Habían pasado exactamente un mes desde aquella salida con Ayrton y Susan, y 5 meses desde el día en que John decidió abandonarme.
No negaré que fueron meses difíciles pero tampoco podía estancarme y quedarme encerrada y envuelta en la miseria, como Susan tantas veces había mencionado.
Dolia, pero podría con ello y estoy segura que con el tiempo superaria todo esto..o al menos eso me decían constantemente.
Con Ayrton no he vuelto hablar desde aquella noche, él no ha aparecido por el apartamento y tampoco quise preguntar para no dar lugar a malos entendidos.
Quise evitar pensar en sus últimas palabras, no quería mal interpretar las cosas, quizás solo estaba siendo amable y lo dijo de buena forma; pero una vocecita en mi cabeza me repetía constantemente que si era lo que yo creía.
Esa noche llegué a casa más temprano de lo normal, dos de las clientas cancelaron la cita, por lo que apenas me informaron decidí volver a casa pronto.
Al entrar escuche risas provenientes de la cocina y mientras me acercaba reconocí la voz de Ayrton, me congele, no esperaba
que estuviera en la casa.
Cuando volteé para ir directo a mi recamara escucho que Susan me llama
- Gina? No escuché que entrarás- menciona mientras me adentraba a la cocina- bueno, no importa Ayrton trajo pizza para la cena, no es mi hermano la cosita más bonita del planeta?- decía mientras apretaba las mejillas de Ayrton.
-Lo dices solo porque traje pizza- respondió mientras alejaba las manos de su hermana de su mejilla - Por cierto hola Gina, mi hermana me había dicho que hoy llegabas más tarde- mencionó mientras me dedicaba una sonrisa.
-Se suponía que así sería, pero dos de las clientas no pudieron asistir, por lo tanto decidí venir a casa- contesté tratando de calmar los nervios que me causaba su presencia.
Él solo sonrió y prosiguió comiendo su pedazo de pizza.
Minutos después me tranquilice, Ayrton no actuaba de forma extraña o trató de decir algo relevante a lo que mencionó la otra noche, más bien se comportó de la misma forma en la que siempre lo hacía, y eso me relajó.
Un rato después recibió una llamada y nos informó que tenía que marcharse.
Luego de ayudar a Susan a ordenar la cocina, me despedí de ella y fui prácticamente a tirarme en la cama, apenas deposite mi cabeza en la almohada, me quedé dormida.
Los días siguientes pasaron literalmente volando, entre el trabajo y las noches en las que Susan me obligaba a salir, y digo obligaba porque literalmente me apuntaba con el zapato y me advertía de que si no iba con ella, en menos de dos segundos tendría un moretón en la cara, y conociendo como conozco a mi amiga, estaba segura que cumpliría su amenaza y en lugar de tener un moretón en la cara tendría una hemorragia interna a causa del golpe, porque así era ella extremista.
Una vez que estuviésemos ubicadas en unas de las mesas del bar, me abrazaba y decía- sabes que sería incapaz de hacerte daño-. Yo solo me limitaba a asentir, no estando muy segura de sus palabras.
Y no lo digo porque ella sea agresiva o ande por la vida amenazando a todo el mundo con golpearlo en la cabeza si no hacían lo que quería, sino que una de las cualidades que la definían era que era muy perseverante, si estaba decidida a obtener algo, hacia hasta lo imposible por lograrlo.
Y podría asegurar que con esa cara de niña buena, eso ojos de chocolate y ese cabello color fuego, no hay persona en el mundo que no cayera ante sus encantos, así sea hombre o mujer.
Quizás por eso congeniabamos tan bien, ella era todo lo contrario a mi, mientras yo deseaba quedarme encerrada leyendo un libro, viendo televisión o simplemente hacer cualquier actividad que implique quedarme en casa, ella amaba salir de fiestas, de compras, ir al cine, cualquier actividad que se relacione con salir del apartamento, ella era todo oídos y presencia.
Muchas veces deseé ser como ella, tener esa seguridad, esas ganas y energías que ella le ponía a todo lo que hacía, pero yo no podía, me desesperaba muchas veces estar en presencia de mucha gente, y no porque tuviera algún tipo de problema psicológico, más bien era por las miradas, cuando entraba a un lugar con gran cantidad de gente me sentía observada y juzgada, es como si supieran de donde vengo y todo lo que había echo, al menos eso es lo que respondo a Susan cuando evito acudir a eventos con mucha gente y es lo que me repito cada dia para no asumir las verdaderas razones, porque en realidad mi miedo radicaba en que Norbert apareciera de entre la multitud y me obligue a volver a aquel orfanato abandonado, explotandome y abusando de mi tanto mental, física y sexualmente; porque sí, ese hombre se aprovechó de que estuviera indefensa arrebatandome hasta el último atisbo de inocencia.
Por eso muchas veces me eché la culpa de que John me abandonara, creía que él se habría dado cuenta que no podría ser capaz de lidiar con el desastre que representaba, no quiso cargar sobre su espalda el peso de unir los retazos de mi corazón roto, por eso en ocasiones no lo juzgaba, me sentía culpable de ser la causante de que tomara esa decisión, aunque quizás aquello no fuera mi culpa.
Esa noche, cuando el mesero nos traía las bebidas, siento que alguien me toca el hombro y al voltaer choco con esos ojos de chocolate que más de una vez habían irrumpido en mis sueños.
- Buenas noches futura esposa...