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A finales del 85, el Sr. Ricardo había emprendido un viaje de trabajo hacia la capital. Allí, donde generalmente se llevaba acabo los trámites de los pedidos más importantes a nivel internacional, la presencia del jefe y dueño de tan importante y catalogada empresa de café y derivados "la conchita roja". Era de gran importancia. Pues allí el Sr. Ricardo estaba al frente, siempre.
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Cuando llegó la navidad y también el año nuevo, su familia colocó su cena sobre la mesa como si aquellos día estuviera junto a ellos, una vez más estuvieron acompañados de su ausencia. Los abrazos, lagrimas y felicidad eran ajenas para el, ni en aquellas fechas tan memorables estaba ahí, por esa razón se perdía de aquellos sentimientos que hacen estremecer el cuerpo de alegría, euforia y amor. 
Aquella noche, cada uno de ellos se encontraron completamente solos... con secretos, pasiones y olvidos que al paso del tiempo se convertirían en sus peores tragedias. Las presentían, como un martillo dando fuertes golpes en la conciencia, debían tratar de sobrellevarlas y sobrevivir. Siempre... Hasta el final, promesa de familia.