Respira Conmigo

Capítulo 1

Capítulo Uno 

22 de marzo de 2020

Thomas Weinbaum

 

Mi cabeza dolía, mis piernas y manos también. Se puede decir que prácticamente todo mi cuerpo está hecho una mierda. La parte derecha de mi abdomen tiene un gran hematoma, y en mi cuello yacían marcas de dedos. 

Miraba mi cuerpo exuberante a través del espejo y dejo salir un quejido al momento de hacer presión en mi abdomen. Tomo una camisa y la coloco en mi delgado cuerpo, no tenía nada de ropa limpia. Se me ha olvidado llevarla a la lavandería y lo único que me queda es una camiseta negra con unas letras en su parte frontal. 

Paso mi mochila por encima de mi hombro y salgo de mi habitación sin antes agarrar la cajetilla de cigarros que estaban en la mesita al lado de mí cama. Bajo las escaleras de dos en dos para poder llegar a la sala donde se encontraba mi padre durmiendo en el sofa con colillas de cigarro tirados a su alrededor. El televisor estaba encendido y el lugar apestaba a alcohol. Apago el televisor y recojo los residuos que quedaron, tiro un poco de aerosol de vainilla y salgo de la casa para poder llegar al instituto. 

***

El camino al instituto fue rápido, siempre lo es cuando todo lo que te rodea te parece insignificante, no obstante, tenia que detenerme cada diez minutos para controlar mi respiración y no desmayarme en el camino. Antes de llegar al instituto he pasado por la cafetería de Lory para no empezar el dia de la peor manera, he comprado un café caliente y un panecillo de canela. Al llegar desvíe mi camino hasta las banquetas donde los atletas se encontraban entrenando para los juegos finales. Me senté en una de las banquetas dejando caer mi mochila en el pasto. 

Mis ojos carcomen las palabras del libro que sostengo sobre manos. El olor del café se adentra a mis fosas nasales, si me preguntan si existe algo que ame más que la marihuana; la respuesta es el café. 

Habían pasado tres horas desde que fume el último cigarrillo, la desesperación empezaba a gobernar mi cuerpo y pedía a gritos nicotina. Palpo mis bolsillos buscando el encendedor,  relamí mis labios colocando el cigarro entre estos. Doy una calada profunda y dejo que el humo invada mis pulmones, y mierda, es realmente satisfactorio e increíble los efectos que esto hace en mi cuerpo. 

—Hoy es martes—. Mencionan a un lado de mí. 

Dejo salir el humo y giro mi rostro confundido para observar de donde proviene la voz, analizo el lugar y mis ojos se estancan en la silueta de una chica sentada a un lado mío.  

—¿Que?—Cuestiono confundido. 

—Tu camiseta dice sábado. Hoy es martes. 

Llevo mi vista hasta la camiseta y me doy cuenta de su contenido, asiento y regreso mis ojos hasta la chica. 

—Tienes razón, no me había dado cuenta—. Comentó. 

—El 90% de las personas escogen sus prendas antes de vestirse, ¿Tu no?

—¡No!, tampoco me interesa. 

Doy nuevamente una calada y observo a los atletas. 

La chica tenía un olor peculiar, su perfume tenía esencia a vainilla, y es inevitable seguir sintiendo ese olor. El aroma de su perfume se mezclaba con la nicotina, creo que en este momento desearía no estar con un cigarrillo en la mano para poder disfrutar su olor. 

—Es prohibido fumar aquí— vuelve a hablar la chica —, Es un instituto, no puedes consumir eso frente a los estudiantes. 

—Los estudiantes no me importan. 

—Las reglas deberían de importarte. 

—¿No tienes nada que hacer?— pregunto un poco molesto, la presencia de la chica comenzaba a irritarme—, no lo se. Jugar con plastilina o tal vez estar en clase. 

—Me han dejado fuera de la clase—, Confesó —Tengo problemas con el maestro Colen. 

—Vaya, creí que era el único. 

—La mayoría del tiempo llegó tarde a sus clases—. Dice tímida. 

—La mayoría del tiempo me drogo en sus clases. 

Ambos dejamos salir una sonrisa y siento un pequeño dolor en el abdomen dejando salir un quejido. 

—¿Estas bien?—Cuestiona preocupada. 

Asiento y regresa su mirada al campus, inhalo el cigarro. Pasaron unos minutos en silencio, lo único que se podía escuchar era el silbato del entrenador. Acabe mi cigarrillo y lo tire para aplastarlo con el zapato, tomo mi mochila y me alejó del lugar. 

—¿A dónde vas?

—Literatura—. Exclamó alejándome. 

La chica toma su bolso y corre para poder alcanzarme. Su pasos eran rápidos, tal vez sea por que sus pies son pequeños comparados a los míos. 

—No me has dicho tu nombre—. Comentó. 

La observé por unos segundos y regale una sonrisa lobuna al ver lo graciosa que se miraba caminando a un lado mío. Era pequeña, tanto como mi armario. Sus ojos eran azules como el cielo y su piel blanca como algodón. Su cabello era rubio, parecía que se lo teñía por lo oscura que son sus raíces. 

—Thomas. 

—Muy bien, mi nombre es Jule. 

Jule. 

Un nombre poco común en la zona en la vivimos. Asiento y sigo caminando, me adentro a los pasillos los cuales estaban solos, el sonido de mis pies arrastrándose hacían eco por el lugar. Me detuve en frente a un casillero para poder tomar un poco de aire, mi corazón palpitaba rápidamente, giro mi rostro lentamente dándome cuenta que la rubia llamada Jule seguía parada junto a mí. 

—Demonios, ¿No tienes clase?—Me quejo sin aire. 

—¿Por que fumas? 

Lamí mis labios y acerqué mi cuerpo al de ella. 

—Por que puedo, deberías irte a clases. No quiero perder Literatura. 

—Eso es lo que hace que tu respiración se dificulte—. Comenta. Rodó los ojos vuelvo a caminar. 

—Eres muy entrometida, ¿Te lo habían dicho?

—Apestas a tabaco.

—Puedes irte si quieres. El pasillo es enorme—. Exclamó irónico. 

—¿Tienes hermanos?

Dejo salir un suspiro e inhalo con fuerza. 




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