Luego de escapar de Deimos y sus piratas, y habiendo ya establecido un punto de encuentro en el espacio, donde se realizaría la entrega de la carga rescatada al contratista, el Cisne Negro avanzaba para completar su ahora sombría misión.
—¡No estoy de acuerdo para nada! ¡¿Cómo podemos ser parte de esto?! —dijo Nova alzando la voz y dando un fuerte puñetazo en una mesa del comedor de la nave—. Vamos a entregar a una niña de diez años para que la maten.
—Aquí tengo las especificaciones de los procedimientos médicos a los que será sometida...: se utilizarán, al principio, sus células sanguíneas, luego las de sus órganos secundarios y finalmente las de los principales, todas serán modificadas genéticamente para ser inoculadas a recién nacidos, esa generación de bebés heredará el patrón de cromosomas a su descendencia y así se perpetuará.
Salvará a miles de inmediato... millones en el futuro —le aclaró Spica.
—¡¡La destazarán de una manera delicada, por así decirlo!! ¡¿Es lo que debo entender?!
—Ya cálmate, Nova... Nosotros solo intervenimos en esto de una manera circunstancial, no es un asunto que nos competa —le dijo Rigel.
En ese instante la computadora los alertó del acercamiento de una nave y los tres fueron al puente:
—Se trata de un transporte de tipo interestelar; nos saludan, estoy verificando sus credenciales...
Es el contratista —dijo Spica—. Solicitan permiso para desplegar una manga de transbordo.
—¡Bien! El verdugo ha llegado finalmente, ahora le entregaremos a su víctima —comentó con un airado sarcasmo Nova.
—Adelante, Spica, diles que procedan —indicó Rigel consternado.
Poco después la nave se acoplaba al Cisne Negro para llevarse la cápsula de estasis, donde la niña permanecía dormida en hipersueño.
En cuanto la escotilla se abrió unos hombres con aspecto de científicos y médicos aparecieron:
—Soy el comandante...
—¡No me interesa saber su nombre!, para mí no es más que un miserable asesino de niños —lo interrumpió Nova de manera agresiva.
—¡¡Nova!!, ¡compórtate!, por favor —la reprendió Rigel y se hizo un impasse.
—No, no... déjela expresarse, capitán; ya veo que está al tanto del dilema moral que este proyecto implica.
—¿Dilema moral?, curioso eufemismo —le enfatizó ella.
—Llegar a esta decisión no fue fácil ni para mí ni para ninguno de los habitantes de Gea, señorita. Hubo muchos y muy enconados debates antes de arribar a esta drástica decisión. Fueron meses en los que nuestros mejores doctores lo intentaron todo mientras nuestra sociedad discutía de manera desesperada; meses durante los cuales vimos a nuestros hijos morir sin poder ayudarlos.
Cuando decidimos hacer esto le pusimos el nombre clave de Resplandor Oscuro con el objeto de que quedara así asentado en la historia y todos recordaran por siempre que para obtener esta luz de esperanza había sido necesario tomar una cruenta decisión.
Todas las familias de Gea donaron un hijo no nato, sabiendo que probablemente lo enviaban directamente a su muerte.
Cada feto fue identificado con unas siglas y se eliminó su registro de procedencia para que así nadie supiera a que familia pertenecerían los que se salvaran... de ese modo todos podrían abrigar la ilusión de que su hijo se encontraba entre los que sobreviviesen. Mi esposa y yo donamos un embrión femenino con la esperanza de que se encontrara dentro de ese grupo. Esta niña, hasta donde yo sé, podría ser mi hija...
Sé perfectamente que ella ha sobrevivido a algo terrible, una auténtica masacre de la ciencia, con una pérdida de vidas comparable a una guerra; y ahora me la llevaré para someterla a un procedimiento que seguramente la terminará matando.
Las peores proyecciones nos arrojaban un índice de muerte máximo cercano al 30 %. Jamás pensamos, ni en nuestras peores pesadillas, que apenas sobreviviría un solo embrión.
Teníamos la idea de dividir la carga de la donación del material genético entre todos los niños que se salvaran.
De haberse recuperado al menos el 70 % de los fetos donados, no hubiera habido riesgo alguno para ninguno de ellos; sin embargo, al tener un solo organismo como única fuente... las posibilidades que estimamos de sobrevivir para esta niña a la donación genética celular es de apenas un 3 %, y ese es el cálculo más optimista.
Soy doctor, médico pediatra, específicamente... Usted no sabe, no tiene idea, ni se imagina siquiera como me siento por dentro en este momento, y he estado así durante cada día de mi vida desde que este proyecto comenzó, es un tortuoso dolor que no puedo describir.
Lo único que me impulsa a esta altura son los números de los niños que mueren por esta enfermedad a diario en la colonia, los consulto todos los días, solo así logro hacerme de las fuerzas necesarias para continuar adelante con todo esto —concluyó con su voz quebrada por la gran emoción que lo embargaba.
Nova no le dijo nada, su respuesta estaba implícita en su expresión, que había cambiado de un gran odio a una profunda pena...
La cápsula de estasis, con la niña dentro, fue finalmente transferida a la nave interestelar, la cual, luego de desacoplarse, partió con rumbo hacia Alfa Centaury, el Cisne Negro se encaminó hacia el sistema solar, su tripulación necesitaba descansar y tratar de olvidar los detalles de esta misión.
FIN