justamente.A la décima vez que ella gritó, hizo que las aves que estaban sobre el árbolsalieran volando.Realizando la tarea con facilidad, Debbie se dio unas palmaditas contra supecho para calmarse. Lo que no esperaba era que apareciera un hombre detrásdel árbol y cuando reconoció quién era él, se quedó pasmada.¡El hombre era nada menos que Curtis! "Oh, Dios mío...", Debbie se pusopálida. '¡Por qué el señor Lu está aquí!'. se preguntó a sí misma.
Frustrada,Debbie comenzó a sudar.'¡Santo cielo! ¡Esto es tan humillante! ¡Podría decirle a Carlos sobre esto!¡Tengo que salir corriendo como sea!'. Escondiendo su rostro en sus manos,Debbie giró y corrió a toda velocidad para alejarse de la arboleda."Jefa, ¿a dónde va?", preguntó Dixon confundido. "¿Algún oso la persigue?".Al acercarse a una parada, Debbie se detuvo al ver a Dixon, luego se giró ycon su vista se pusó a escanear el área. No encontró señales de Curtis. 'Supongoque no me reconoció', pensó la chica y suspiró aliviada. 'No me había vistomuchas veces, Creo que fue solo en la oficina del decano'.
Cuando Debbie se enteró sobre la relación que tenían Carlos y Curtis, sumente y sus pensamientos descendieron como una espiral. 'Pero, ¿qué pasa si esque logró reconocerme y le cuenta a Carlos sobre esto? ¡Esperen, soy la esposade Carlos y es perfectamente normal que una esposa hable de su amor por sumarido!'. Mientras reflexionaba sobre aquello, pudo sentirse más aliviada. Alpasar junto a Olivia, lucía una sonrisa satisfecha, absolutamente orgullosa de loque había hecho.Mirando de reojo la figura menguada de Debbie de esa manera, provocóconfusión dentro de la mente de la chica.'¿Por qué está tan contenta? ¿Acaso no sabe que el Sr. Huo odia a las mujeresque tratan de cortejarlo?'.
Esa confusión finalmente se transformó en molestia.'Sonríe todo lo que puedas, Debbie Nian, porque estarás en problemas, una vezque el señor Huo vea esto'.Sacando su teléfono, Olivia envió el video que había grabado a una persona.De vuelta en el dormitorio, Debbie tuvo una sensación extraña quepermaneció dentro de ella. Incapaz de precisar exactamente qué era, se sintiódesconcertada.Sin saber lo que pasaría, se puso a mirar el evento de maratón que habíapasado. De repente, como si alguien más se hubiera apoderado de su cuerpo, alinstante buscó la lista de participantes de la maratón.
Entonces, se dio cuenta dealgo...'¡El nombre de esa perra ni siquiera está en la lista!', gritó Debbie en silencio.'¡Ella había planeado todo esto! ¡Sabía que el ex medallista de plata participaríaen el juego, así que me tendió una trampa y me humilló a propósito!'.Buscando cualquier objeto que la ayudara a desahogar su ira, agarró unaalmohada y la golpeó contra la pared. '¡Será mejor que empieces a dormir con unojo abierto, Oliva Mu!', la chica maldijo internamente.Mientras tanto, en el Grupo ZL.
Una gran sala de conferencias había sido ocupada por completo. Era elúltimo evento de lanzamiento de los productos electrónicos y todos losreporteros tenían sus equipos configurados para capturar el evento en sutotalidad.Toda la población sabía que los productos del Grupo ZL siempre marcabantendencia.Los moderadores del evento llegaron a la sala de conferencias, conformadopor Carlos y un selecto grupo de altos ejecutivos.