Resplandor entre Tinieblas

Capítulo 98. Un trato

Resplandor entre Tinieblas

Por
WingzemonX

Capítulo 98.
Un trato

A la mañana siguiente de la desastrosa fiesta, y luego de una no muy cómoda noche de sueño, Charlie, Abra y Kali volvieron a su posición de observadoras desde el interior de una de sus camionetas, estacionada frente al edificio ocupado por Damien Thorn. Pero ese día se sentía algo diferente para Charlie, pues lo ocurrido la noche anterior no había sido en vano para ella. Había visto de frente a su objetivo, y estado de pie sólo a unos centímetros de él. El que ya no fuera sólo una fotografía y un nombre, no había menguado su convicción; por el contrario, la había hecho decidirse aún por lo que tenía que hacer en cuanto lo tuviera de nuevo de frente.

Si acaso algo le provocaba cierta incertidumbre, eran esas tres niñas con las que estaba esa noche. ¿Qué hacía con ellas? ¿Estaban acaso quedándose con él en ese pent-house en ese momento? Y si era así, ¿por qué?, ¿quiénes eran? Charlie no quería sacar ninguna conclusión, pero definitivamente aquello le daba mala espina. Y por ello deseaba terminar con todo ese asunto lo más pronto posible.

Esa mañana, mientras Abra y Kali estacionaban la camioneta al frente, Charlie se bajó un par de cuadras antes y se encaminó entre las calles laterales hacia espaldas del edificio, donde había una calle angosta, y justo del otro lado un estacionamiento de tres pisos perteneciente a un hospital ubicado una cuadra más al fondo. Charlie ingresó al estacionamiento como si fuera otra peatona más que iba a recoger su coche, y se colocó en el segundo nivel, ocultándose detrás de la barda que daba hacia la calle angosta entre el estacionamiento y el edificio. Desde ese punto tenía una vista perfecta de lo que deseaba ver: la entrada privada de servicio, mucho menos a la vista que la principal en la fachada.

Según los planos que Kali había conseguido, por ahí se podía acceder también al estacionamiento para los residentes más exclusivo. Además que también había un ascensor privado  que llevaba directo al pent-house. Si no eran capaces de atacar a Thorn fuera del edificio, Charlie estaba convencida de que esa sería su mejor vía para llegar a él sin llamar demasiado la atención.

Desde su posición, Charlie sacó su cámara con lente de alta resolución para sacar algunas fotos de dicha entrada, y sobre todo de la caseta de vigilancia. Lo más seguro era que cualquiera que quisiera ingresar, y no tuviera una tarjeta de residente, tendría que primero identificarse con el guardia de seguridad, que posiblemente cotejaba su nombre en una lista. Algo que Charlie no deseaba era tener que recurrir a la violencia para pasar ese primer obstáculo, pues el guardia en cuestión (que en ese momento según lo que veía por su lente era una mujer robusta de piel morena y cabello oscuro) no tenía nada que ver con su asunto. Por suerte Kali tenía ciertos trucos que le podía ayudar a pasar sin ser vista, así que eso era fácil de sortear.

Pero el problema principal sería justo después de cruzar esa entrada, pues según la investigación de su compañera, para activar los ascensores sería necesario usar una tarjeta electrónica que sólo el residente poseía. Sin ella, subir por el elevador al pent-house se volvía algo bastante complicado, pero no imposible; sólo debían descubrir la forma correcta de hacerlo.

Charlie estuvo vigilando la entrada atentamente, esperando ver a algún visitante entrar por ella. Esto principalmente para observar de primera mano el proceso con el cual se identificaban e ingresaban al edificio, en especial si no eran residentes. Sin embargo, no llevaba ni quince minutos observando la entrada cuando una cara conocida salió por ésta, y se dirigió tranquilamente a la caseta.

—¿Es enserio? —Murmuró sorprendida para sí misma.

Lo enfocó entonces con el zoom avanzado de su cámara, para así poder captar con más detalle su rostro y verificar que era quién ella pensaba. Y en efecto, sí lo era.

—Vaya, si es mi nuevo amigo ranger —susurró despacio, divertida un poco por la curiosa coincidencia, aunque no era tanta en realidad considerando la situación.

Aquel individuo era ni más ni menos que Kurt, el mismo guardaespaldas de la noche anterior que había llevado a Thorn a aquella fiesta, y con quién había tenido una agradable conversación; aunque claro, él había creído que hablaba con una simple e ingenua bibliotecaria de Malibú.

Kurt el ex ranger avanzó hacia la caseta, y se paró justo a un lado de la ventanilla de la guardia. Habló con ella un par de minutos, siempre siendo observado por el lente vigilante de Charlie. Luego de un tiempo, la guardia salió de su puesto, cerró la puerta de la caseta con llave, y caminó hacia el interior del edificio, perdiéndose por completo de la vista de la vigilante escondida. Kurt se quedó de pie afuera, con su espalda recargada contra la pared a un lado de la entrada de vehículos, y encendió un cigarrillo. Y ahí se quedó, fumando tranquilamente, y revisando de vez en cuando su teléfono, casi como una copia exacta de lo que hacía la noche anterior afuera de aquella casa.

¿El chico no los dejaba fumar aunque fuera en la terraza y los obligaba a bajar hasta ahí? Charlie no creía que fuera el caso. Dudaba que le hubiera pedido a la guardia que se fuera sólo por eso. Y conforme más pasó el tiempo y Kurt permanecía ahí, le pareció que más bien estaba aguardando algo, o a alguien. Y si se había tomado la molestia de que no hubiera nadie más presente, debía tratarse de un asunto muy privado.




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