Respira Conmigo

Debbie y Carlos Capítulo 36-40

Capítulo 36 Rebelde

 '¿Qué tengo que hacer para tranquilizarlo? Nunca me he tenido querebajarme y complacer a alguien en la universidad.Sin embargo, gasté un dineral en un regalo para él solo por hacerle feliz.¿Por qué sigue tan enojado conmigo? ¿Gasté todo ese dinero en vano? Meparece que su actitud hacia mí no ha cambiado nada. No puedo seguircomprando regalos para hacerle feliz. No puede ser', reflexionó Debbie.Carlos levantó una ceja y miró el tenedor que Debbie había arrojado a labandeja de frutas sin inmutarse. 'Por fin no aguanta más. Solo quiero que secomporte como una ciudadana decente en la sociedad. ¿Es mucho pedir?'."Ve a tu cuarto. ¡Estás castigada por una semana!". Carlos desvió su severamirada hacia ella.

 '¿Castigada por una semana? ¡Estás de broma!'. Debbie se quedó paralizadapor la sorpresa. Ella hubiera preferido una reprimenda o una buena paliza en vezde encerrarla en casa."¡Me opongo!". Caminó hacia Carlos, haciendo pucheros intencionalmente.¿Que se opone? Esa expresión era desconocida para Carlos. Nadie se habíaatrevido a desafiarlo antes.Sin dudarlo, lanzó una mirada fría a la chica delante de él y le dijo: "No halugar". Su tono sonaba aún más frío que la expresión en su rostro.Por un momento Debbie quiso rendirse. A juzgar por la expresión de surostro pensó que sería más fácil que el infierno se congelara antes de que él leretirara el castigo.'Relájate. Respira hondo. No tengas miedo Es solo un tipo, un ser humanocomo tú', se consoló, tratando de calmarse. 

Pero el hombre era tan intimidante y aterrador que le recordaba al mismísimodemonio."Carlos Huo, no quiero estar castigada por una semana. Me volveré loca",protestó Debbie."Si sigues actuando de esta manera, tus profesores son los que se volveránlocos", respondió rotundamente sin siquiera mirarla."Oye, viejo, ¿no crees que estás siendo demasiado estricto? ¿Y por qué teimporta tanto esto? ¿Por qué tienes que meter la nariz en todo?".Carlos podía sentir cómo la sangre le iba subiendo a la cabeza, mientras surostro se enrojecía de ira. Ya no era una niña. ¿Por qué se comportaba como sitodavía lo fuera? Sus días de adolescente rebelde habían pasado hacía muchotiempo, pero le parecía que aún estaba lejos de ser una adulta.

Debbie era lo suficientemente inteligente como para darse cuenta de queestaba enojado. "Si me castigas, trepo por la ventana y me voy corriendo",continuó.De repente, Carlos se puso de pie, y se acercó a ella de manera intimidante."Puedes intentarlo, si quieres desafiarme".Carlos terminó la discusión allí y luego salió de la villa.¿Desafiarlo? Eso no se atrevería. "¡Eh! ¿A dónde vas? Aún no hemosterminado", gritó Debbie. Ella intentó correr tras él, pero Philip la detuvo."Debbie, el señor Huo ha dejado claro que no se te permite salir de la casapor una semana". Philip miró a Debbie, quien estaba furiosa, y sintió pena porella. 'Chica tonta', pensó para sus adentros.Cuando el Bugatti Veyron salió de la villa a toda velocidad, Debbie lo mirócon dureza, como si con su mirada intentara prenderle fuego al auto. Al final,por no ponérselo más difícil a Philip, regresó a su cuarto.Solo habían pasado treinta minutos y ya estaba Debbie paseándoseinquietamente por su habitación. Cuando trataba de encontrar una manera deescabullirse usando una cuerda, escuchó ruidos extraños que provenían de laventana. 

Cuando miró afuera encontró a dos hombres en las escaleras instalando unaventana antirrobo en su habitación.Casi de inmediato, la cara de Debbie se puso roja de rabia.'¡Solo porque él es mi marido no significa que pueda restringir mi libertad deesta manera!Carlos, ¿por qué eres tan dominante? ¡Divorcio! ¡Quiero el divorcio! ¡Tengoque divorciarme de ti!'.No se podía negar el hecho de que ella había recibido apoyo financiero deCarlos. Incluso le había pedido a Jeremías que la ayudara a encontrar un trabajo,para poder devolverle el dinero lo más rápido posible.Cuando pensó en cómo la había apoyado Carlos y la había cuidado en losúltimos tres años, su ira y su resentimiento hacia él se disiparon gradualmente.Después del matrimonio Carlos no había hecho nada más que proporcionarlelo mejor en todo. Además, cuando su padre todavía estaba vivo, Carlos tambiénle había ayudado con asuntos importantes.Mientras que ella, por otra parte, no había hecho nada más que provocarlo, apesar de que él era su marido. En lugar de agradecerle por sus preocupaciones,ella había estado tratando de divorciarse de él. No le sorprendería si Carlosestuviera decepcionado con ella. 

Mirando a los trabajadores, decidió no seguir adelante con sus planes deescape.A las 10 p.m., cuando Carlos regresó del trabajo, no se detuvo a descansar nia acostarse. En cambio, fue a su estudio y continuó trabajando allí.Mientras revisaba meticulosamente algunos datos, escuchó un golpe en lapuerta. A estas hora de la noche solo podía ser ella. '¿Qué querrá?', se preguntó."Adelante". Con su permiso, Debbie entró cautelosamente con un vaso deleche en una bandeja.Avergonzada de mirar a Carlos a los ojos, Debbie mantuvo la cabeza bajaincluso después de haber colocado el vaso de leche en el escritorio."Sobre lo que pasó antes... Lo siento. Pensé que la leche te podría ayudar adormir mejor. Buenas noches", dijo la chica, aún con la cabeza baja, antes desalir corriendo del estudio.'¿Lo siento?', Carlos mantuvo una actitud escéptica, con los ojos yendo de lapuerta a la leche. '¿Es este otro de sus trucos?'.A partir de ese día, y por tres noches consecutivas, Debbie le llevó un vasode leche al estudio. 

A la cuarta noche, Carlos finalmente le dijo: "Mañana te llevaré a launiversidad". Debbie se sorprendió gratamente, y sus ojos se iluminaron dealegría. Carlos dejó escapar una pequeña sonrisa al verla tan feliz.A la mañana siguiente, tan pronto como la limusina negra se detuvo en lapuerta de la universidad, Debbie salió del coche como una ráfaga de viento ycorrió hacia la puerta.Sentado en el auto, Carlos la vio desaparecer en el horizonte con una sonrisaen su rostro.'Después de todo... sigue siendo linda'.En la clase multimedia de inglés, los estudiantes charlaban en grupos.Cuando Debbie entró, algunos de sus compañeros la rodearon y la bombardearoncon preguntas. "Debbie, no te hemos visto desde hace días. ¿Dónde has estado?¿Cómo es que no has venido a clases? ¿Pasó algo? Estábamos preocupados porti...". Sentada en su escritorio, Debbie observaba a sus amigas con una manoapoyada contra su barbilla. "Chicos, relájense. Ya se los dije en WeChat. Estabaocupada". 



#3460 en Novela romántica
#1287 en Otros
#64 en Aventura

En el texto hay: amor juvenil, amistad

Editado: 22.07.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.